Ya no se trata del viejo Santiago con su rudimentaria caña tratando de capturar al gran pez. Ahora se trata de sofisticadas redes de eficiencia letal, cámaras subacuáticas e hidrófonos, tecnologías de búsqueda de ecosondas para localizar bancos de peces, y todo tipo de industrializados sistemas de sensores y artilugios electrónicos que puedan ahorrarnos esfuerzos para optimizar mejor la pesca comercial. Los modos evolucionaron del primitivo sedal y anzuelo a los botes de vapor que extienden enormes redes de arrastre para barrer los lechos marinos.
Embarcaciones factorías dotadas con avanzados instrumentos de navegación y monitoreo de alta precisión, logran pescar, congelar y almacenar más de 500 toneladas de pescado en un solo día. Y es debido a esta sobrepesca que esta tradición ancestral se encuentra hoy en peligro. Según la FAO el 60% de las especies comerciales están sobreexplotadas.
A mediados del siglo pasado se extraían 20 millones de toneladas de pescados al año. A finales de los años ochenta la industria alcanzó las 100 millones de toneladas por año. Hacia principios de los noventa países como Canadá declararon que en algunos sectores donde la pescadería había prosperado durante más de 500 años, los bancos de peces estaban por agotarse.
Por otro lado, la pesca accidental atenta contra la preservación de animales como los delfines y tortugas, y es por esto que las nuevas técnicas apuntan a una pesca selectiva que permita la conservación de estas especies.
La visión moderna de la acuicultura revolucionó la pesca de las últimas décadas, convirtiendo el oficio del pescador en un cultivador de peces. Las piscifactorías intentan neutralizar los impactos ambientales que conlleva la captura de peces en libertad, para hacer de la pesca una tarea más parecida a la agrícola, previendo que un día en el mar empiecen a salir las redes vacías.
Aren’t we emptying the sea from fish?
No longer is the old Santiago with his rudimentary cane trying to catch the big fish. Now it comes to sophisticated networks of lethal efficiency, underwater cameras and hydrophones, sounders search technologies to locate fish, and all kinds of industrial sensor systems and electronic gadgets that can save efforts to better optimize commercial fishing. Modes of early hook and line evolved into steam boats that drag huge nets to sweep the seabed.
Factory vessels equipped with advanced navigation instruments and high precision monitoring, manage to fish, freeze and store over 500 tonnes of fish in a single day. And it is because of this that this ancient fishing tradition is now in danger. According to FAO, 60% of commercial species are over-exploited.
In the middle of the last century, 20 million tons of fish were extracted per year. In the late eighties the industry reached 100 million tons per year. By the early nineties countries like Canada stated that in some areas where the fish had prospered for more than 500 years, fish stocks were running low.
On the other hand, by-catch threatens the preservation of animals such as dolphins and turtles, and that is why new techniques aim at allowing selective fishing that preserve these species.
The modern view of aquaculture revolutionized fishing in recent decades, turning the job of fishermen into fish farmers. Farms try to neutralize the environmental impacts involved in capturing wild fish to make fishing more like agricultural work, anticipating that one day the sea start to take out empty nets.
Fuente: “Maravillas Modernas: Pesca Comercial”, de History Channel / fao.org
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