300 GOTAS

Publicado el Bastián Baena

Los excéntricos jardines construidos en medio de un desierto

Basta con que llueva en el desierto para que surja una nueva expresión en su paisaje. Con un poco de agua cualquier terreno, por árido que parezca, empezará a manifestar una expresión nueva de vida.

De esta forma Israel ha transformado sus desiertos en plantaciones de inmensos cultivos. Abasteciéndose de los ríos y las aguas del subsuelo, la agricultura de este país prospera sobre un territorio ancestralmente inhóspito. Estas técnicas de convertir desiertos en oasis de verdor no serían un problema si no fuera porque en su proceso suelen sobreexplotarse y contaminarse los recursos hídricos. Los mismos israelíes están advertidos de la dimensión descomunal a la que ha llegado su producción agrícola.

En otros desiertos el derroche del agua subterránea evidencia el menosprecio de algunos excéntricos millonarios por malgastar un recurso que corresponde a todos los seres vivos. En pleno desierto de Wada Run se encuentra un inexplicable jardín al estilo francés, con canales que se extienden y ocupan centenares de hectáreas. Jeques de Oriente Medio construyen palacios fabulosos en lugares resecos, valiéndose de la explotación indiscriminada de las escasas y limitadas fuentes de agua.

La desfachatez llega al extremo cuando una gran ciudad parece prosperar a costa del deterioro ecológico. Es el caso de Las Vegas y Dubai. Íconos del despilfarro, estas aglomeraciones humanas edificadas en medio de la nada requieren un consumo demencial de agua para poder sustentar la tanta dilapidación de su estilo de vida.

Bajo este suntuoso modelo de vida, la ostentación predomina por encima de los valores que inculquen la importancia del cuidado y el respeto por los recursos ambientales. No sabemos por cuánto tiempo más podremos permitirnos estos lujos. Tendrán un límite. Será el momento en el que comprobemos que el dinero servirá de poco cuando pretendamos llenar de nuevo las fuentes con agua.

The eccentric gardens built in the middle of a desert

It only takes some rain in the desert for the emergence of a new expression in its landscape. With a little water, any terrain, as arid as it may be, will begin to manifest a new expression of life.

Thus Israel has transformed their deserts into immense plantations. Stocking water from rivers and groundwater, agriculture in this country thrives on an ancestrally inhospitable territory. These techniques of turning deserts into oases of greenery would not be a problem if in the process they wouldn’t often over-exploit and contaminate water resources. Israelis themselves are aware of the enormous dimension that their agricultural production has come to.

In other deserts, groundwater waste demonstrates the contempt of some eccentric millionaires for monopolizing a resource that belongs to all living beings. In the desert of Wada Run an inexplicable French garden is located, with channels that extend and occupy hundreds of hectares. Middle East sheikhs build fabulous palaces in dry places, using the indiscriminate exploitation of the scarce and limited water sources.

Impudence goes to the extreme when big cities seem to thrive at the expense of ecological deterioration. This is the case of Las Vegas and Dubai. Icons of waste, these urban agglomerations built in the middle of nowhere require insane water consumption to sustain their eccentric lifestyle.

Under this sumptuous life model, ostentation prevails over the values that instill the importance of caring and respecting environmental resources. We do not know for how long we will be able to afford these luxuries. They will have a limit. It is time to realize that money will soon be useless when we pretend to refill water sources.

Fuente: diariouno.com.ar / eltiempo.com

 

Fotografía: yalosabes.com

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