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Educación, desigualdad y ciudadanía

Por: Alejandro Cortés (@alejandrocorts1)

Este año, Mauricio García Villegas, José Rafael Espinosa, Felipe Jiménez y Juan David Parra publicaron el libro Separados y desiguales. Educación y clases sociales en Colombia. Se trata de un texto conciso en el que se busca mostrar el apartheid educativo que existe en Colombia, centrándose en la educación básica. En mi opinión, este es un libro que hace un importante aporte a los debates sobre la educación en nuestro país, por lo que quiero aprovechar este espacio para comentarlo brevemente e invitar a su lectura.

En toda sociedad existen desigualdades socioeconómicas, éstas son algo de lo cual no podemos escapar. El punto es que en sociedades más igualitarias que la nuestra, aunque algunos nacen en peor condición que otros, esto no se vuelve una circunstancia fatal que les impida ascender socialmente por el resto de sus vidas. Y uno de los mecanismos que permite que exista movilidad social es el acceso a una buena educación: una persona pobre, a pesar de serlo, tiene la oportunidad de educarse de manera decente, lo que le permite en el futuro competir en condiciones más o menos iguales con quienes nacieron en una mejor situación social que ella. De esta manera, la educación sirve para “igualar el campo de juego” entre personas con diferentes niveles de riqueza, de forma que quienes nacieron pobres no estén condenados, por lo mismo, a mantenerse en esa situación por el resto de sus vidas.

Sin embargo, la cosa en Colombia no funciona así. ¿Por qué? Porque, si se mira con cuidado el sistema educativo colombiano, se hace visible el hecho de que los ricos y los pobres no acceden al mismo tipo de educación, no se educan de manera tal que se haga posible una igualación del terreno que permita la movilidad social ascendente de los más necesitados. Esto se evidencia con la evaluación empírica que los autores hacen de los resultados de las Pruebas Saber 11 para el año 2011.

Entre los resultados expuestos en el libro destaco cuatro que me llamaron la atención: i) a los estudiantes de familias ricas les va mejor que a los de familias pobres; ii) a los colegios con matrículas más caras les va mejor que a los colegios con matrículas baratas o gratuitas; iii) a los estudiantes de colegios ubicados en municipios con mejor desempeño institucional les va a mejor que a aquellos que deben estudiar en municipios con bajos niveles de desempeño institucional; iv) a mayor nivel educativo de los padres, mejores resultados académicos obtienen sus hijos.

Otro punto de importancia que resalta el libro es que el sistema educativo separa físicamente a los ricos de los pobres. Es decir, por lo general los ricos solo estudian con ricos y los pobres solo con pobres. Así, de los estudiantes pertenecientes al estrato 1, el 93% atiende colegios públicos, y de los estudiantes de estrato 6, el 98% asiste a colegios privados. Esto por dos razones: i) los pobres no pueden pagar una matrícula cara, y ii) los ricos no mandan a sus hijos a colegios públicos, pues son conscientes de que allí la calidad de la educación es, por lo general, deficiente.

La separación física entre ricos y pobres trae un problema adicional, y es que contribuye al aislamiento y la separación de clases en nuestro país. Esto tiene como efecto hacernos a los más privilegiados insensibles respecto de la situación de los más necesitados, lo que pone barreras a la construcción de una sociedad en la que todos compartamos una serie de valores mínimos, que permitan el desarrollo de una democracia más vigorosa.

Por ello, como señalan los autores: “La educación no es solo un problema de cantidad de conocimiento, sino de formación ciudadana. En un país donde los ricos no usan el transporte público, no caminan por las calles, no van a los parques ni a las playas donde van los pobres, ni siquiera votan en sitios donde hay pobres, la educación pública de calidad sería la única oportunidad que tienen de encontrarse y de compartir una formación común, fundada en valores ciudadanos, en lenguajes, estéticas y entendimientos similares. Douglass North, premio nobel de Economía, sostiene que una de las claves del subdesarrollo está en la ausencia de un sistema compartido de creencias básicas sobre los derechos y la ciudadanía. ¿Cómo vamos a lograr eso si los ricos y los pobres solo se encuentran como patrones y empleados, como jefes y peones?”

 

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