EL ELN ANOTA AUTOGOL Y ESTÁ FUERA DE LUGAR
Hernando Llano Ángel
El ELN al secuestrar a Luis Manuel García no solo cometió una grave infracción al DIH. Incurrió en algo mucho más grave que, seguro el “Mane Diaz” con su sabiduría futbolística, les explicó: se anotaron un nefasto autogol que los tiene al borde de la eliminación del juego político. Sobre todo, si el equipo rojo y negro del ELN persiste en semejante práctica criminal, como lo anunció su capitán, el comandante Antonio García. Y lo hizo con altanería y en forma desafiante, anunciando que no aceptará chantaje alguno del gobierno, pues la proscripción del secuestro no figura en la mesa de conversaciones: “El ELN no aceptará imposiciones ni chantajes. Que no se hagan ilusiones. El ELN respetará lo acordado”, dijo el líder guerrillero haciendo énfasis en que el cese al fuego pactado no incluía la culminación de secuestros por parte del grupo guerrillero”. Una práctica a la que recurre periódicamente, pues las autoridades le atribuyen al menos 30 en los últimos meses. Así las cosas, sus siglas nada tienen que ver con liberación nacional, sino más bien con todo lo contrario. Debería, entonces, llamarse Ejército Liberticida Nacional. Porque más allá del pragmatismo cínico de llamar retención al secuestro, lo que parece ignorar el ELN, sus comandantes y miembros, es que la política comienza con la libertad, pues sin ella nada de lo que se acuerde en la mesa tendrá legitimidad, reconocimiento y aceptación social. El secuestro mata a la política de la Paz Total.
La política es libertad
Donde no hay libertad de movimiento, ni de expresión y mucho menos de organización no hay campo para la existencia de la política, pues allí predomina la tiranía, la opresión y la humillación. Nada hay más contrarrevolucionario que la privación arbitraria de la libertad, a la que suele seguir el asesinato, la desaparición o la ejecución, tipo “falsos positivos”, que es lo propio de todo autoritarismo, sea éste de izquierda, centro o derecha. Por eso, lo primero que debe hacer el ELN, si en verdad es una organización política rebelde, es liberar inmediatamente a todas las personas que tiene secuestradas. Si no lo hace, continuará en fuera de lugar y no podrá aspirar a jugar algún día con posibilidades de ganar en el campo de la política, pues niega de entrada sus principios y reglas básicas: la libertad, la vida y la participación espontánea de la ciudadanía, no tutelada o coartada por las armas, como está acostumbrado a hacerlo. Participar en política con las armas, extorsionando y secuestrando civiles es como jugar un partido de fútbol después de haber lesionado e inmovilizado impunemente a todos los jugadores del equipo contrario. Eso sucedería si el gobierno y sus delegados aceptan seguir conversando con el ELN en México, donde tendrá lugar la quinta ronda, sin exigirle a esta organización que repudie públicamente el secuestro y deje en libertad a todos los rehenes que tiene en su poder. Ese es el primer paso que debe dar el ELN para transitar hacia la política. Mientras más se demore en hacerlo, mayor será su desprestigio y deslegitimación ante la sociedad colombiana. Debería aprender de la experiencia de las FARC-EP que, convertidas en movimiento político, no ha podido superar el umbral de 50.000 votos en todo el territorio nacional por el repudió que generó, entre otros crímenes, la práctica generalizada del secuestro. Según el informe de la Comisión de la Verdad las FARC-EP secuestraron 20.223 personas, 40 % y el ELN el 19 %, 9.538, de “las 50.770 víctimas de secuestro y toma de rehenes en el marco del conflicto armado entre 1990 y 2018”. Pero todo parece indicar que el ELN quiere superar a las Farc-Ep si no repudia y renuncia a esa práctica totalmente antipolítica y criminal, condenada por toda la sociedad nacional y la comunidad internacional. Si no lo hace, continuará con el estigma de organización terrorista y no podrá entrar en el juego de la política, siendo expulsado de la cancha, pues como en el fútbol, la política no tolera la violencia contra el adversario y mucho menos su “retención” arbitraria e injusta. Sin juego limpio no hay chance para la política, solo para la violencia y la guerra, que por lo general termina sacrificando a los espectadores que somos los civiles en medio del fuego cruzado. Basta mirar la barbarie que está cometiendo el ejército israelí en Gaza contra la población civil palestina, presionando la liberación de cerca de 240 secuestrados por Hamás y vengar la muerte atroz y aleve de cerca de 1.200 personas sacrificadas terroríficamente por Hamás el pasado 7 de octubre, según las últimas cifras del propio Estado Israelí, que inicialmente las había estimado en 1.400. Aunque todo parece indicar que la pretensión última de Netanyahu es dejar a los palestinos sin “cancha” en donde vivir, erigiéndose en una fuerza de ocupación permanente en Gaza para garantizar la seguridad de Israel. Exactamente lo mismo que pretende Putin en Ucrania, solo que no cuenta con el respaldo de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea para hacerlo, como sí la tiene Netanyahu en forma incondicional hasta ahora. Contrastes del actual orden criminal internacional, donde la política ha sido secuestrada y arrasada por la violencia, la guerra y el genocidio, según los diversos intereses geopolíticos de las potencias en pugna.
Fuera de lugar en la política
Si en verdad el ELN aspira en el futuro a contar con el respaldo de la ciudadanía en sus regiones y las invita a su participación y acompañamiento en el proceso actual, ya que su interés central no es tener curules en el Congreso sino poder en las regiones, entonces tiene que empezar por respetar a la población civil, a sus líderes populares y dejar la práctica infame del secuestro, los paros armados, como el del Alto Baudó y los confinamientos de la población rural. Además, tendrá que asumir su responsabilidad por hechos atroces como la explosión del oleoducto en Machuca; los secuestros de cientos de civiles en la iglesia La María en Cali y en el kilómetro 18 de la vía a Buenaventura y sus víctimas mortales, en lugar de eludirla con sofismas como que ellos también son víctimas de la exclusión social y de la violencia oficial por lo cual no tienen nada de que excusarse y menos reparar. Por último, el ELN debe abandonar esa relación simbiótica que sostiene con rentas ilegales procedentes del narcotráfico y la minería, que va corroyendo y desdibujando cada día más su identidad como grupo rebelde y lo va convirtiendo en un actor mutante, donde algunos de sus frentes, como sucede en el Chocó, Cauca y Catatumbo están más cerca de la codicia criminal que de la rebeldía. De persistir en dichas prácticas, entonces será el mayor responsable de la transformación de la Paz Total en Paz Letal y no le dejará al gobierno de la vida otra opción que convertirse en el gobierno de la guerra y la muerte. Entonces el ELN quedará por fuera de la política y la historia, dejando un legado de sangre y sufrimiento irreparable en el pueblo que pretendía liberar.
¿De la Paz Total a la Paz Territorial?
En la misma encrucijada se encuentra el llamado Estado Mayor Central, pues está mucho más involucrado en el entramado de las economías ilegales y la manipulación de la población campesina, utilizándola como alfil contra la Fuerza Pública en el corregimiento El Plateado, en Argelia, Cauca. Seguramente por todo lo anterior el presidente Petro, en un extenso mensaje en su cuenta X, ya no menciona la Paz total sino la Paz Territorial y escribió a propósito del pulso en el Plateado entre la Fuerza Pública y el EMC: “En la fase actual de la violencia, el proceso de paz debe comenzar por un acuerdo de sustitución de economías ilícitas por lícitas con ayuda del Estado. Significa esto que la paz se convierte en una política territorial. La paz lleva a un territorio donde prime el Estado Social de Derecho, la economía sea lícita y las ciudadanías tengan el gobierno real y sean sujetos de derechos fundamentales. El EMC ha resuelto no asistir a la mesa de negociación sin romper la tregua. Eso no es posible. El cese al fuego solo es posible si avanza la negociación en sustitución de la economía ilícita y el fin de hostilidades a la población civil”. Es de esperar que este giro de la ampulosa y retórica Paz Total a la realista Paz Territorial, en verdad tenga un polo a tierra y arraigue en las regiones que son disputadas violentamente por ese enjambre de organizaciones ilegales que se enfrentan, sacrifican y confinan a miles de campesinos, indígenas y comunidades negras. Quizá ello permita la creación de un entorno favorable para la sustitución de cultivos de uso ilícito en donde participen los miembros de estos grupos ilegales con las comunidades afectadas, destinando el gobierno las ayudas económicas que sean necesarias bajo la veeduría de organizaciones internacionales, como la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC), en desarrollo de su actual política antinarcótica “Sembrando vida, desterramos el Narcotráfico”. Tal vez así el Estado con políticas sociales y el respaldo de la Fuerza Pública recupere vastas regiones del territorio, hoy bajo el control de organizaciones ilegales en las que ya es casi imposible discernir donde comienza la codicia y termina la rebelión, lo que constituye el nudo gordiano del conflicto armado interno. ¿Será posible desatarlo solo con la política o requerirá también el uso de la espada? La experiencia demuestra que se requiere una combinación acertada de ambas, pues en estos escenarios suele cumplirse el terrible y antipedagógico refrán “la letra con sangre entra”, especialmente cuando los actores involucrados son incapaces de liberar a la política de la guerra y continúan secuestrados por ésta, como acontece con el ELN y su comandante, Antonio García.
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Hernando Llano Ángel
Abogado, Universidad Santiago de Cali. Magister en Estudios Políticos, Pontificia Universidad Javeriana Bogotá. PhD Ciencia Política, Universidad Complutense Madrid. Socio Fundación Foro Nacional por Colombia, Capítulo Suroccidente. Miembro de LA PAZ QUERIDA, capítulo Cali.