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El año en que Barack Obama salvó su presidencia

Desafortunadamente, la política suele volverse en un obstáculo para el gobierno. Y responder a las “responsabilidades” de los contextos, de la competencia política o de los intereses de aliados y enemigos puede invalidar a un gobierno a un líder para conseguir avanzar su agenda o incluso cumplir sus promesas dentro de un gobierno.

Desde mediados de 2014, los bajos niveles de aprobación y la pérdida de las elecciones legislativas le han estado generando una situación particular de “irrelevancia política” para el presidente estadounidense Barack Obama. Pero sin la política, curiosamente, un presidente se puede dedicar a gobernar. Sin las ataduras políticas internas, Obama ganó un margen de maniobra sustancial al dejar de preocupase por los cálculos de la política coyuntural y poder invertir el capital que le quedaba en las decisiones de gobierno más complejas y de largo plazo.

Esto no quiere decir –ni mucho menos- que el presidente estadounidense no haya dejado varias promesas en el tintero (como la reforma migratoria o cerrar la cárcel de Guantánamo), pero los últimos meses de logros aislados le van a permitir salir de la Casa Blanca con la cabeza en alto. Otros logros fueron conseguidos más en el transcurso de su presidencia que en tiempos recientes, aunque suman a su tablero de calificaciones, como la recuperación económica, la reforma al sistema financiero o el retiro de sus tropas de Afganistán e Irak (aunque en este frente, dos guerras finalizadas fueron reemplazadas rápidamente por varios nuevos escenarios de intervenciones menos directas, pero presentes, como Yemen, Siria y Libia).

Pero ¿cuáles son estos logros de los últimos meses que permiten que Obama salga el otro año tranquilo respecto a su legado?

  1. Restablecer relaciones con Cuba: en diciembre de 2014, Barack Obama ordenó a su gobierno restablecer relaciones diplomáticas con Cuba, luego de cincuenta y tres años de ruptura con Estados Unidos. La falta de relaciones –junto al bloqueo económico que las acompañaba- suponía una vieja política de tiempos de Guerra Fría, que había demostrado no funcionar en sacar a los Castro del poder (su principal objetivo) o de obligarlos a adelantar cambios democráticos en la isla. Esta decisión, que todavía tiene por delante un espinoso camino para llegar a la normalización completa de las relaciones, hacía parte de las posiciones del senador y candidato Obama que se demoraron en volverse realidades del presidente.
  2. Consolidación del “Obamacare”: aunque la reforma al sistema de salud estadounidense –único en el mundo desarrollado por su baja cobertura para las personas con menos ingresos de la sociedad- fue aprobada en el primer periodo de Obama, el nuevo sistema ha tenido que pelear varias batallas contra sus opositores. El más reciente round fue una demanda a la legalidad de los subsidios ante la Corte Suprema de Estados Unidos; una decisión que si era contraria podía echar toda la reforma por el suelo. La Corte desestimó el pasado 26 de juniola demanda, consolidando la reforma presentada por Obama.
  3. Avances en igualdad para parejas del mismo sexo:aunque no se pueda establecer la responsabilidad directa de Obama en esto, ni mucho menos, su gobierno ha sido el más abierto y vocal en apoyar la igualdad de derechos –sobre todo respecto al matrimonio- para las personas de la comunidad LGBTI de Estados Unidos. En este caso, fue de nuevo una decisión de la Corte Suprema que reconoció el derecho de casarse para las parejas del mismo sexo en Estados Unidos; el apoyo de Obama estuvo, entre otras cosas, en la bandera de arcoíris que se proyectó sobre la Casa Blanca una vez se conoció la decisión.
  4. El acuerdo nuclear con Irán: la semana pasada, el gobierno Obama consiguió un acuerdo luego de meses de negociación con Irán sobre su programa nuclear. El acuerdo restringe sustancialmente la capacidad de los iraníes de conseguir un armad nuclear con su programa y plantea un férreo control sobre las instalaciones y el programa de generación de energía del país del golfo pérsico. El acuerdo nuclear con Irán supone una importante victoria para la diplomacia estadounidense en general, pero también –y sobre todo- para la aproximación del “poder blando” que Obama recuperó de la más agresiva visión en política exterior del gobierno Bush.

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