300 GOTAS

Publicado el Bastián Baena

El mucílago cubrió al Mar de Mármara con su manto verdoso

Entre sus islas destaca Mármara, rica en mármol, y de allí su nombre. Cincuenta años de una creciente población que hoy supera las 25 millones de personas vertiendo los desechos de sus industrias y colmando las aguas de residuos, convirtieron al Mármara en un mar que ya no es apto para la vida.

Al comienzo los pescadores retiraban las suciedades adheridas a sus redes, pero hoy las redes no consiguen sumergirse, y únicamente arrastran desperdicios que recubren con una mucosidad glutinosa las aguas de este manto pútrido y denso.

Sumado a los estragos del cambio climático, esta baba espesa comenzaría a manifestarse hacia finales del siglo pasado sin que nadie advirtiera del desastre, y no repararon particularmente en esa capa viscosa que empezaba a formarse sobre las superficies, y cuyas espumas azulosas acabarían invadiendo el mar entero, sumergiéndose más de treinta kilómetros y generando una irreparable catástrofe.

La fauna marina pierde la capacidad de hacer su fotosíntesis. Ya no penetra luz en el interior, escasea el oxígeno. La sustancia impide a los rayos solares ingresar, la fauna submarina está siendo amenazada y los corales, encargados de filtrar las aguas para que estas permanezcan limpias, están muriendo.

Mucílago marino es como se conoce a esta plaga que no sólo acabó con la industria pesquera y hotelera, sino que acecha la salud humana, toda vez que ha despertado brotes de cólera y propagado otros virus, llevando al gobierno turco a cerrar playas y a tomar políticas de limpieza. Se ha intentado bombear el fango que se apoderó de un mar interior que llevaba dos millones y medio de años conectando al Mar Negro con el Mar Mediterráneo, sirviendo como puente entre la parte asiática de Estambul con la parte europea, pero al Mármara parece ser que ya se le agotó la vida.

MAR DE MÁRMARA

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