La “PAZ VIVA” es mucho más que una bella expresión retórica. Es la síntesis de toda una vida, la de Juan Gutiérrez –su autor— dedicada a la paz como expresión de vida. La vida y la paz en todas sus dimensiones y órdenes. Empezando por la vida y la paz ecológica con sus cinco reinos: vegetal y animal, que conforman una sola realidad planetaria, junto a los otros tres reinos menos conocidos: Fungi (hongos y levaduras), Monera (organismos unicelulares procariotas) y el reino Protista, “el menos definido y diferenciado, que incluyen organismos que no pueden ser incluidos en ninguno de los reinos anteriores”.

Esa PAZ VIVA siempre estará en vilo de convertirse en mortal cuando la codicia humana, obnubilada por el poder prometeico de la ciencia y el proteico de la tecnología, pretenden dominar y expoliar para nuestro exclusivo beneficio todos los reinos anteriores. Pero especialmente el mineral, taxonómicamente clasificado como un reino inerte, sin vida, pero del cual depende toda la energía vital. Desde las energías más contaminantes y a la postre mortales derivadas del carbón y el petróleo y sus devastadores efectos en la crisis climática, hasta las más imprescindibles para toda la tecnología de punta como el litio, el cadmio y las llamadas tierras raras.

Entre ellas el titanio que, “combinado con hierro, aluminio, vanadio, níquel, molibdeno y otros metales es utilizado para los motores a reacción, las naves espaciales, los equipos militares, los cojinetes, los chalecos antibalas y otros productos de alta tecnología que necesitan piezas fabricadas con estas aleaciones”. De allí que una de las dimensiones más valorada y promovida por la PAZ VIVA sea la defensa radical del planeta y todos sus ecosistemas, pues sin la paz telúrica jamás será posible la convivencia humana y su máxima expresión, la paz política.

Jornadas que contaron con la participación de destacados investigadores y promotores de la cultura de paz, entre ellos Johan Galtung, Juan Pablo Lederach, Adam Curle y Christopher Mitchel, que realizaron valiosos aportes y enfoques alternativos para el tratamiento y la transformación de conflictos violentos y crónicos en diversas regiones del mundo. Al respecto, en 1994 organizó en Donostia, San Sebastián, la Segunda Conferencia Europea de Construcción de Paz y Transformación de Conflictos, que contó con cerca de trescientos especialistas de todo el mundo.

La Paz, como Ingeniera de la Esperanza

Como director de Gernika Gogoratuz y presidente de dicha Conferencia, insistió en definir la paz como la “ingeniería de la Esperanza”, inspirado en su formación profesional inicial de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, que luego complementó con estudios de filosofía y su doctorado en la Universidad de Hamburgo. Su vida, pues, ha discurrido abriendo canales para la transformación de la sociedad, en puertos y puntos diversos en España, Alemania, Estados Unidos, Centro América y en nuestro país.

En 1955 como “delegado de los estudiantes de las escuelas de ingeniería superior de España consiguió que estos se sumasen a la huelga general convocada por las universidades tras la muerte Ortega y Gasset”, también “en 1967 como delegado de los estudiantes de la Universidad de Hamburgo participó en los debates y revueltas que precedieron en Alemania al mayo del 68 francés”, se puede leer su brevísimo currículo combativo en la solapa del libro “La Paz Viva”.

Sin duda, su vida, es un ejemplo de coherencia entre la lucha por la paz asumida como un compromiso con “la transformación de la sociedad y las personas que la componen”. Por ello, nos dice, “su objetivo va más allá de la mera solución de los conflictos para adentrarse en los motivos que mantienen sanos todos los lazos que dan unión a la sociedad y que la equiparan para que sea dueña de su destino y capaz de enfrentarse a los retos que se presentan a finales del siglo XX”, escribió en el diario EGIN en 1994, promoviendo el sentido y alcance de dicha Conferencia. Hoy, desde Madrid, a sus 92 años recién cumplidos, con energía y lucidez vital, dirige en Medialab-Prado el grupo de trabajo Memoria y Procomún, desde donde desarrolla el proyecto Hebras de Paz Viva (HPV), en universidades y otras instituciones en España, México, Polonia, Colombia y Alemania.

Hebras de Paz Viva

Las Hebras de Paz Viva se tejen a partir de la siguiente cosmovisión y práctica cotidiana de la Paz: “La Paz Viva, consiste en acciones en que vertemos la vida propia en la de lo demás y/o en la naturaleza por su bien y su gozo, existe desde que hay vida sobre la tierra, porque surge por lo que Freud llama “pulsión fundamental” común a todos los seres vivos, animales o vegetales. Eso podemos comprobarlo observando alguno de los magníficos reportajes acerca de la vida animal, que nos muestran cómo animales de cualquier especie vierten sus vidas en las de sus crías, para cobijarlas, protegerlas, alimentarlas, acariciarlas, educarlas. Y en relación con el mundo vegetal nos muestra la Paz Viva el libro “El Futuro es Vegetal” del biólogo italiano Stefano Mancuso, donde expone que en un bosque los árboles están conectados unos con otros por medio de sus raíces y que los árboles sanos y jóvenes vierten así su savia en los árboles viejos y enfermos para fortalecerlos”.

Valdría la pena que esta poderosa y generosa inspiración de la Paz Viva irrigará y penetrará los meandros de la Paz Total, ahora estancada en la búsqueda de la paz negativa, es decir, en el cese de las violencias armadas, que mata vidas, devasta la tierra y hasta la esperanza, y pudiera avanzar hacia la paz positiva, aquella “donde cada vida da y recibe vida más allá de balances contables, donde hay estructuras que sostienen ese tejido cálido y una cultura que alienta compartir afectos y actos”. Por eso su libro: “Testimonia la Paz Viva, no en seco sino a través de imágenes y palabras sencillas: su poesía, astucia, y colorido; y despliega las dimensiones de su erótica y las honduras de la amistad”.

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