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Se agota el embrujo autoritario

Por: MARCO FIDEL AGUDELO CANO (@canocanomarco)

“Anunciando apocalipsis van de salvadores y si les dejas te pierdes infaliblemente.
Manipulan nuestros sueños y nuestros temores, sabedores de que el miedo nunca es inocente.”

Macarras de la moral. JM Serrat

Qué larga y desgastante contienda electoral. Padrinazgo de los reales jefes políticos, videos y montajes, saturación en las redes sociales y mucha información que desinforma de los medios, se incrementaron las tensiones, la zancadilla y oportunismo, radicalizando cada vez más el voto.

Se agota el embrujo autoritario. Todo conspiró para el triunfo del santismo: tema, maquinaria, mermelada y voto de opinión, algunos dicen que hasta el primer triunfo de la selección de futbol en el mundial. Pero también puede ser el agotamiento del embrujo autoritario. Los resultados de las pasadas elecciones indican que el péndulo del uribismo inicia su declive y aunque el margen de votos es estrecho, hoy el poder reside en opciones ciudadanas que rechazan el guerrerismo. Si el Centro Democrático entiende el mensaje de los votantes deberán dedicarse a hacer un efectivo y oportuno control político al gobierno. Control necesario considerando los desmanes del presidente Santos en este periodo.

En vista de que Santos es el nuevo presidente de todos, no solo de los que lo votaron, él deberá estar atento del tipo de acuerdos próximo a firmar en la Habana con las FARC y en el Ecuador con el ELN, a riesgo de que los perdedores en las elecciones inicien una campaña para votar negativamente el refrendamiento de los acuerdos independiente de su contenido. Para lo cual es prudente que los uribistas regulen su radicalismo y construyan sobre lo construido cambiando el dolor revanchista por efectivo control político y social, que fortalezca al Estado y modernice al gobierno. “En la política las personas somos un accidente, lo importante es que queden las instituciones” decía reiteradamente Oscar Ivan Zuluaga en las intervenciones de campaña.

Muchos votamos en contra de Uribe más que por Santos. Situación bien sabida por todos los colombianos, por los partidos, por el Presidente y por Uribe y, es conveniente que quede claro por las implicaciones que esto tiene:

1)      Nuestro Presidente electo deberá cumplir promesas hechas en campaña y llevar a cabo los compromisos adquiridos con cada sector de este y otros paises.

2)      Los uribistas deberán entender que sus argumentos autoritarios y discursos belicosos ya no calan en las personas cansadas de poner víctimas, como lo evidencia el último informe de víctimas y desplazados en el país según la ONU[i].

3)      Que el margen de gobernabilidad de los ganadores será limitado, lo cual no está del todo mal para evitar las torpezas y maniobras mañosas del Presidente y su gobierno.

4)      Las oposiciones de derecha –uribismo, conservadores-; de izquierda –el Polo, la UP, los petristas-; y de centro –los verdes- tendrán más responsabilidad ante la sociedad colombiana, tanto por las votaciones adquiridas como por los compromisos firmados.

5)      Otro elemento interesante es la baraja de candidatos a alcaldías y gobernaciones para el 2015, donde las elecciones regionales determinarán las rutas por la conquista de la presidencia en cuatro años, además de la ejecución de las grandes obras territoriales que están en proceso.

6)      Uno de los elementos más novedosos en este proceso ha sido la multiplicidad de actores y sectores que participaron defendiendo los propósitos del presidente candidato. Creo que esto genera tranquilidad al tener intenciones en común: el reconocimiento de un conflicto interno y la búsqueda de su resolución por la vía negociada. A diferencia de campañas pasadas, los ciudadanos votaron por propósitos nacionales, más que por los candidatos y sus estilos.

7)      Aunque fue evidente la presencia de la maquinaria electoral como en todas las elecciones de este país, ganó el voto de opinión, el voto que tiene información, convicción y determinación. Ese tipo de voto cambia cultura, particularmente la cultura electoral, y aunque los partidos se resistan al cambio y tiendan al anacronismo, los ciudadanos imponen los rumbos del país y las agendas programáticas.

8)      El control será el gran convocado para el siguiente periodo, tanto por la forma como está quedando distribuido el poder, como por los excesos y carencias de los entes de control en el periodo anterior. Aquí serán los ciudadanos con los cuerpos colegiados quienes requieren imponerse.

9)      Todo indica que estamos entrando a un periodo de equilibrio de poderes en el país, de pesos y contrapesos en el control. Naturalmente dependerá de la capacidad de cada actor para construir y avanzar, más que reconcentrar poder y obstaculizar los procesos que generarían bienestar para los colombianos.

Aunque todo puede dar giros inesperados, por ejemplo el expresidente Uribe invitando con su discurso incendiario al desconocimiento de los resultados electorales del domingo pasado, denunciando tan reiteradamente el fraude, como reiterada ha sido la ausencia de sus pruebas e invitando a séquito de militares a la insubordinación, nada extraño en personas que aman ver arden al mundo.

Un resultado adverso al uribismo, anunciaba una crisis democrática en el país. Un verdadero hervidero electoral, “nada extraño que el próximo 15 de junio se dispare los delitos electorales, el control poblacional de los exparamilitares y las bandas delincuenciales al ver amenazado su futuro, no sea que se les antoje desconocer los resultados de las elecciones”, se rumoraba entre los ciudadanos. Pero no pasó de ser una escaramuza de algunos dolidos y soberbios sectores acostumbrados a imponerse por la fuerza y la violencia.

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