Por: DANIEL YEPES NARANJO (@yepesnaranjo)
Somos seres humanos, ustedes y yo los somos. Iguales. Nos diferenciamos en cómo nos ha afectado el conflicto armado en Colombia. Yo no he sido afectado directamente por la violencia. Mi familia no ha sufrido el flagelo del secuestro, la desaparición, el desplazamiento, la violencia sexual, el homicidio o la extorsión. Ustedes sí. Han sido víctimas directas o han sufrido el hecho de tener un familiar que ha pasado por alguna de estas situaciones, y eso, créanlo, me entristece profundamente.
A veces, cierro los ojos y trato de imaginarme estar en alguna de estas situaciones. No aguanto mucho. Los abro para escapar de esa ficción en la que me adentro, que ni como ficción es soportable. Estoy seguro que no tengo la fuerza que ustedes tienen y menos la valentía para seguir viviendo luego de una realidad tan atroz.
Las cifras del conflicto dicen muchas cosas. La historia que nos cuentan amplía mentiras, oculta verdades. En el medio ustedes, con una única realidad.
El tiempo debe haberse detenido, el día a día debe ser insoportable, el camino lo deben recorrer con un solo pie mientras el otro sigue anclado en lo que pasó. Es imposible no sentirlo. Nuestros seres queridos nos definen y, sin ellos, somos solo una parte de lo que antes estaba completo.
Las cifras, de nuevo, dicen que son millones y el cuarto punto de una agenda. Los discursos repiten “quizás, quizás, quizás” cuando se habla de su atención y reparación.
Un aniversario más. Los recuerdos de lo sucedido siguen ahí, no desaparecen con el tiempo, se profundizan y se concentran porque no es un drama compartido. La sociedad no soporta su dolor para hacerlo menos trágico. Crece el riesgo del olvido.
Hoy, nuevamente, Colombia está en la encrucijada de la paz o la guerra. Nos garantizan que uno y otro candidato abanderan alguna de las dos. Les confieso que no sé qué hacer. He pensado en abstenerme porque, de verdad, no le creo ni a uno ni a otro. Tengo serios cuestionamientos a muchas de sus concepciones y a algunos de sus planes y programas.
He hablado con muchos amigos que van a votar por uno y otro. Han tratado de convencerme de apoyar alguna de las causas. Pero, con respeto profundo a todos ellos, no me han gustado mucho sus argumentos.
¿Qué dicen? ¿Qué debemos hacer? Les pregunto porque nadie con más autoridad que ustedes para señalarnos el rumbo, para guiar a toda una nación. Habrá entre ustedes quienes apoyen tanto una como otra posición, será necesario encontrar un equilibrio. Estoy seguro que ustedes lo lograrán y nos ayudarán a recorrer el camino que sobre él se edifique. Ayúdennos a dialogar, a encontrar la mejor opción, a vencer la polarización y a tomar una decisión coherente con el momento que vivimos y con el país que queremos construir.
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