Buenos Aires es cuestionada por darle la espalda al río. Hace muchos años el Río de La Plata tuvo que retroceder para abrirle paso a las nuevas transformaciones urbanas. Sus costas se alejaron del tránsito citadino y el río fue arrinconado hacia esquinas distantes, y desde allí sigue sirviendo de sustento principal para el abastecimiento de agua potable.
Indiferente a las aguas, la idiosincrasia del porteño aún no valora la importancia del cuidado del recurso hídrico, y en sus dinámicas cotidianas practican el malgasto y el derroche innecesarios. Es común encontrar grifos que goterean con indiferencia y otras filtraciones de agua sin reparar al interior de los hogares.
Pero la práctica más penosa la protagonizan todas las mañanas los encargados del aseo de los edificios y los dueños de las casas que salen a regar las veredas. Al interior de los barrios, en cada cuadra, cientos de mangueras desperdician agua en el riego superfluo del pavimento, y es así como cada día se echan a perder millones de litros de agua en las calles de Buenos Aires.
Es lamentable sospechar que el abuso indiscriminado e inconsciente del recurso hídrico por parte del porteño, se debe a que este servicio es en gran parte subsidiado por el Estado, y así el precio que tienen que pagar por su consumo resulta irrisorio en proporción al gasto. Es decir, que para tomar consciencia y resolver este derroche, sería necesario encarecer el valor de los servicios públicos.
En unos años el uso de mangueras será tan cuestionable como ver a una mujer fumando en estado de embarazo. Una reglamentación estricta que regule el uso de agua para la limpieza de las aceras podría contrarrestar estos abusos, pero una solución más contundente consiste en generar una cultura crítica, consciente y responsable de los cuidados ambientales.
Buenos Aires loves watering the pavement
Buenos Aires is questioned by turning their back to the river. Many years ago the Rio de la Plata had to retreat to make way for new urban transformations. Its coasts moved away from the city’s traffic and the river was cornered to distant areas, and from there continues to serve as mainstay for the supply of drinking water.
Indifferent to water, the idiosyncrasy of «porteños» still does not value the importance of protecting water resources, and in their daily dynamics they practice unnecessary waste. It is common to find leaky faucets and other indifferent unrepaired water leaks inside homes.
But the most painful practice is carried every morning by janitors and homeowners who water sidewalks. In every neighborhood, on every block, hundreds of hoses waste water by watering the superfluous pavement, and that is how every day millions of liters of water are spoiled in the streets of Buenos Aires.
It is unfortunate to suspect that the indiscriminate and unconscious abuse of water resources done by «porteños» occurs because this service is largely subsidized by the state, and thus the price they have to pay for their consumption is laughable in proportion to the expenditure. That is, to become aware and solve this waste it would be necessary to raise the value of public services.
In a few years the use of hoses will be as questionable as seeing a pregnant woman smoking. Strict regulations governing the use of water for cleaning sidewalks could counteract these abuses, but a more robust solution consists of generating a critical, conscious and responsible environmental care culture.
Fuente: change.org / aysa.com
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