El Cuento

Publicado el ricardogonduq

¿Somos perseguidos políticos de La Haya?

Érase una vez unos que empezaron a decir que eran «buenos muchachos». Que no robaban. Que no chuzaban. Que no sobornaban. Que no hacían ‘limpieza social’. Pero los jueces nacionales dijeron todo lo contrario. Otro buen día, a miles de kilómetros de distancia, unos jueces ahora internacionales, se fueron con toda contra nosotros para quitarnos extensiones aún no contadas de mar. ¿Persecuciones?

San Andres2

Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

El olor a conspiración ha estado por todos lados desde noviembre de 2012 cuando la Corte Internacional de Justicia decidió que más de 75 mil kilómetros cuadrados de mar que creíamos nuestros, serían de Nicaragua. Aunque en palabras del Gobierno, el fallo no se ha “aplicado”, muchas versiones han surgido del porqué la CIJ ha fallado de manera tan radical contra Colombia.

Una de las primeras teorías fue la de la excanciller Noemí Sanín, quien en un libro titulado ‘La llegada del dragón’ sugirió que la presencia de la jueza china de la CIJ, Xue Hanqin, habría influido en la decisión de sus colegas para darle al gobierno de Daniel Ortega una porción suficiente de mar y hacer realidad su megaproyecto del canal interoceánico. Con una firma china como socia.

A pocos meses del fallo ya en 2013, la empresa china HKND firmó con Nicaragua el inicio de la construcción del canal que costará 30 mil millones de dólares. Para la ex canciller, la votación unánime de la CIJ estuvo viciada por el amiguismo de Hanqin y el abogado nicaragüense que lleva 30 años manejando el caso contra Colombia, Carlos Argüello.

Conectada a la primera conspiración, está una más con supuestos enemigos internos. Resulta que Rafael Nieto Navia, que fue uno de los abogados de Colombia en el litigio, tuvo que renunciar a esa asesoría después de que se descubriera que su yerno asesoraba en Estados Unidos a la compañía china. Él respondió que no conocía de ese trabajo específico del esposo de su hija, pero a la polémica se le sumó una idea de infiltración.

Ahora, cuando ha vuelto a fallar la Corte de La Haya y de qué manera contra Colombia al admitir una demanda que en el papel podría quitarnos mar hasta el frente de Cartagena; un grupo de académicos están diciendo que la CIJ fue vengativa. Según Laura Gil y Andrés Molano, “estamos pagando” el mal manejo de “torear” a los jueces y al gobierno de Nicaragua.

Aunque ni la canciller ni el presidente le han dado crédito a estas ideas de amiguismos, infiltración y venganza de la Corte de La Haya; sí decidieron desconocer el nuevo fallo de este 17 de marzo, que no se esperaban. Como la decisión no nos gustó, optamos por desconocerla.

Esto es como si aceptamos jugar el partido desde 2001, cuando fue la primera demanda; ratificamos que estaríamos en el segundo tiempo, cuando  seguimos yendo a la Corte a defendernos por el fallo de 2012; pero cuando vamos perdiendo en el minuto 90, decimos que nos retiramos. Aunque no aceptamos perder por “doble u”.

Me han dicho que es cierto que la justicia internacional no existe o que para el caso es lo mismo, que es de “voluntario cumplimiento”. Que por eso fácilmente el gobierno del presidente Santos puede decir que no va a seguir respondiendo ante la CIJ. No nos gusta el juez, así que no le rendimos cuentas. ¿No es la misma lógica del uribismo que alega amiguismos, infiltraciones, venganzas, para que quienes están en líos con la justicia huyan del país o se declaren presos políticos?

Ante los seguros linchamientos, aclaro que por supuesto lo ideal sería que no nos quitaran ni un centímetro de mar, ni de territorio, como lo garantizó el Gobierno después del fallo. Lo cual además sería una inyección letal para esta administración. Pero a pesar de lo equivocada que esté la justicia internacional y a pesar de que no sea de obligatorio cumplimiento como la justicia nacional, acá empezamos a dejar un precedente complicado con algo así como que somos perseguidos políticos de La Haya.

¿Qué dirán los de un lado cuando, en un hipotético caso la Corte Penal Internacional –que valga aclarar no tiene ninguna relación con la CIJ de ahora– le diga a Colombia que tiene que castigar severamente y con cárcel a los jefes de las Farc que cometieron delitos de lesa humanidad? Quizá ahí sí el combo de los “buenos muchachos” va a decir que hay que respetar a la justicia.

Un punto de giro: Está bien que en Bogotá quieran limpiar y hacer ver mucho más bonita la ciudad, pero aún no me como ese Cuento de la Alcaldía de que los grafitis son sinónimo y llaman a la inseguridad. Esa obsesión por el “orden” me genera muchos líos con las libertades.

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