300 GOTAS

Publicado el Bastián Baena

Ya no sabemos dónde meter tanta vaca

Hace 50 años la ganadería ya había contaminado la mayoría de los ríos de EE.UU.

En las granjas los animales suelen estar hacinados y en condiciones deplorables. El olor de los establos se percibe a kilómetros. El estiércol y la orina son canalizados a través de desagües hacia una laguna de desechos. La inconmensurable cantidad de residuos y excrementos supera la capacidad de absorción de los suelos, filtrando su detritus hasta las capas freáticas y contaminando los manantiales subterráneos. Los abrevaderos se agotan. Los ríos se saturan de contaminantes, a los que sumamos el uso de pesticidas y agregados alimentarios, como hormonas y antibióticos que se le suministran al ganado.

La variedad agrícola ha venido siendo suplantada por hectáreas repletas de monocultivos de maíz, suficiente como para mitigar el hambre en el mundo. Pero estos cultivos tienen otros propósitos: la agricultura concentra sus esfuerzos en sostener a la producción ganadera. En algunos casos, como en el caso del maíz, la mayor parte de las cosechas mundiales se destina para el engorde de animales. Grandes extensiones de selva están siendo arrasadas para extender los cultivos que alimenten al ganado y conquistar otros espacios para sobrepoblarlos de vacas.

En los procesos de digestión el ganado produce una alta cantidad de metano (un gas con la propiedad de atrapar veinte veces más el calor que el CO2), convirtiendo a la industria ganadera en un propulsor del efecto invernadero, por encima de las emisiones producidas por la industria automotriz.

Entre más civilizada se entiende una comunidad, mayor el aumento de su consumo de carne. Se calcula que para producir un kilo de carne se requieren más de 15.000 litros de agua. Pero este modelo de desarrollo no puede ser sostenible cuando el recurso del agua se agote y se interrumpan todas las demás industrias.

We do not know where to put so many cows

For 50 years, US livestock industry has polluted most of the rivers of this country.

Often, farm animals are overcrowded and in poor conditions. The odor of stables stinks for kilometers. Dung and urine are channeled through pipes to a waste lagoon. The immeasurable amount of waste and excrement exceeds the absorption capacity of soils, filtering their detritus and contaminating groundwater and the underground springs. Drink-troughs are exhausted. Rivers are saturated with pollutants like pesticides, hormones and antibiotics which are provided to livestock.

Agricultural diversity was supplanted by hectares full of monoculture corn -sufficient to alleviate hunger-. But these crops have other purposes: agriculture concentrates its efforts on supporting livestock production. In some cases, as in the case of maize, most of the world’s crops are destined for animal growth. Native forests are being destroyed to extend crops for feeding livestock and conquering new territories to fill with cows.

In the process of digestion, livestock produces a high amount of methane (a gas with the property to catch twenty times more heat than CO2), turning the cattle industry a main engine of the greenhouse effect, even above the emissions produced by the automotive industry.

Meat consumption increases when a population becomes more civilized. It is estimated that 15,000 liters of water are needed to produce a kilo of meat. But this model of development cannot be sustainable when the water resource is depleted and all other industries die.

Fuente: haztevegetariano.com / unicen.edu.ar

 

Ilustración: activateya.com.ar

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