En Medellín, por no decir en Colombia, nos encanta la polaridad, el extremismo, la derecha o la izquierda, el rojo o el azul, sin detenernos siquiera a pensar en qué es lo realmente importante para nosotros y para la ciudad. Hace unos días una persona, refiriéndose a las elecciones de Alcalde la ciudad, me dijo “No sé quienes son los candidatos, pero yo voto por el que diga Uribe”.
Esto no me causó sorpresa, pero me dolió. No porque tenga algo en contra del ex presidente ni de sus candidatos, sino porque la falta de criterio, que de hecho es muy notoria en todos los ámbitos de la vida de las personas, pesa mucho más en la política. “Mejor no vote”, pensé yo. Votar por votar sin preguntarse por lo que está pasando en la ciudad es peor que la abstención.
Y es que estamos frente a una situación electoral compleja en la que los chismes, las encuestas, las noticias y las figuras populares hacen difícil que uno pueda elegir de manera objetiva. Todos los mensajes y la propaganda, las provocaciones de algunos medios, las historias personales de los personajes y sus antecedentes hacen que decidamos movernos en una esfera en la que nos sintamos seguros a la hora de votar: blanco o negro, pero gris ni a bala. Es más sencillo sí, pero no es lo mejor. Si bien uno sólo puede darle el voto a un candidato, es mejor hacerlo pensando en la ciudad, qué es lo que se necesita para mejorar nuestra calidad de vida, qué es más importante, qué le aporta más al país, a la región, al barrio en el que vivo, pero no dejarse llevar por un solo criterio, pues bajo un único criterio nadie va a gobernar.
Hay que leer, escuchar los debates, incluso asistir a los eventos de los candidatos que le llaman la atención, no piense en las encuestas: los números no gobiernan y las empresas que las hacen tampoco, sólo una pequeña parte de la población responde a estas, póngase a pensar si alguna vez ha respondido una encuesta de opción de voto en algunas elecciones, yo no.
La ciudad nos pertenece, y tenemos el deber de entregársela a quien más nos convenga como colectivo, pero para eso hay que dejar de lado los colores, los egos, hay que creer en nuevas miradas e ideas para la ciudad, sobre todo debemos entender qué está pasando en nuestras calles. Salga a votar el 25 de octubre, si no le gusta ningún candidato marque con una x el recuadro en blanco, no estará botando el voto, estará manifestando su inconformidad.
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