Yo veo

Publicado el Diego Leandro Marín Ossa

Guía 1 para ver a “Escobar, el patrón del mal”.

Entre la amplia variedad de reacciones con relación a la serie Escobar, el patrón del mal, se me ocurre una guía para ver la serie que por estos días ha causado polémica dentro y fuera del país. Ya se ha hablado de los efectos nocivos que se supone generará en las audiencias tal programa televisivo, y por ello considero que es preciso aportar algunas ideas que sirvan a los televidentes, y sobre todo a los padres de familia y educadores para que vean la serie, con elementos de juicio que les permita reflexionar y actuar según sus intereses y necesidades culturales y educativas.

Todos opinan, pero ¿comprenden lo que dicen?

La construcción de la opinión toma tiempo, y aunque en la primera semana de emisión del seriado ya se habían generado reacciones viscerales con relación a sus contenidos, fenómeno creciente hasta la fecha, sirve mucho aportar elementos para educar a las audiencia con relación a este asunto.

Una primera reflexión que es necesario plantear es que ante las reacciones más apasionadas generadas hasta ahora, da la impresión que en Colombia vivimos en medio de la paranoia del “enemigo interno” y vemos en cualquier expresión mediática del mal un blanco certero para descargar nuestras obsesiones.

Pero dos problemas que esto trae, es que por una parte acusamos la existencia de distractores mediáticos que nos alejan de la problemática social y sin embargo seguimos el juego. Y por otro lado vemos el mal donde no existe.

Me explico: es cierto que existen fórmulas para concentrar la atención en los temas que se quieran poner en el pensamiento y en la boca de la gente. Si bien este es el caso del seriado, además me parece que la intención es actualizar asuntos de gran impacto político que aún están sin resolver y vender una historia que nadie, hasta ahora, se atrevió a tratar en la ficción televisiva.

De allí que el origen de toda polémica con relación a la serie, radica en la dificultad de asimilar de qué manera dicho relato representa nuestra realidad a la vez que es un producto que se vende, y aunque esto nos extrañe es importante que nos preguntemos ¿qué debemos tener en cuenta para elaborar una opinión útil para educar audiencias con respecto a la recepción televisiva?

La necesidad de educación

Acusar a la televisión de ser la causante de los males que oprimen a la sociedad es el camino fácil, pues ¿qué más se puede decir después de esto?, si acaso es necesario que todos reiteremos los efectos nocivos que generan los medios sobre la sociedad, cuando convencidos de ello, pensamos que estos hacen de seres como Escobar una apología del delito, y así tal creencia bastará para que nos convenzamos de que esta es la raíz del mal.

Pero dudo que un programa de televisión sea el causante de la desigualdad, la corrupción, el narcotráfico y todo lo que de esa mezcla se deriva en nuestro país. Por ello es importante que eduquemos a los niños y a los jóvenes en la recepción televisiva, pero primero que todo a los padres y a los educadores en la comprensión de los fenómenos mediáticos que hacen parte de las dinámicas en la construcción de una sociedad.

Acciones educativas

Las acciones de control que emprenden los diferentes actores de la sociedad sirven para la regulación de contenidos violentos en los medios de comunicación, pero no es la única vía para garantizar la educación mediática de las audiencias televisivas. Se hace necesario que los padres y los educadores acompañen a los niños y jóvenes en su recepción, que se establezca un diálogo: primero con relación a lo que ellos ven, segundo con relación a lo que ellos apropian y tercero con relación a los que ellos no comprenden. De esta manera el seriado se convierte en una oportunidad educativa en la que todos participamos.

Para hacerlo de manera que sirva en el proceso educativo, se hace imprescindible comprender los modos de ser de la televisión y asumir que no es el único dispositivo cultural que existe, además de organizar una serie de acciones de aprendizaje para elaborar una memoria histórica con los jóvenes.

(Continua la próxima semana)

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