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Publicado el Bajolamanga

No presionar tanto la vida

Se nos van los días planeado cada paso a dar. Después de la universidad hay que buscar un buen trabajo, un trampolín que le permita crecer como profesional, también tiene que estudiar una maestría para estar lo suficientemente calificado en el mercado laboral, de igual forma hay que encontrar a alguien con quien casarse, tener hijos y formar una familia perfecta, o en su defecto comprar un apartamento (porque la seguridad y la estabilidad económica son dogmas necesarios para vivir) y tener un perro.

Todo lo anterior, además de tener que salir tal como se planeó taxativamente, tiene que salir bien. El trabajo tiene que ser agradable, permitirle ser feliz e importante, y debe estar bien remunerado; la maestría tiene que ser ojalá fuera de su país de origen y a esa persona que encuentre le va a exigir ser básicamente perfecto.

El exceso de control y preparación en la vida limita (por no decir que desaparece) la posibilidad de las sorpresas, erradica cualquier rasgo de flexibilidad y nos acostumbra a ser planeadores de vidas imposibles.

Así las cosas, la frustración no tarda en llegar, las variables en un universo tan amplio y completo como el nuestro son tantas, que resulta imposible tener control sobre todo y lograr que el camino planeado se mantenga como “debería” de mantenerse.

¡Es demasiada presión! Al final algo se va a salir de control, los caminos van a ser áridos, y el miedo a lo no planeado no nos va a permitir ver que hay otros terrenos- desconocidos- mucho más transitables. Es complejo, pero ¿la vida está hecha para ser planeada o para ser vivida?

Hemos presionado demasiado la vida, le hemos exigido más de lo que ella puede darnos. Cuando se pone demasiada presión a cualquier cosa, la consecuencia es fácil de dilucidar:  la explosión como resultado más seguro. Lo mismo – creo yo- puede suceder con la vida, cuando se siente demasiado presionada para obtener determinados resultados puede terminar todo en un desastre.

Un día escuche que la Plasticidad Mental es la máxima expresión de inteligencia. Ir con la vida- y no contra la vida- a su propio ritmo, salirse un poco del camino trazado a ver otros paisajes, a disfrutar de otros aires, tener plasticidad para caminar el mundo sin exigirle demasiado, sin presionarla hacia ciertos puertos, puede evitar que explotemos antes de llegar.

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