300 GOTAS

Publicado el Bastián Baena

Agua dulce de Brasil

Región surtida de fuentes, cascadas y ríos, Minas Gerais ha sido declarada Patrimonio de la Biósfera. De estos territorios fabulosos manan las aguas que generan electricidad a la región más poblada de Brasil.

Gracias a la intervención masiva de activistas, las reservas de agua no acabarán embotelladas. Sin embargo la lucha contra la minería está siendo perdida. Las fábricas de hierro tienen agujereado el suelo de Minas Gerais con boquetes que superan en tamaño al territorio francés. Para transformar el hierro en acero se emplea como combustible el carbón vegetal. Crece entonces la industria de los hornos dedicados a arrasar selvas nativas para sembrar bosques estériles repletos de pinos que transformarán en carbón.

El pino, ideal para producir madera por la rapidez con la que crece, acaba impermeabilizando el suelo y secando la floresta, reduciendo casi a cero la biodiversidad en su entorno. En un par de décadas estas zonas se vuelven áridas, impidiendo el resurgimiento de la vida silvestre. Sus raíces poco profundas no evitan la erosión de la tierra y el continuo desmoronamiento de arena termina contaminando los ríos.

En busca de oro y diamantes, la minería cava la pendiente de las montañas mientras deja deslizar la tierra hasta las costas de los ríos, cubriendo de arena los lugares donde antes se reproducían peces en abundancia.

Y, por si fuera poco, los deshechos de la extracción minera se filtran en la tierra hasta llegar a las capas freáticas, envenenándolas con metales pesados. A causa de esto, los habitantes de esta zona tienen que padecer la paradoja de purificar el agua contaminada del río para convertirla en agua potable.

El negocio resulta rentable para unos pocos. La codicia no comprende que sin agua la destrucción opera directamente sobre nosotros.

Decenas de hectáreas fueron devastadas mientras llovían estas trescientas palabras.

The flow of water

In a region of fountains, waterfalls and rivers, Minas Gerais has been declared as a Biosphere Reserve. From these fabulous territories flow the waters that generate electric power for the most populated region of Brazil.

Thanks to the massive intervention of activists, water reservoirs will not end bottled. However, the fight against mining is being lost. Iron factories have pierced the floor of Minas Gerais with gaps that exceed the territory of France in size. For transforming iron into steel charcoal is used as fuel. Therefore grows the industry of ovens that devastate native forests to plant sterile pine forests in order to transform them into coal.

Pines, which are ideal for producing wood because of their fast growing rate, end up waterproofing the floor and drying the forest, reducing the biodiversity in their environment to almost zero. In a couple of decades, these areas become dry, preventing the resurgence of wildlife. Their shallow roots do not prevent soil erosion and the continuing collapse of sand ends up polluting rivers.

In search of gold and diamonds, mining companies dig the slopes of the mountains letting the land slide to the shores of rivers, covering with sand the places where once fish reproduced in abundance.

And if that was not enough, the waste from mining seep into the earth and reaches ground water, poisoning it with heavy metals. Because of this, people in this area have to suffer the paradox of having to purify polluted river water for turning it into drinking water.

The business is profitable only for a few people. Greed does not understand that without water destruction operates directly over us.

Dozens of hectares were devastated while these three hundred words were poured into this page.

Fuente: Documental “La tierra desde el cielo” / Revistas “Pesquisa”

 

Fotografía: Luz Miguez
Fotografía: Luz Miguez

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