300 GOTAS

Publicado el Bastián Baena

En la Guajira colombiana no falta agua. Falta mayor presencia del Estado

En Macondo no paró de llover durante cuatro años, once meses y dos días. Y aunque es un pueblo de fábula, sus coordenadas sugieren una ubicación cercana a esas regiones que hoy -más allá de la ficción- soportan la realidad de una inenarrable sequía.

La comunidad wayúu atraviesa una de las peores calamidades de todos los tiempos, y aunque curiosamente está asentada sobre un enorme depósito acuífero que yace bajo tierra. El problema es que para extraer esta agua es necesario construir pozos que sobrepasan los precarios recursos de infraestructura con los que cuenta la comunidad.

En la última década poco se ha logrado avanzar en el cumplimiento de las coberturas mínimas de los recursos básicos, y hoy ninguno de los quince municipios guajiros cumple con los estándares del país.

La acción departamental asegura que los recursos de que disponen no alcanzan para sobrellevar los avatares de esta incesante sequía. Los carros cisternas que reparten el agua no son suficientes. Las pocas represas que abastecen al sistema se encuentran en pésimas condiciones y están casi vacías. “Aquí nunca ha habido un alcalde”, asegura un habitante de la zona, y a pesar de que en épocas electorales se haga notoria la presencia de campañas políticas prometiendo esperanzadoras respuestas. “La tierra es fértil, lo que falta es agua”, señala otro miembro de la tribu que en los últimos años ha visto morir a más de diez mil animales a causa de la sequía y el abandono.

En estos tiempos de olvido, el coronel no vacilaría en retomar las armas para emprender una de sus tantas y frustradas revoluciones, en aras de combatir a un Estado que poco se ha manifestado luego de que en su pueblo la falta de lluvia se prolongara por más de cuatro años, once meses y dos días.

The Colombian Guajira does not need water; it needs the presence of the State

In Macondo it rained during four years, eleven months and two days. And although it is a fable village, its location it near those regions that support the reality of an unspeakable drought.

The wayúu community is experiencing one of the worst disasters of all times, even though they are settled under a huge aquifer. The problem is that for extracting this water it is necessary the construction of wells, but this exceeds the precarious resources of the community.

In the last decade there has been no progress in the fulfilling of the coverage of basic resources, and today none of the fifteen districts of the Guajira meets the standards of the country.

The provincial government ensures that resources are not sufficient to address this relentless drought. Trucks that distribute water do not reach all the corners of the territory. The few dams that supply the public system are in poor condition, and almost empty. “There has never been a mayor here”, says a resident of the area, although for the election political campaigns promise hopeful answers. “The land is still fertile, what we are missing is water”, says a member of the tribe who witnessed in recent years the death of more than ten thousand animals because of drought and neglect.

In these times of oblivion, the colonel Aureliano Buendía would not hesitate to taking up the arms and beginning one of his many frustrated revolutions to combat a State which has no presence in his village, and where it hasn´t rained for more than four years, eleven months and two days.

Fuente: elespectador.com / eltiempo.com

 

Fotografía: agromeat.com

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