300 GOTAS

Publicado el Bastián Baena

El mundo oculto de las tuberías: la ruta del agua

Enterrado bajo el suelo, un imperio escondido de miles de kilómetros de conductos y túneles dispersos transportan el agua desde regiones remotas antes de alcanzar la ciudad.

Las civilizaciones más sofisticadas tuvieron presente el desarrollo de tuberías como una forma de prevenir enfermedades asociadas a la escasez de agua. Este intrincado sistema previene las epidemias, pestes y brotes que en cambio proliferan allí donde no se cuenta con acueductos.

Las primeras civilizaciones ya se ocupaban de transportar el agua desde las zonas elevadas y dirigirlas por medio de canaletas hacia un destino comunitario. Los vestigios de algunas acequias sugieren que hace más de 6.000 años algunas regiones ya contaban con una red de distribución de agua.

Es conocido el rudimentario sistema de desagüe empleado en la antigua Mesopotamia o los canales de riego que los babilonios ingeniaron para embellecer sus elevados jardines colgantes, y más recientemente la ambiciosa obra de fontanería que desarrollaron los romanos con su famoso acueducto. Así también en las antiguas culturas indoamericanas hallamos precarios sistemas de cañerías para la distribución del recurso.

Sin pensar de dónde viene o hacia dónde va, el agua sale del grifo como por arte de magia. Ocultas en el interior de las paredes, cañerías de cobre, acero y plástico conforman las venas y arterias de nuestros hogares. Pero el truco consiste en que antes de llegar a nuestras casas el líquido debe atravesar un insospechable laberinto compuesto de enmarañadas redes y tuberías.

Uno de los mayores desperdicios de agua potable disponible para las necesidades humanas es producto de fugas y filtraciones en estos complejos sistemas. Finalmente la inclinación pendiente de los desagües y alcantarillados permitirán al agua rehacer su viaje hacia una planta de tratamiento, en espera de poder retornar al curso fluido de los ríos que la reclaman de nuevo.

The route of water

Buried underground, a hidden empire of thousands of kilometers of scattered canals and tunnels transport water from remote regions before reaching the city.

The most sophisticated civilizations had in mind the development of pipelines as a way to prevent shortages associated with waterborne diseases. These intricate systems prevent epidemics, plagues and outbreaks that instead proliferate where there are no aqueducts.

The first civilizations already dealt with transporting water from elevated areas and directing them through gutters into a community destination. The remains of some ditches suggest that over 6,000 years ago some regions already had a water distribution network.

Well known is the rudimentary drainage system used in ancient Mesopotamia or the irrigation canals that the Babylonians created to beautify their high hanging gardens, and more recently the ambitious work of plumbing developed by Romans with their famous aqueduct. Also in ancient Native American cultures we find precarious plumbing systems for the distribution of the resource.

Without thinking about where it comes from or where it goes, water comes out from the tap as if by magic. Hidden inside walls, copper, steel and plastic pipes make up the veins and arteries of our homes. But the trick is that, before reaching our houses, the liquid must pass through a tangled labyrinth of unsuspected networks and pipelines.

One of the biggest wastes of potable water available for human needs comes from leaks and seepage in these complex systems. Finally the slope inclination, sewers and drains allow water to rebuild their journey to a treatment plant, awaiting to return to the fluid flow of rivers that claim it back.

Fuente: tch.com / uco.es

 

Ilustración: sirenasahogadasenvodka.blogspot.com

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