El miedo nunca es inocente. Por eso Trump lo esgrime constantemente y se presenta como el salvador del pueblo norteamericano frente a supuestas hordas de inmigrantes salvajes, que incluso comen gatos[i], como lo afirmó mendazmente en su debate con la candidata demócrata, Kamala Harris. Un miedo completamente infundado, pues Estados Unidos es un crisol de inmigrantes venidos de Europa y de todos los rincones del mundo a quienes debe, en gran parte, su grandeza por sus virtudes creadoras y su trabajo incansable, pero también su mayor desgracia por contribuir con el delirio de grandeza del “sueño americano” y su mitomanía de gendarme planetario de la libertad y la democracia. Trump, precisamente, encarna esa mitomanía depravada y esa megalomanía depredadora, expresada en guerras de ocupación y genocidios en nombre de la “democracia y la libertad” durante la larga noche de la guerra fría, que hoy añoran todos sus seguidores y quisieran prolongar indefinidamente. En efecto, sus dos principales consignas políticas: “America First” and “Make America Great Again”[ii], son una patética invocación del colapso de ese “glorioso” pasado imperial, en ocaso irreversible desde su derrota en Vietnam. Pero ellas también expresan el más nefasto legado político del siglo XX: el nacionalismo imperial agresivo y la xenofobia asesina de la supremacía racista, enseñas criminales del nacionalsocialismo de Hitler y su delirante Tercer Reich. No es mera coincidencia que en el himno nacional alemán[iii] se encuentre en su primera estrofa, “Deutschland über alles” (Alemania por encima de todo), entonada con euforia por los nacionalsocialistas y que Hitler proclamará la raza aria como superior, destinada a dominar el mundo durante el Tercer Reich[iv]. Trump, descendiente de inmigrantes alemanes, es el eco de las anteriores delirantes metas nacionalsocialistas, pero ahora en clave carnavalesca y Hollywoodense, con sus dos consignas nacionalistas y racistas. Con ellas pretende llegar por segunda vez a la presidencia, desde la cual emprendería una sistemática persecución contra inmigrantes para perpetuar la grandeza de ese imperio decadente y degradante, “bañado en sangre”, como bien lo describe en forma lúcida e implacable Paul Auster en su ensayo “Un país bañado en sangre”[v], publicado el año pasado. Allí encontramos, ilustrada con desoladoras fotografías de Spencer Ostrander los lugares desiertos de vida donde fueron masacrados miles de civiles indefensos, la faceta más devastadora y criminal de las ínfulas de muchos supremacistas blancos norteamericanos y su adicción mortal a las armas de fuego. Por ello, es imprescindible citar sus apartes más significativos, como el siguiente, referido a la polémica entre los partidarios de la compra y porte de armas de fuego y sus opositores:
“El punto muerto es amargo y feroz en su animosidad mutua, tanto que en los últimos años ambos bandos se han alejado mucho de lo que parece una simple oposición a la postura del otro: cada uno habla en un lenguaje diferente. Mientras, millón y medio de norteamericanos han perdido la vida a balazos desde 1968: más muertes que la suma total de todas las muertes sufridas en guerra por este país desde que se disparó el primer tiro de la revolución norteamericana” (p. 170).
Pero uno de los pasajes más conmovedores y tétricos, es aquel en el que revela un poema titulado “Vamos a la Iglesia a disparar”, cuyo final dice: “Ojalá tuviéramos tanques y mísiles/ Vamos a disparar mientras dure el tiroteo/ Tan poco tiempo para tanto que matar/ Vamos a disparar a la pequeña y calma brisa que sopla en nuestros corazones hasta dejarla bien muerta”. Y a continuación Paul Auster anota: “En los últimos años, los asesinos de masas también han invadido los lugares de culto y, aparte de una sola excepción, todos esos ataques los han perpetrado lobos solitarios, fanáticos supremacistas blancos que pretendían purificar el país de la contaminación de otros de piel oscura que no eran cristianos, sino sobre todo musulmanes y judíos” (p.127). Una “purificación” perpetrada con armas de asalto cuya fabricación y comercio promueve la poderosa Asociación Nacional del Rifle, NRA[vi] por sus siglas en inglés, que Donald Trump respaldó y defendió con vehemencia durante su mandato presidencial con la siguiente tesis: “una población armada no sería víctima de atentados”, y se refirió explícitamente al ataque ocurrido en el teatro Bataclan, en París, en noviembre de 2015: “Si un empleado (del teatro) o un espectador tuviese un arma, o cualquiera de los presentes en esta audiencia estuviese allí, habría apuntado el arma en la dirección opuesta, y los terroristas habrían huido (…) habría sido otra historia”[vii]. Tesis completamente refutada por las estadísticas de matanzas de civiles, pues: “Los norteamericanos tienen veinticinco veces más posibilidades de recibir un balazo que los ciudadanos de otros países ricos, supuestamente avanzados, y, con menos de la mitad de la población de esas dos decenas de países juntos, el ochenta y dos por ciento de las muertes por arma de fuego, ocurren aquí. (…) ¿Por qué es tan diferente Estados Unidos y qué nos convierte en el país más violento del mundo occidental?” Paul Auster responde así en la obra citada: “El miedo se apodera de nosotros y eso es un veneno que corrompe nuestra facultad de pensar, y cuando ya no podemos pensar nuestras decisiones se entregan a las fuerzas de la emoción torpe y ciega”. Respuesta que complementó en una entrevista concedida a EL PAÍS de España el 27 de octubre de 2020[viii]: “Todo en la historia de Estados Unidos vuelve siempre al racismo, es el defecto mortal de este país. La esclavitud era legal desde el momento en que empezaron las colonias…Hasta que podamos confrontarlo, nuestro país no se podrá curar. En Alemania hay museos del Holocausto, no hay banderas nazis. En Estados Unidos hay banderas confederadas, y para mí no es diferente a una esvástica. Representa lo mismo”. Las banderas confederadas fueron apropiadas posteriormente por el Ku klus klan[ix], máxima expresión de los supremacistas blancos. De allí que Paul Auster agregue: “Por si alguien piensa que estoy exagerando al establecer esa relación, obsérvese que las políticas de Hitler sobre la raza tuvieron su inspiración directa en las leyes segregacionistas norteamericanas y en el movimiento norteamericano a favor de la eugenesia” (p.167). Por todo lo anterior, Auster en la mencionada entrevista, al preguntársele por qué Trump en sus campañas obtenía tanto apoyo de los norteamericanos, respondió: “Porque les hace sentirse bien sobre sí mismos, y los demócratas les hacen sentirse mal sobre sí mismos. Es una manera cruda de verlo, pero es comprensible. Por eso le votan. Igual que Hitler les hizo a algunos alemanes sentirse bien sobre ellos mismos. Es una hostilidad furiosa y resentida hacia una sociedad cambiante. América es un país de inmigrantes, de gente de todos los orígenes, colores de piel, religiones, culturas. Muchos celebramos esa diversidad, pero otros no”.
“La Bella Vs la Bestia“
Por eso es tan significativo históricamente el desafío que encarna Kamala Harris, más allá de la contienda electoral, pues se trata de una mujer de ascendencia negra que confronta los rasgos más grotescos y antidemocráticos de Trump: su racismo xenofóbico, su misoginia y depravado machismo, confirmado con la condena por el delito de abuso sexual de la columnista E Jean Carroll[x]; su codicia depredadora expresada en el estímulo ilimitado de la industria petrolera; su desprecio e irresponsable ignorancia frente a la crisis climática y la promoción del complejo industrial militar para incentivar sus ventas a Israel y respaldar incondicionalmente el genocidio contra la población palestina y la devastación de Gaza y Cisjordania. En noviembre sabremos si triunfa la bella Kamala Harris o gana la bestia de Donald Trump. Un resultado que no solo definirá la suerte de Estados Unidos como nación multiétnica y democracia en peligro de extinción o renovación, bajo el liderazgo de Kamala Harris, primera mujer negra que llegaría a la presidencia norteamericana con el desafío de superar ese terrible legado histórico de injusticia y violencia racial hasta hoy presente. O, por el contrario, se impondrá nuevamente la supremacía de los prejuicios raciales y los intereses de los mercaderes de la muerte de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y del complejo industrial militar, como sepultureros de esa democracia agónica y de un imperio decadente en manos de un mitómano depravado y un megalómano depredador, que conduciría a Estados Unidos a su declive definitivo en el concierto internacional, como lo hace hoy su mejor amigo Netanyahu con Israel quien ha logrado mancillar el sufrimiento y la admiración que millones de personas sentía por el pueblo judío, víctima del nazismo, ahora convertido en victimario del pueblo palestino.
[i] https://www.msn.com/es-es/noticias/videos/los-inmigrantes-comen-gatos-aqu%C3%AD-el-v%C3%ADdeo-donde-naci%C3%B3-la-fake-news-de-trump/ar-AA1qrZOH
[ii] https://elpais.com/cultura/2016/11/22/actualidad/1479844381_053085.html
[iii] https://es.wikipedia.org/wiki/Deutschlandlied
[iv] https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/third-reich
[v]https://co.search.yahoo.com/search?fr=mcafee&type=E210CO1490G0&p=paul+auster+un+pa%C3%ADs+ba%C3%B1ado+en+sangre+audiolibro
[vi] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-61560239
[vii] https://www.elespectador.com/mundo/america/que-es-la-asociacion-nacional-del-rifle-y-por-que-trump-esta-cercano-a-ella-article-754141/
[viii] https://elpais.com/internacional/elecciones-usa/2020-10-28/paul-auster-todo-en-la-historia-de-estados-unidos-vuelve-siempre-al-racismo-es-el-defecto-mortal-de-este-pais.html
[ix] https://es.wikipedia.org/wiki/Ku_Klux_Klan
[x] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-65540220
Hernando Llano Ángel
Abogado, Universidad Santiago de Cali. Magister en Estudios Políticos, Pontificia Universidad Javeriana Bogotá. PhD Ciencia Política, Universidad Complutense Madrid. Socio Fundación Foro Nacional por Colombia, Capítulo Suroccidente. Miembro de LA PAZ QUERIDA, capítulo Cali.