Yo veo

Publicado el Diego Leandro Marín Ossa

Alejandra Parra o la claridad para percibir el dolor del otro.

En una ciudad del Eje cafetero nació Alejandra. Era el año de 1978 cuando su familia encabezada por una paisa proveniente de San Miguel Antioquia y un tolimense del Líbano la vio nacer en Pereira. Sus recuerdos de niñez están enmarcados por el juego con muchos hermanos y los continuos cambios de vivienda que los obligó a desplazarse entre Antioquia, Caldas y Risaralda, de lo que queda una memoria que habita en ella.

Alejandra Parra, actriz colombiana radicada en París.
Alejandra Parra, actriz colombiana radicada en París.

El contacto con su abuela fue definitivo: ella le contaba historias fantásticas, algunas ancladas en la realidad, en las que emergían el miedo, la muerte y la violencia, lo que llenó sus imaginarios que de alguna manera se han reflejado en sus búsquedas estéticas a lo largo de su vida.

Como a muchos les ocurre con frecuencia en la infancia, el gusto por la representación la fue acercando a las dimensiones dramáticas de la sociedad colombiana. Es así que en sus primeros años de vida utilizó la representación para escapar de realidades que una niña no entiende a su edad, y así encontró otras realidades en las que era ama y dueña de la historia, lo que persiste hoy en día a través de un imaginario que ha evolucionado en su profesión como actriz, directora y gestora cultural.

Ese universo infantil aún alimenta su sensibilidad teatral. Será por ello que la acompaña una imagen que proviene de sus sueños, en los que ha visto a su abuela sobre una carroza llena de flores.

Polo N

Sus bases están en Colombia

Uno de los grandes aportes del teatro colombiano al escenario del mundo es sin duda el método de la creación colectiva, y Alejandra valora esta herencia que ha recibido desde que comenzó a estudiar a mediados de los años noventa en la EPA (Escuela Popular de Artes) de Risaralda. Y desde ese saber adquirido dice que el hecho de reunirse con varias personas a experimentar y encontrar pretextos de puesta en escena en ideas, palabras y objetos, es significativo en la medida que el trabajo de crear se desarrolla a partir de elementos rudimentarios, casi de la nada.

Su partida a Francia se da a los quince años más por una necesidad emocional que formativa o estética, y en efecto la sociedad colombiana de los años noventa influyó en su decisión, más aún cuando percibía el dolor de quienes la rodeaban, lo que le ocasionaba sufrimiento.

El cambio de lugar le ayudaría a respirar un ambiente diferente, y con el tiempo tomaría decisiones con relación a su formación profesional en el teatro, más aún al estar lejos de un entorno que la oprimía.

Aunque el primer año lo dedicó a estudiar el idioma francés y a la rumba, dos sentimientos encontrados la invadieron: el nuevo aire que respiraba con gratitud y la añoranza de muchos amigos que quedaron en Colombia.

Luego de estos años observa que en su país ocurren cosas muy interesantes en el plano cultural, lo que la estimula a construir propuestas para traerlas y compartirlas, mientras que en lo social ve ciudades más pobres, en las que se ha vuelto cotidiano que la gente se pregunte ¿qué vamos a comer mañana?, y eso le preocupa.

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Su formación en Francia y en España

Alejandra cuenta que cuando se marchó de Pereira llevaba la idea secreta de estudiar teatro y por ello presentó pruebas en tres Escuelas. Entonces al aprobar los exámenes eligió una de ellas para iniciar su carrera al tiempo que trabajaba para pagar sus gastos.

Estudió en Poitiers entre 1996 y 1997, luego en la escuela Cours d’Art Dramatique Florent – Paris para obtener su diploma en el año 2004, y en Madrid en la Escuela Fundación Shakespeare durante los años 2000 y 2001. Cuando culminó sus estudios creó una compañía de teatro con una de sus compañeras de escuela.

En el trayecto de su carrera afrontó dificultades, entre otras el aprendizaje de la lengua ya que el francés que aprendió antes de viajara a Francia, aún era rudimentario para la exigencia que implica participar de las audiciones y las puestas en escena, razón por la que en primera instancia dirigió y no actuó. Y más bien se preparó en la oralización del idioma con el objetivo de participar en proyectos escénicos. Esta exigencia sumada a la búsqueda de fondos le ha enseñado que para vencer las dificultades es preciso hacerse a una disciplina, establecer contactos, y ver teatro de los colegas que en su momento harán lo mismo con relación a las obras en las que ella participa.

En el proceso formativo Alejandra Parra hizo una adaptación de Los funerales de la mama grande de Gabriel García Márquez, la cual fue bien recibida por el público, que ella ha cultivado al punto que esas personas siguen asistiendo a las obras en las que participa como actriz o directora. De Enrique Buenaventura montó La Orgía, y una obra que aborda el conflicto armado en Nicaragua en los años ochenta.

Alejandra Parra y Konstantina Samouilidis en 4:48 Psicosis de Sarah Kane.
Alejandra Parra y Konstantina Samouilidis en 4:48 Psicosis de Sarah Kane.

Retorno a Colombia

Regresar a su país es encontrarse otra vez con las bases de su formación teatral, con la familia y con los amigos, es la oportunidad de mostrarle al público lo que hace hoy en día gracias al conocimiento adquirido en estos años de carrera. Y dice que es entrañable presentarse en su tierra en medio del intercambio y de la búsqueda en que se encuentra.

Aunque sigue viviendo en Francia y gestionando proyectos a lo largo y ancho de Europa, tiene previsto arribar a Colombia en el año 2013 con la obra 4:48 Psicosis de la dramaturga inglesa Sarah Kane, quien tras suicidarse en 1999 dejó al menos cinco textos en los que aborda temas muy duros con respecto a diferentes formas de violencia familiar y sexual, además de contenidos sobre la guerra y la soledad.

En efecto 4:48 Psicosis ubica un personaje al límite del suicidio y la forma en que Alejandra y Konstantina (otra actriz que la acompaña) trabajan la puesta en escena, es representando el inconsciente y el subconsciente de dicho personaje, como si se tratara de dos fuerzas o polos del mismo ser, de la misma totalidad. Estas fuerzas antagónicas habitan en la cabeza del personaje y expresan sus histerias, alegrías, dudas, miedos y sobre todo su soledad interna que se hace manifiesta en el rico y complejo lenguaje de la escena.

Y es que Alejandra se encuentra atraída por la obra de la dramaturga inglesa, puesto que la escritora poseía una enorme sensibilidad para percibir el dolor del otro, un universo estético que se encuentra con esas imágenes de niñez que esta actriz preserva, y que hace que estas dos mujeres se enfrenten en la escena, para transmitir esa claridad con la que ven la pobreza exterior de los personajes y los seres humanos a través de la obra.

A la fecha 4:48 lleva tres representaciones en sala, y ocho en espacios no convencionales y como performace. La obra estará en Colombia el próximo año gracias a las gestiones que Alejandra Parra adelanta con la Alianza Colombo Francesa, la Sala Seki Sano y otras instituciones que apoyarán su gira. ¿Qué viene en camino?, la puesta en escena de María Magdalena o la salvación de Marguerite Yourcenar, que de entrada augura muchas sorpresas.

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