La primera vuelta presidencial marcó un hito en la historia del país, pues, por primera vez, el candidato de los partidos tradicionales no pasó a segunda vuelta y alcanzó apenas el 24 % de los votos. Este hecho se suma a los mensajes de cambio enviados en 2018, cuando más de 11 millones de colombianos votaron libremente en la consulta anticorrupción y, en 2019 y 2021, con los estallidos sociales fruto del fracaso del modelo neoliberal.
En medio de la pandemia, gracias a la movilización social y en contravía del gobierno de Duque, se posicionaron causas que no solían gozar del respaldo de la opinión, como la renegociación de los TLC, la defensa de la salud y la educación públicas, el impulso del agro y la industria nacionales, la necesidad de implementar el proceso de paz, de avanzar en los derechos de las mujeres, en la protección ambiental, entre otras.
¿Qué campaña puede representar más auténticamente esta agenda de cambio? ¿Quién, Gustavo Petro o Rodolfo Hernández es más independiente de los mismos con las mismas? Estas preguntas son claves para determinar el grado de ruptura que tendrían los dos proyectos finalistas, autodenominados de cambio, con la clase política y las malas políticas que dicen enfrentar. Veamos.
Petro, ganador de la primera vuelta con el 40,3 % de los votos, ya con el apoyo del expresidente Samper, buscó afanosamente el respaldo del tradicional Partido Liberal en cabeza del expresidente César Gaviria, nombró al senador Roy Barreras como líder de su grupo parlamentario y su agenda la lidera Armando Benedetti, congresista que, al igual que Roy, fungió como alfil del uribismo, del santismo y ahora del petrismo. Además, no han sido pocos los políticos corruptos, condenados y libres, atraídos por los cantos de sirena de un eventual “perdón social”.
Estas alianzas se acompañan de declaraciones en la línea de seguir acercándose al establecimiento, con frases como “entre los dos (Fico y Rodolfo) yo diría que es mejor Fico” https://bit.ly/3mUcGti o “invitaría a Uribe a dialogar a la Casa de Nariño”, muy en sintonía con lo revelado en los “petrovideos” según lo cual la relación con la embajada norteamericana es más importante que cualquier adhesión. Petro ha manifestado fidelidad a los lineamientos del Fondo Monetario Internacional https://bit.ly/3QqnMn5 y a la OCDE, cuyas recomendaciones fueron causa de los paros de 2019 y 2021.
El contendor de Petro es Rodolfo Hernández, la sorpresa de la primera vuelta y quien alcanzó el 28,17 % de los sufragios, apalancado en un discurso de garrote a los corruptos comunicado con creatividad a través de las redes sociales y sin depender de los grandes medios. Con el mismo discurso, “el ingeniero” derrotó en Bucaramanga a toda la clase politiquera en las elecciones locales de 2015 y 2019, sin embargo, Hernández está imputado por delitos contra la administración pública en el caso conocido como “Vitalogic”, uno de los más de 200 procesos que según dice ha tenido que enfrentar luego de su paso por la alcaldía.
“Uribe está muerto y huele a picho” fue la frase con la que Hernández se refirió en varias entrevistas radiales a la pregunta de si detrás de su candidatura estaba el exsenador Uribe. La declaración dada tras los resultados de primera vuelta fue acompañada de 20 trinos con los cuales marcó sus diferencias con el “uribismo”, entre las cuales se destacan el rechazo a las políticas neoliberales, restablecer relaciones con Venezuela, negociar con el ELN, apoyar el matrimonio igualitario, decirle no al fracking, cambiar la política de drogas, respetar la protesta social, entre otras.
El descrédito de la política de los mismos con las mismas llevó a la campaña de Hernández a cuestionar los acuerdos programáticos y, con ello, se frustró la posibilidad de una adhesión de Sergio Fajardo, Jorge Robledo y otras expresiones políticas que buscando un cambio no se enmarcan en la trillada dicotomía “uribismo vs. petrismo”.
Por los argumentos expuestos y haciendo uso del voto a conciencia definido por el partido Dignidad, del cual hago parte, votaré en blanco este domingo al no encontrar una opción en el tarjetón que llene las genuinas expectativas del cambio que tanto anhelo para Colombia. Seguiré trabajando por el desarrollo de mi región y mi país con independencia, espíritu colectivo y compromiso patrio.
No se me olvida: ovación de pie para el senador Jorge Enrique Robledo Castillo, quien culmina 20 años de carrera en el Senado de la República actuando con una coherencia y una valentía tan admirables como escasas en este recinto. Sus extraordinarios debates y su firme defensa del interés nacional son la expresión de las luchas de miles de colombianos y colombianas que lo llevaron a ser el más votado del país y que lo convierten en el mejor senador que haya pasado por el Congreso de Colombia, como acertadamente señaló Carlos Gaviria Diaz. La historia le dará su lugar.