Hace ya algunos años, 17 y medio para ser un poco más exacta, a la edad de 17 años, en medio de temores, dudas y mucha mucha incertidumbre, di a luz a mi primer y hasta ahora único hijo, una hermosa niña pelinegra que desde ese momento se convirtió en mi compañera inseparable y en la mejor de mis amigas.
Juntas empezamos a ser parte de ese estigmatizado grupo de madres e hijas adolescentes, subrayo estigmatizado, pues la mayoría de medios, personas y/o entidades que hablan del tema, no ahondan en la raíz del problema y se limitan a estudiar y analizar datos estadísticos de causas y efectos sin llegar al fondo de lo que en realidad ocurre antes durante y después del embarazo, no solo en la vida, sino en la mente de esta nueva e insegura madre adolescente, haciendo ver el tema desde una perspectiva un poco superficial en donde nosotras empezamos a hacer parte de una especie de tabú, volviéndonos blanco de un sin número de comentarios, miradas y acusaciones en su mayoría relacionadas con nuestro temprano despertar sexual, calificándonos en la mayoría de los casos como muchachitas precoces, irresponsables, con una pésima educación en el hogar y además de todo, promiscuas, entre otras cosas más…
Soy consciente de que cada caso en particular lleva una historia distinta, pero existen varios factores que muchas de nosotras compartimos.
Ser madre a esta edad nos llena de temores y pensamientos encontrados que en la mayoría de los casos, se deben quedar en tu cabeza dando vueltas, pues son pocas las personas con las que realmente te puedes sentir a gusto y en confianza para hablar del tema, la mayoría se aleja, pues para nadie es secreto, que ser madre te aleja considerablemente de lo que llamamos vida social, por otro lado tus padres no saben qué hacer contigo, de que hablarte, como tratarte, ni cómo manejar esta situación, se sienten frustrados y por lo general su trato hacia nosotras cambia de manera un tanto radical, te empiezan a tratar como una persona ya adulta, cuando a pesar de haber cometido ese mal llamado “error” aún seguimos siendo muy jóvenes e inexpertas y necesitamos del apoyo y conocimiento del mayor número de personas con el que podamos contar.
Para estas alturas tus amigos cercanos, los pocos que se quedan a tu lado, son igual de inexpertos a ti, pero si tienes alguien que te apoye, vale la pena agarrarlo con fuerza, pues no es fácil atravesar este camino sola y sin la ayuda de alguien, que mas allá de recordarte la enorme responsabilidad que se te viene encima, te ayude a sobrellevar día a día este nuevo presente al que te enfrentas y que te ayude a recordar, que a pesar de ser madre, sigues siendo mujer y lo más importante, digan lo que digan todos aquellos que solo saben señalar, sigues siendo aún una niña adolescente…
@marcela_becerra