Si hay un arte del que me parece difícil escribir es del contemporáneo conceptual y el que recurre a las nuevas tecnologías. Hace varios meses vi por primera vez en Espacio El Dorado la obra de Felipe Lozano, quien, según me explicaron en ese entonces, recurre a la inteligencia artificial para producir imágenes de cuerpos humanos desnudos.

Como este tipo de temas es difícil tratarlos en redes sociales, preferí no tocarlo mucho en @LiarteconArte, pero cuando leí que Felipe Lozano expone en el marco de Bogoshorts, el Festival de Cortos de Bogotá también conocido como Bogotá Short Film Festival, decidí explorar su obra.

Bogoshorts es un festival cinematográfico que se realiza cada diciembre en Bogotá que tiene como objetivo proyectar cortometrajes, un género difícil de ver en pantalla grande. La edición de 2023 rindió honor al cuerpo porque, según los organizadores, “los cuerpos nos reconocen, nos diferencian, nos identifican, nos permiten correr y saltar, reír y llorar, tocar y sentir; pero, sobre todo, nos cuentan historias”, y con ese contexto Felipe Lozano exhibe “F.L.E.S.H.” (Figuras Luminosas en Situaciones Hedonistas).

En esta muestra que se puede ver gratuitamente hasta el 28 de enero de 2024 en la Sala E de la Cinemateca de Bogotá (entre las 2:00 p.m. y 5:00 p.m.) el artista reflexiona sobre los cuerpos deseados y deseables, y por los estándares de belleza en la era del capitalismo farmacopornográfico.

No quería dejar de escribir sobre “F.L.E.S.H.”, así que entrevisté a Felipe Lozano para conocer su proceso artístico.

¿De dónde surgen sus proyectos artísticos?

Más que proyectos, son procesos que van emergiendo sin la intención de hacer el producto final y gracias a la experimentación van saliendo varias cosas.

Todo parte de la influencia que ha tenido la pornografía y la democratización de estas producciones audiovisuales con el internet. Me interesar entender la sexualidad y el placer, sobre todo porque mi generación y nuestras generaciones nació y creció con el internet, así que considero que tuvimos un primer acercamiento a la educación sexual con la pornografía. La pornografía nos enseñó cómo se debía practicar la sexualidad.

Exploré sobre la pornografía y sobre esta esta gran producción audiovisual y con la inteligencia artificial quise hacer porno en el que no haya humanos, quise crear nuevas formas de entender la sexualidad y el placer más allá de lo que se nos muestra sobre las culturas estandarizadas.

¿Qué encontró en esa búsqueda y propuesta?

Yo pensé que me iba a encontrar como con el futuro de la pornografía que no explotara cuerpos humanos, que se saliera de los estándares de los cuerpos esculturales, generalmente blancos; pero lo que sucedió es que se generaron unos cuerpos no hegemónicos, pero le daban la posibilidad al espectador de interpretar nuevas formas de entender el cuerpo porque se acerca más al cuerpo mutante o el cuerpo monstruoso.

¿Cómo fue eso?

Yo creé un gran banco de imágenes con varias categorías y le di al algoritmo con inteligencia artificial la orden de crear nuevas imágenes. Lo que sucedió fue que me generó unos errores cromáticos en los que uno podía reconocer ciertos patrones, pero la mayoría eran imágenes abstractas y bizarras, me llamó la atención porque se parecía a las obras de Francis Bacon como entre lo erótico y lo monstruoso, entre el placer y el dolor.

De este proceso me parece interesante es que estaba educando a la inteligencia artificial en la educación sexual basada en la pornografía.

Y esa fue la exposición en Espacio El Dorado…

Allí presenté “Delirio carnal”, el resultado de esa colaboración con la inteligencia artificial. Había pinturas bidimensionales y un video continuo en el cual el espectador tenía la posibilidad de sumergirse en esta ‘gangbang’ u orgía de bits (en relación con la categoría del porno y por el nombre del algoritmo que usa el artista). Era una explosión de imágenes en las cuales el espectador no reconoce nada literalmente, pero sí le resultan familiares.

¿Cómo llega a “F.L.E.S.H”?

“F.L.E.S.H” sigue por la obsesión por consumir cuerpos, algo que surge de la pornografía, algo que no solo cambió la manera de ver y entender la sexualidad, sino también los estándares de belleza muy específicos sobre cómo se debe esculpir el cuerpo.

Me obsesioné en la influencia que ha tenido la pornografía en la manera de construir nuestro cuerpo, pero más que una crítica (entendiendo que estos estándares han trascendido a otros medios como las redes sociales). No es una crítica, sino un reflejo porque yo mismo me considero una víctima de este capitalismo en el que el cuerpo se vuelve un objeto de consumo.

Hay varias piezas que hablan sobre la idea antropofágica del consumo de cuerpo y la metáfora del consumo del cuerpo en la virtualidad, le dan al espectador la posibilidad de pensar el cuerpo con una masa de carne.

¿Qué nos puede contar de las obras?

Mi objetivo es sacar esas imágenes de los cuerpos construidos con inteligencia artificial y trasladarlas al mundo material, y por eso hay una trotadora que sirve para esculpir el cuerpo y que también despersonaliza el cuerpo porque no importa la persona o la identidad, sino el cuerpo bello.

Casi siempre hago pintura y obras bidimensionales, pero esta vez exploré con piezas tridimensionales como la escultura blanda gigante que es una alegoría a esta idea de la masa de carne. En el piso estaban ubicadas unas pantallas que muestran el supuesto interior del cuerpo humano con imágenes creadas con inteligencia artificial. Esta pieza habla sobre la obsesión de ingresar al cuerpo del otro a través de una cámara (como en la pornografía).

Hay otra en la que gira una masa de carne hecha de látex, en la que baja continuamente como alegoría del scroll que se realiza en internet y hay un globo flotando sobre aire.

Al final de la exposición hay dos obras que son unas pantallas que bien podrían ser las ventanas virtuales que se sobreponen unas sobre otras. En una pantalla se puede ver la imagen de portada de la exhibición y la otra es una masa de carne que está construyendo obsesivamente en una trotadora en el gimnasio… me encanta porque uno está ahí durante muchas horas luchando por tener un buen cuerpo, pero finalmente uno está quieto en un mismo punto.

¿Cómo te fue con la creación de las esculturas?

“F.L.E.S.H.” es un proyecto más mucho más experimental, mucho más conceptual que fue pensado en el marco de la Cinemateca de Bogotá. Este proyecto es el resultado de una residencia que gané con Idartes, era más pequeño, pero cuando se vinculó a Bogoshorts se extendió… Al director Jaime Manrique le comentaron sobre mi propuesta con el cuerpo y el video expandido, que era en principio lo que iba a hacer en la residencia, pero mutó.

F.L.E.S.H” hace preguntas actuales que no están resueltas, como la inteligencia artificial, que más que un medio o una técnica es un punto de inflexión, una entidad con la que colabora para producir su trabajo; y para mí el arte tiene más valor y cobra sentido cuando el espectador le da sentido, cuando su pensamiento dialoga con la obra.

¿Cómo ve la relación de su obra, de “F.L.E.S.H” con Bogoshorts?

Cuando me pregunté cuál es el vínculo de mi obra con la Cinemateca y con Bogoshorts me di cuenta de que es el video porque mi proyecto que parte del video expandido y la pornografía. Hay que recordar que la pornografía fue una industria audiovisual del sexo que surge en el cine, que fue durante mucho tiempo una producción de culto a la que no muchas personas que podían acceder, pero con la democratización del internet se fue volviendo banal.

Creo que la exposición genera el deseo de entender lo que sucede en la sala, el deseo, el dolor, el placer, la atracción y la repulsión.

  • Crédito fotos: Juanita González y Camo.

[email protected] / @LiarteconArte

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