A la Palestra

Publicado el Juan Sebastián López M

A propósito de los 135 años de la Universidad Externado de Colombia

A propósito de la celebración de los 135 años de fundación de la Universidad Externado de Colombia (UEC), reproduzco el texto y el video del discurso que pronuncié como Representante Estudiantil al Consejo Directivo de la UEC en la conmemoración de los 125 años de nuestra casa de estudios, ad portas de la transición del entonces rector, el maestro Fernando Hinestrosa, al actual rector, Dr. Juan Carlos Henao, y justo en 2011, el año en el que el movimiento estudiantil colombiano resurgió tras varias decadas de quietud y en el que el estudiantado externadista jugó un rol sobresaliente.

Comparto estas palabras con el ánimo de contribuir a la conversación de la comunidad externadistas y la opinión en general, a propósito de la elección de un nuevo rector de la UEC, que en esta ocasión y por primera vez, contará  con una consulta estatutaria no vinculante a estudiantes y profesores, y en momentos en los que la concepción de la educación como derecho necesita ser reivindicada ante la insistencia de algunos sectores en convertirla en una simple mercancía.


El nacimiento del Externado de Colombia no fue un accidente ni una improvisación, al contrario significó una decisión política que tomaron los abanderados de las ideas más progresistas de la sociedad de entonces, los liberales radicales, para oponerse al oprobioso régimen de La Regeneración, que restauró la antidemocracia, el autoritarismo y el centralismo revirtiendo de esta manera los avances de la revolución democrático burguesa en Colombia buscados por los gobiernos liberales de la segunda mitad del siglo XIX.

Ante el embate de las teorías absolutistas, un valeroso grupo de patriotas tomó la iniciativa de crear un espacio que sirviese de refugio para el cultivo de las ideas progresistas y democráticas reprimidas por aquellos días. Nicolás Pinzón Warlosten, Santiago Pérez Manosalva, Salvador Camacho Roldán, Diego Mendoza Pérez y Ricardo Hinestrosa Daza, entre muchos otros, contribuyeron enormemente al mantenimiento de un reducto de progreso y resistencia cuando lo que imperaba era la sumisión y el retroceso.

Estudiar y comprender la historia con criterio científico es una deber inaplazable que tenemos los externadistas, pues solo así sabremos que somos y que debemos hacer.  En esta medida resulta clave tener una mente universal para comprender el mundo, el país y la educación actual y de esta manera adelantar las reflexiones que merece una fecha tan importante como esta.

Si hace 125 años teníamos muchos imperios con varias colonias, hoy existen pocos imperios y nuevas formas de dominación. Antes las relaciones diplomáticas eran un misterio, hoy el mundo da cuenta, a través de Wikileaks, del delicado ajedrez del poderío mundial. En el siglo XIX apenas si se viajaba de un continente a otro. Hoy no son pocos los aviones que le dan la vuelta al mundo en minutos. El vertiginoso ritmo de la producción mundial lo inunda todo insertándose tan rápido en nuestra cotidianidad que cada vez resulta más difícil percatarse de esto.

Sin embargo, y paralelo a este gran desarrollo, los avances científicos no son asequibles para todos. Las consecuencias de la crisis económica mundial aún se sienten, millones de seres humanos han sido empujados al desempleo y la miseria, mientras observamos indignados como los gobiernos se preocupan por salvar el sistema financiero en tanto recortan los más elementales derechos a la población.  Esto nos recuerda que hay otra parte del mundo que sigue en la brega por la libertad, la democracia y la autodeterminación. Las recientes manifestaciones populares del norte de África y en especial el valeroso ejemplo del pueblo egipcio ha demostrado, y de qué manera, que estas reivindicaciones no son obsoletas, sino que, al contrario, están más vigentes que nunca.

El desarrollo desigual de la humanidad ha recaído con especial énfasis en Colombia y las evidencias saltan a la vista a través de las cifras. Nuestro país ocupa el 5to lugar en desigualdad mundial. En la última década el PIB creció alrededor del 40% mientras el empleo apenas lo hizo al 8%, lo cual explica en parte por qué esta nación es campeona en  América Latina en desempleo e informalidad, y también por qué la mitad de los colombianos se encuentran por debajo de la línea de pobreza y casi uno de cada cinco en la indigencia. No hay duda de que las políticas económicas y públicas que han causado este desastre fracasaron y deben modificarse.

 Conformarse con esta realidad no se compagina con el ímpetu progresista que debe caracterizar a toda comunidad universitaria; analizar la realidad para transformarla es lo que le corresponde si  de verdad se quiere impulsar el progreso del hombre, si se quiere ser consecuente con lo que en letra escrita se prescribe como la misión de esta Universidad:  “El Externado de Colombia tiene confianza y optimismo en la viabilidad de Colombia como nación y trabaja por la reafirmación de la identidad nacional” 

Tratando de comprender esta compleja realidad y a propósito de la conmemoración que hoy nos reúne, recordé las  comparaciones históricas entre el expresidente Álvaro Uribe con Rafael Núñez en las que frecuentemente salían a relucir sus similitudes, que irónicamente el primero exhibía con orgullo. No obstante, al fin de cuentas, no se trata de comparar a Uribe con Núñez, sino la Regeneración con el Neoliberalismo. La Regeneración transó con el clero entregándole la educación a cambio de apoyo a su régimen, Los últimos gobiernos han entregado los derechos fundamentales al libre mercado, en beneficio de pocos y en contra de los intereses nacionales. Si la Regeneración cedió Panamá a los norteamericanos, la Confianza Inversionista les ha donado el control de la economía nacional. Tomas Cipriano de Mosquera decía a propósito de los exorbitantes privilegios de la iglesia de otrora “que con los tributos recogidos por la Iglesia y exportados por el clero, Colombia se hubiera podido dotar de ferrocarriles.” Hoy el capital financiero expolia las riquezas de nuestro país acabando con el ahorro nacional y retrasando el desarrollo de Colombia.

 El régimen de Núñez impuso como dogma “la regeneración administrativa fundamental o catástrofe”  hoy el neoliberalismo impone como única alternativa para Colombia “la confianza inversionista, la seguridad democrática y la cohesión social”, los célebres “tres huevitos”,  concepciones que los dos aspirantes a suceder al Núñez contemporáneo, en las pasadas elecciones presidenciales, se comprometieron defender y que hoy son aplicadas por el gobierno del presidente Santos.

En fin, como lo resalta un acucioso historiador “No se trataba simplemente de un conflicto sobre las creencias religiosas. Lo que estaba en juego era una concepción del Estado, de la política y del desarrollo económico.” Esa concepción aún hoy sigue en disputa.

125 años después del nacimiento de esta casa de estudios, los derechos y reivindicaciones que dieron origen a la fundación del Externado: La Autonomía y la Democracia Universitaria, la Libertad de Cátedra, la educación científica puesta al servicio de las necesidades nacionales y accesible para la población, tienen en otro contexto, y con diferentes matices,  plena vigencia.

Si hace 125 años existía un movimiento mundial contra las ideas liberales liderado por los papas desde Roma, hoy los organismos internacionales como el FMI o el BM imponen sus directrices a los países débiles, inclusive y frecuentemente, contra sus intereses y han convertido en anatema cualquier idea disidente.  Entre otros objetivos pretenden ajustar la educación de los países tercermundistas a la división internacional del trabajo, en la cual le corresponde a Colombia el lugar de país exportador de recursos naturales y proveedor de mano de obra barata. Estas actividades no están enfocadas hacia el desarrollo nacional, basado en la educación de alta calidad, sino en una educación del nivel que necesita un aparato productivo fundado en la extracción de bienes primarios y en la importación de aquellos con valor agregado. Un indignante ejemplo de esto, es como en las bases del PND presentadas por el nuevo gobierno, la política educativa se sustituye por la de -Formación de capital humano-.

En la actualidad, el Estado tiene un excesivo protagonismo en la definición de contenidos académicos a través de instrumentos como la Acreditación o el Ecaes, ahora SABERPRO, que contrasta con su negligente actitud a la hora de financiar la educación pública y regular el alza de las matriculas en todas las universidades, así como las condiciones de los créditos estudiantiles y sus intereses de agio.

La UEC debe jugar un rol determinante para impedir que hagan carrera tesis como la  tristemente celebre de aquel ex rector de la Universidad Nacional,: “quizás estamos enseñando demasiado”. Posturas como estas conducen a reducir la profundidad de los currículos y la duración de las carreras, ante esto debemos enarbolar las banderas de la Autonomía Universitaria, la Libertad de Cátedra y la pasión por la verdad científica. Para los externadistas, los verdaderos amantes del progreso, el conocimiento nunca puede ser suficiente, no en vano nuestra universidad:

 “busca forjar verdaderos ciudadanos conscientes de sus compromisos para con la nación; personas íntegras, con independencia de carácter y practicantes de una ética cívica intachable, pública y privada; profesionales solidarios, auténticos, austeros, dotados con criterio, capaces de resistir la intimidación, enfrentar la corrupción y contribuir al rescate de la dignidad de la patria.”

Con todo eso vale la pena preguntarse ¿Es ésta la educación que necesita Colombia para desarrollar al máximo sus extraordinarias riquezas?¿Es éste el modelo educativo que nos sacará del subdesarrollo? En Colombia tenemos todos los recursos naturales que una nación pueda necesitar, nuestro pueblo es mundialmente reconocido como aguerrido y trabajador, y contamos con una ubicación geográfica única en el mundo. Condiciones necesarias y suficientes para hacer de este, de verdad un gran país.

Pero la gesta de sacar del subdesarrollo a Colombia y de volverlo un país verdaderamente soberano y democrático, no es cuestión sencilla. Requiere del aliento de muchos, pero sobretodo quienes tenemos la posibilidad de estar contacto con las ideas más avanzadas de la sociedad y ser conscientes del papel transformador de la juventud, de la academia y de la ciencia. Por eso hoy, quiero extender un fraternal llamado a todos los estudiantes a la organización, a la excelencia académica, al activismo en todas sus formas; político, social, cultural, deportivo, ambiental…a que tomamos parte en las discusiones del país y definamos su rumbo.

Estos 125 años no son sólo un momento para recordar, sino para actuar; por consiguiente hago  un llamado a retomar la rebeldía que caracterizó a  los radicales, quienes tomaron la valiente decisión de controvertir una realidad con la que no estaban de acuerdo siendo esta es la única manera en que la humanidad avanza, y la mejor forma para seguir luchando por una verdadera educación para la Libertad.

Muchas Gracias.

JUAN SEBASTIAN LOPEZ MEJIA

Representante Estudiantil al Consejo Directivo de la Universidad Externado de Colombia.

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