Yo veo

Publicado el Diego Leandro Marín Ossa

A Pereira le llegó La Hora 25

Entre los días 13 y 17 de agosto la Corporación Teatro Hora 25 estará en el Eje Cafetero con la obra PORFIRIO BARBA JACOB “EL HOMBRE QUE PARECÍA UN CABALLO”

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Hora 25 lleva a escena a uno de los poetas más importantes de la lengua española, cuya semblanza llega a los más  intrincados y recónditos misterios que circundan el espíritu del hombre, como este, Porfirio Barba Jacob, “…Soy un perdido- soy un marihuano- a beber, a danzar al son de mi canción”.

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Este bate antioqueño un día resolvió abandonar su pequeña parcela aldeana en los empinados andes colombianos, para echar a andar por el mundo con su pesado fardo de inquietudes, de vacilaciones, de dolor  y desesperanza al mismo tiempo.

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Abandonó un día su tierra nativa, sus breñas campesinas donde las “brisas olían a azahares”, según su propia expresión, para ir a recorrer muchos caminos del continente americano y muchas estaciones del alma, en un desolado errabundaje sin descanso, en el cual su corazón se abría, como fruto sazonado,  para ir dejando a través de todo su itinerario doloroso, los más extraños jugos, en los que la ternura por las cosas de la infancia, el amor por la naturaleza, la exaltación de los más sórdidos vicios y su homosexualidad como una herida abierta ante los ojos de la pacata sociedad Antioqueña , el manifiesto y estremecido temor hacia la muerte, la anhelante melancolía que rodeaba su soledad sin límites, se mezclaba extrañamente con sus gritos de rebeldía que salían de su alma atormentada como piedras sin pulimentar, incandescentes y hermosas, en medio de borbotones de lava y de ceniza.

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La obra representa la vida y creación del poeta a través de un lenguaje poético y anecdótico. Es el Príncipe Sombrío, el Poeta Maldito, Desorbitado y Trashumante, es el poeta del dolor y de la angustia, el Sacerdote de la Rima, el cual se debe conocer por su obra misma, no es preciso conocer su vida para comprenderlo, pues en él, Poesía y Vida se unen, se complementan y se confunden en tal forma que una es a la otra, lo que el rostro a la imagen reflejada en un espejo. El hombre que parecía un caballo está presente, en Colombia, todavía hoy, diciéndonos sus versos.

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