Yo veo

Publicado el Diego Leandro Marín Ossa

Guía 3 para ver a “Escobar, el patrón del mal”.

¿Qué pedirle a la televisión?

A la televisión como medio hay que reclamarle que su papel ético político en la construcción de opinión pública, que en ese sentido sus objetivos se orienten a la construcción de sujetos políticos activos, ya que su rol como institución social es protagónico en nuestra formación como televidentes, sobre todo si tenemos en cuenta que tanto hoy en día como desde hace siglos mediamos nuestra realidad a través de la imagen. Pero lo más importante es comprender que un medio de tanta importancia y alcance se está limitando en sus usos sociales a entretener e informar.

Cabe recordar que la imagen sirve como soporte de memoria, cumple una función de control social, opera como simulacro, documenta la vida cotidiana, afecta y modela la sensibilidad y divierte alrededor de variados saberes y formas de conocimiento.

Todo esto se puede aprovechar en el espectro educativo a sabiendas de que la televisión como medio no es la única responsable de las variadas formas de violencia y menos aún de todas las carencias y necesidades educativas de la sociedad. A sabiendas incluso de que siendo pública o privada, abierta o cerrada, local, nacional o global es un negocio.

El papel de los padres

A los padres les corresponde acompañar la recepción televisiva, lo que no siempre requiere una presencia corporal frente al aparato y al lado de sus hijos, en cambio implica una comprensión y un diálogo permanente con relación a los contenidos y a las formas televisivas, sin limitar las interpretaciones a la esfera moral, pero a la vez identificando y promoviendo valores.

Por otra parte para que este acompañamiento sea eficaz, los padres deben formarse con relación a los modos de ver televisión, evitando censurar sin comprender y llevando a sus hijos a una serie de estrategias negociadas, que van desde apagar el televisor en algunas horas de la jornada, ayudarles a comprender la realidad que allí se representa, formar una mirada crítica y propositiva de la sociedad a través de dicho medio, compartir con ellos otros relatos (el paseo, la caminata, el museo, el cine, el teatro…), e incluso hacer juegos o ejercicios de producción televisiva en la que ellos como familia y sus temas nucleares sean los protagonistas.

El papel de los educadores

Los docentes poseen las mismas herramientas que los padres de familia, entendiendo que la televisión no los sustituye, que apenas si acaso sirve como estrategia o como recurso educativo en algunas fases que complementan el aprendizaje.

Pero esto exige múltiples retos para los educadores: por una parte requiere comprender el origen y la forma que toma el medio a través de su propia historia y con relación a la historia de las sociedades. Requiere además comprender y aprender las narrativas y lenguajes, los géneros y sus posibilidades en la transmisión de valores, y en la manera de representar la situación existencial de la sociedad. También exige reconocer las estrategias retóricas y discursivas del medio y todo aquello que sirva para desarrollar procesos educativos en la Escuela.

Todo esto puede generar un salto cualitativo si se tiene en cuenta que el lugar común ha sido satanizar la televisión, endilgando a esta el origen de múltiples perversiones y desviaciones sociales. Incluso en las instituciones educativas se deben gestar programas de televisión en los que participen estudiantes, docentes y padres de familia en la elaboración de sus relatos.

De la realidad dramatizada en el informativo a la ficción de la realidad

Con el seriado Escobar. El patrón del mal, la televisión colombiana se ha movido unos grados desde el melodrama noticioso o el espectáculo de la realidad, a la ficción de dicha realidad objetivada por los medios de comunicación. Y es claro que quedan muchos elementos para aprovechar en los contextos sociales donde la polémica por los efectos apenas comienza, y las dinámicas educativas están a la espera de diseñarse y de aplicarse en la construcción de audiencias televisivas cada vez más inteligentes. Espectadores capaces de interpretar con amplitud los contenidos televisivos, y de proponer modos de ser y de mirar la compleja sociedad que se transforma ante nuestros ojos cada día. ¿Y ahora qué sigue en la ficción televisiva?, ¿acaso servirá de algo traer este relato al presente de las nuevas generaciones de colombianos?, ¿luego de que Caracol venda el seriado a nivel internacional qué hará con la opinión que se generó?, ¿cómo aprovechará este fenómeno mediático?, ¿qué haremos nosotros como ciudadanos frente a esta manera de traer el pasado reciente que dio origen a la Colombia corrupta que tenemos hoy?, ¿será que seguiremos condenados a repetir nuestra historia?, el reto educador es una deuda pendiente tan importante de saldar como la deuda histórica que la alianza narco – paramilitar agudizó en su articulación con la política nacional que se extendió por todo el territorio.

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