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Publicado el Banco Interamericano de Desarrollo

¿Cuántas vidas tiene un edificio?

Este blog fue publicado en Ciudades sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo http://blogs.iadb.org/ciudadessostenibles/

Quetzaltenango. Guatemala. Ocho de la mañana de un domingo de primavera. Con mi cámara y trípode en mano paseo bajo el esqueleto de un edificio de 1930. Mientras tomo la primera foto de la fascinante estructura, no puedo evitar pensamientos del tipo: ¿Qué albergó en el pasado? ¿Por qué se abandonó? y lo que es más importante, ¿Cuántos años más permanecerá en desuso?

Se trata de la estación del desaparecido Ferrocarril de Los Altos, de gran valor histórico para la ciudad y patrimonio cultural de la nación. Construida por ingenieros alemanes  dio servicio a miles de pasajeros y comerciantes en lo que fuera una de las pocas líneas eléctricas interurbanas genuinas de América Latina.

Con tan solo tres años de vida, la infraestructura del recién inaugurado ferrocarril quedó gravemente dañada por fuertes lluvias en 1933. Para mayor desgracia, una controvertida gestión del desastre propició su completo abandono, conservándose tan solo la fachada y la estructura original de la estación.

Durante el recorrido por los recovecos de la terminal de pasajeros, de más de cinco mil metros cuadrados, admiro con asombro el efecto de luces en la nave central creado por sus enormes tragaluces. Tomo otra foto. Más tarde accedo a sus dos naves laterales, también iluminadas naturalmente.

¿Qué usos se le dieron a estos magníficos espacios?

Mi compañero me cuenta que se utilizó como base militar hasta 1996, y luego se volvió a abandonar. Tras 8 años de ideas y conversaciones en la ciudad, se acordó convertirlo en un Centro Intercultural y Deportivo, gracias a una alianza de pequeños y medianos empresarios, profesionales, líderes cívicos y academia. Se ideó como un proyecto multisectorial en el ámbito de la cultura, el deporte, el desarrollo personal y la socialización, con espacios para la creatividad, el arte y la música. Sigo tomando fotos y veo que el deterioro se ha adueñado hoy del espacio.

Continúo mi paseo por otras estancias del increíble complejo de 40.000 m2, en su mayoría completamente abandonadas, y trato de imaginarlas llenas de vida. ¿Cuál sería el mejor uso para estos espacios?

Afortunadamente, la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles ha priorizado la recuperación de este centro en el Plan de Acción que desarrolla para la ciudad. Plantea que guarde un papel fundamental en la retícula urbana, ya que se ubica en el único nodo en el que convergen las dos arterias del nuevo sistema de transporte colectivo BRT, proyecto contemplado también en el plan.

La reinserción de estos miles de metros cuadrados disponibles podría generar beneficios económicos para el desarrollo local, especialmente para la juventud. Y lo más importante es que cumple con la función social de concienciar a los ciudadanos de conservar su legado cultural sin mermar su significado.

Finalizo mi visita por la emblemática estación, no sin antes hacer una última foto, y en lo que queda de día ya no puedo dejar de preguntarme:

¿Cuántas vidas tiene un edificio?

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