Umpalá

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Querido Vladdo

Hace unos días me bloqueaste en tu cuenta de Twitter. Supongo que no fui el único, porque ese día te volviste « tendencia » en Colombia. Jairo Varela había muerto, Colombia había ganado una medalla en los olímpicos y la cuenta de El Espectador retomó la expresión que habías utilizado unos minutos antes para expresar lo que seguramente sentían muchos colombianos, que era una « Tarde de contrastes ».
Sí, el trino parecía, calcado del tuyo. Sí, es posible que el trino fuera calcado del tuyo. Sí, tenías derecho a decirlo.
El asunto se podía despachar en 140 caracteres irónicos, un « Vea pues, El Espectador piensa como yo », un «#jalondeorejas el trino de #tardedecontrastes era mío », incluso un topoggigiesco « Lo dije yo primero »

Ahí debía acabar la cosa, pero en una serie de desatrinos la hiciste ir más lejos, gritaste un plagio, comparaste al responsable de la cuenta de El Espectador con un congresista corrupto e insinuaste que desde entonces no confiarías más en la objetividad del periódico.

Arrancar de una acción torpe en una red social para poner en duda la credibilidad del medio que más muertos ha puesto por denunciar la corrupción de todos los tipos en Colombia, me parece exagerado.
A lo mejor esa no fue la razón por la que los twiteros comenzaron de inmediato a criticarte. Puede que ellos pensaran, yo también en eso estoy de acuerdo, que se trataba finalmente de una frase banal, que a cualquiera se le habría podido ocurrir, que no tiene sentido ponerle copyright a un trino, que estar peleando por 140 caracteres era un irrespeto doble a los deportistas colombianos y a la memoria de Jairo Varela.

Yo respondí con humor. O al menos no tan en serio y cité una columna de labobadaliteraria, que las bobas aquellas escribieron creo respondiendo a otro de tus desatrinos: la reivindicación del término «twinto ».

Esta http://labobadaliteraria.blogspot.fr/2011/04/vladdo-personaje-del-mes-en-la-bobada.html

Entonces me bloqueaste. De una. Sin piedad. Si yo podría llegar a entender el bloqueo de quien se comporta de una manera amenazante, lo mío fue un chiste. Una redirección a un sitio donde te parodiaban y donde en una ocasión también me parodiaron o se burlaron de mí (o al menos yo sueño que fue así) http://labobadaliteraria.blogspot.fr/2010/11/el-mundo-al-bobo-hoy-petardo-abdallah.html Si para ti fue una ofensa, para mí además del honor de que hablaran de mí, o de ese Petardo Abdallah, que se me parece, fue una manera de darme cuenta de varias taras a la hora de escribir sobre lo que pasa en Francia, que es en general, lo que hago para ganarme la vida.

Yo admiro tu trabajo, Vladdo. No todo. Aleida me parece facilista y critiqué el momento en el que pusiste tu talento al servicio de una marca de carros, pero sí El Pasquín y sobre todo tu trabajo como caricaturista político. La Vladdomania, fue una de las pocas brújulas que le quedaban al país en una época tan de Colombia desorientada como fueron los Años Uribe. No soy el único en reconocer la importancia de ese espacio, tampoco el más autorizado, pero los elogios que el maestro Plantú hizo de tu trabajo cuando tuve la oportunidad de coocerlo, me hacen pensar que no me equivoco.

Exageraría si te digo que me duele tu bloqueo. Dolor es lo que siento en la mano derecha desde que hace tres semanas me la doblé jugando yermis, pero sí lamento que lo hayas hecho. Uno de los argumentos que da la gente que bloquea es « Sí no está de acuerdo conmigo, para qué quiere escucharme ». Yo lo encuentro de un avestrucismo impresionante. Sigo 666 cuentas en Twitter. Trato de mantener ese número estable porque es de buena suerte y porque más que eso termino por perderme. Entre esas cuentas hay amigos, colegas, deslucidos líderes y lúcidos desconocidos, artistas como Arjona y la Tigresa del Oriente y medios de todas partes, pero también gente con la que no podría estar más en desacuerdo. Sigo a un cierto expresidente (al escribirlo me doy cuenta que cuando uno dice ‘cierto expresidente’ ya la gente no piensa en Turbay) y a su asesor más fiel. A uribistas furibundos y a furibistas uribundos. A toreros y a militantes del extremista Frente Nacional francés que dedican sus vidas a despotricar contra los extranjeros. Me interesa lo que piensan, a veces hemos llegado a discutir y casi siempre en buenos términos. Cuando algunos me han bloqueado (yo creo no haber bloqueado a nadie) me digo que extrañaré sus opiniones.

Luego sigo mi vida.

Pienso que bloquear a alguien que te contradice, sobre todo si lo hace en buenos términos, es una manera curiosa de evitar el debate: en lugar de decir « No quiero escuchar sus argumentos » lo que ya es de cavernícolas, el mensaje es « No le daré el privilegio de escuchar los míos ».

Lo que puede explicarse por dos razones: o miedo a la contradicción o altanería y esos son dos lujos que, como un nuevo Mercedes Benz, un caricaturista no puede permitirse.

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