Lo que más me gusta de que la gente opine es la reacción de contra-opinión y discusión que se genera en el ambiente.
Querido lector: quiero que se imaginen un mundo en donde lo que alguien afirma no tiene reproche alguno, donde todos caminamos mirando un mismo horizonte, un mundo en donde el color rojo es rojo para todos y la posibilidad del rojo bermellón o el rojo carmín desaparece. No sé ustedes, pero yo de solo imaginarlo siento que estoy en una pesadilla. Sería un mundo absolutamente aburrido y difícil de disfrutar.
La diferencia es y ha sido una problemática para la vida en sociedad, y como cualquier tipo de problema los seres humanos nos hemos dedicado a aniquilarla con cuanta posibilidad tenemos. Sin embargo, una de las cosas que yo más disfruto en la vida es sentarme a tomar café con alguien que sea diametralmente diferente a lo que yo soy, me parece que surgen las conversaciones más divertidas y valiosas de la vida.
A mi la diferencia no me parece tan mala, es mas, siento que es necesaria e incluso importante.
Primero ser diferentes nos permite crecer como sociedad. En un mundo paralelo donde no se den discusiones la ausencia de conflicto estancaría el crecimiento; pues si no hay nada que discutir, no hay nada que cambiar o no hay nada que solucionar, no hay hacia donde avanzar. La humanidad misma lo ha dejado claro, la necesidad de terminar con guerras, de garantizar derechos, o de generar condiciones de vida digna para determinadas personas nos han llevado a desarrollar las soluciones más sensatas.
Por otro lado, la diferencia nos obliga a ser seres humanos mucho mas empoderados de nuestras convicciones y creencias. Donde todos fuéramos iguales no habría necesidad de crear argumentos y esforzar la mente para defender una posición, seríamos hombres y mujeres estáticos, la creatividad y la capacidad de inventar para mostrar un punto de vista sería innecesaria. En un mundo sin diferencia no habría lugar para la protesta ni para las manifestaciones. La música, el arte y la literatura como vehículos para sentar una posición personal que disiente de la de otros no existiría, y eso sería particularmente espantoso.
Ser diferentes nos hace mejores como seres humanos individuales, pero también nos hace mejores como hombres en sociedad.
Hoy quiero aplaudir las discusiones, los argumentos, las opiniones diferentes a las mías, los derechos no garantizados, los libros prohibidos, la música que no me gusta, las personas que me causan piquiña, los homofóbicos, y en general todo lo que sea diferente a mí. Quiero celebrar la diferencia, porque gracias a ella tengo la posibilidad de disfrutar de un mundo heterogéneo con colores y matices por todos lados. Por eso bienvenidos todos aquellos que no estemos de acuerdo, sentémonos, tenemos mucho para construir.
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