Por: Juan Sebastián López Mejía (@Juanslopezm)

¿¡Hasta cuándo!? ¡Ya no más¡, ¡tienen huevo!, son algunos de las expresiones que usa la ciudadanía, exhausta e indignada, para referirse a las gravísimas denuncias sobre la red de corrupción que opera en Santander y que habría direccionado cerca de 500.000 millones de pesos de dineros públicos a través de coimas y sobornos durante la gobernación del ahora senador Richard Aguilar, en el periodo comprendido entre 2012 y 2015.
El hoy senador por Cambio Radical es hermano del gobernador actual, Mauricio Aguilar, quien fuera senador por Opción Ciudadana, los dos hermanos son hijos del también exgobernador, Hugo Aguilar (2004 -2007), condenado por parapolítica y “famoso” por la insolencia de pasearse por Bucaramanga en un costoso Porsche mientras alegaba que no tenía recursos para reparar a las víctimas de sus delitos. Actualmente, el patriarca del clan está en prisión por fraude procesal.
El informe especial de Juan David Laverde emitido en Noticias Caracol (https://bit.ly/3t0k8of), es el más reciente capitulo de una larga serie de denuncias de corrupción en contra de la clase politiquera que gobierna Santander desde hace décadas, imponiendo las peores políticas nacionales mientras saquean el departamento.
El juicioso reporte de trece minutos aporta nuevas pruebas sobre la forma como el exgobernador Richard Aguilar y actual representante a la Cámara por el Centro Democrático, Edwin Ballesteros, entonces gerente de la Empresa de Servicios Públicos de Santander -ESANT-, lideraron un sofisticado carrusel de corrupción que incluía una dependencia u oficina clandestina en la que se estructuraban los proyectos espurios para ser direccionados a los contratistas beneficiados, al mejor estilo de la “División de Operaciones Estructuradas”, oficina organizada por la corrupta multinacional Odebrecht para coordinar sus fechorías.
Como si fuera poco, hace unos días la directora de Vanguardia, Diana Giraldo, publicó en Semana la columna “El golazo de Richard” (https://bit.ly/3a9XUYi) en la que expone el modus operandi de esta red en el caso de la remodelación del estadio de fútbol donde juega el Atlético Bucaramanga, el Alfonso López. Un contrato que inició costando $15.000 millones con la promesa de entregarse en 18 meses, pero que sumando adiciones ya supera los $40.000 millones, con el agravante de que este despilfarro no ha servido para que la Fifa le otorgue una calificación decente. (https://bit.ly/3oinbEU)
Las denuncias en contra del exgobernador y actual senador Richard Aguilar aumentan el nivel de alarma sobre la forma como llegó al poder y la manera como lo ejerce el actual gobernador, Mauricio Aguilar, rodeado de toda la politiquería tradicional, y quien ya acumula varios escándalos de corrupción destapados por la valiente oposición. ¿Qué garantía tiene la ciudadanía de que en el tercer gobierno de los Aguilar no está sucediendo lo mismo que se ha denunciado del primero y del segundo?.
Ante la contundencia de las nuevas pruebas y la cascada de denuncias ya conocidas, vale la pena preguntarse ¿Por qué las autoridades del caso no han actuado? ¿Por qué la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia no han logrado probar lo que en Santander es un secreto a voces?.
Por fortuna no toda la ciudadanía permanece impávida ante esta realidad, a la honrosa oposición que le hizo en solitario el exdiputado Roberto Schmalbach al gobierno de Richard Aguilar, (https://bit.ly/2MvkEK8) se suman las votaciones del excandidato a la Gobernación de Santander y actual diputado Leonidas Gómez en 2015, 232.000 votos, y en 2019 , 332.000, quien además se convirtió en 2018 en el congresista más votado del departamento por encima de Richard Aguilar, demostrando que, en medio de grandes dificultades, sí se puede derrotar en las urnas a los mismos con las mismas y construir una opción de política decente que recupere la Dignidad de Santander y de Colombia.
Ante esta realidad, el reto son las elecciones al Congreso y a la Presidencia de la República en 2022, estas serán una estupenda oportunidad para que los santandereanos reivindiquen el espíritu comunero que se opuso a las injusticias de entonces y nuevamente, con orgullo, retumben las palabras del himno: “santandereanos siempre adelante, santandereanos ni un paso atrás”.