Para finales del 2015 la OMS se había propuesto aportar una solución concreta al problema de la escasez de agua, trazándose el objetivo de hacer llegar el suministro a por lo menos la mitad de esa población que a finales del siglo pasado no contaba con acceso sostenible a fuentes de agua. Los objetivos propuestos, veinticinco años atrás, no pudieron cumplirse. Y aunque algunas propuestas lograron ejecutarse y los avances son significativos, algunas otras medidas, como las que están cobrando por adelantado el suministro de agua en algunos países africanos, representan un retroceso notable en la misión humana de dotar a todos los seres vivos con su abundante y necesaria ración de agua.
Hablamos de unos contadores prepagos donde la gente debe pagar por anticipado su consumo. Los dispositivos han comenzado a popularizarse en países como Zimbabwe, Namibia, Nigeria, Swazilandia, Tanzania y Sudáfrica, donde son millones de personas las que acumulan cuentas de cobro pendientes, y que ahora encima tendrán que ponerse al día para comenzar a gozar de un servicio que, aparte, deberán pagar por adelantado.
Los contadores se ubican desde luego en los barrios y zonas más marginadas, por lo cual muchos habitantes de estas zonas han tenido que recurrir a la vieja usanza de captar el agua de lluvia que se acumula en los charcos. Varias organizaciones y activistas se oponen a estos mecanismos para controlar el acceso a un servicio que entendido como fundamental.
Con más de mil millones de habitantes, en el continente africano más de una tercera parte de su población padece los estragos de la escasez de agua. Para efectos de solucionar estos inconvenientes, la alternativa de ninguna manera podría ser la que intenta aplicarse: pagar por agua. Sobra decir que de esta forma las personas más necesitadas no podrán contar con ella.
Fuente: ipsnoticias.net / unicef.es
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