En Indonesia le otorgan al baño diario un valor primordial, tanto es así, que comúnmente se suelen saludar con una expresión que traduce algo como: “¿Ya te bañaste hoy?”
Los baños más tradicionales de la cultura indonesia consisten en una pila construida de piedra y cubierta por agua, de la cual se extrae sólo lo necesario por medio de un recipiente, cuidando de nunca volver a verter esta agua sobre el embalse de almacenamiento, y para lo cual la persona debe mojarse conservando ciertas distancias.
Al interior de los hogares la diferencia no es muy notoria, y apenas se alejan del modelo tradicional en la sofisticación de los materiales con los que está fabricado el baño: una letrina clavada sobre un escalón, un contenedor de agua potable debajo del chorro, y un balde multiusos con forma de cucharón.
Los hay del tamaño de un inmenso dormitorio, así como aquellos en los que apenas cabe una persona parada. Lo que sí es que en los baños de Indonesia no existen los espejos ni las cortinas ni los lavatorios. Aún más, no existe la bañadera como tal. El bañarse consiste en un acto manual, donde la persona riega el agua sobre su cuerpo y donde todo el baño se utiliza como una sola ducha. El declive del suelo permite que las aguas grises corran a través de una rejilla.
En esta idiosincrasia indonesia la higiene y los cuidados de la limpieza son costumbres asociadas con la buena salud. Curiosamente el empleo del papel higiénico les resulta horroroso: en todo baño hay una manguera que resultaría siendo una versión precaria de lo que en occidente se conoce como el bidet. Tan sencillo como suena, para vaciar los retretes se emplea el mismo método de verter el agua de la pila con un recipiente.
Fuente: ngenespanol.com / elmundo.cr / viajandoporahi.com
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