Hablemos Sobre Ciclismo

Publicado el Nicolas Borras Calderon

Anécdotas de ciclismo para tiempos de pandemia: Passo Gavia, 1988

La pandemia ha paralizado a todo el mundo y el del deporte no se ha quedado atrás. Casi todos los eventos deportivos han sido pospuestos hasta nuevo aviso y mientras el sector de la salud logra controlar esta difícil situación, creo que recordar algunas de las anécdotas más curiosas e impresionantes del ciclismo es una buena manera de pasar el tiempo mientras cumplimos con las medidas establecidas.

El Giro de Italia fue, inevitablemente, pospuesto después de las complicadas semanas en las que el brote del virus ha aumentado. Posponer esta carrera es algo a lo que los organizadores de la carrera italiana no se habían visto obligados a hacer desde las Guerras Mundiales, cuando cancelaron las ediciones entre 1915 y 1918, y luego entre 1941 y 1945 por el conflicto bélico.

Sin duda estamos viviendo algo especial y difícil, adjetivos que pueden servirle perfectamente a algunas de las etapas más épicas del Giro de Italia, que hoy se ve afectado en este tiempo de pandemia mundial.

Hablando de esta carrera, en esta ocasión retrocederemos hasta el Giro de 1988, a la etapa 14, específicamente al Passo Gavia, una subida de 1300 metros de desnivel acumulados, suficiente para ser durísimo de por sí y con las condiciones climáticas que se presentaron ese día sería descomunal.

Ese día no solo había que subir el Passo Gavia, por segunda vez en la historia de la carrera, había bajarlo hasta llegar a Bormio, una etapa corta, de 120 kilómetros, pero que el clima convirtió en una de las etapas, quizá, más dura de la historia del ciclismo moderno.

Todo transcurrió relativamente normal, como cualquiera de esas etapas de invierno en los Alpes italianos, hasta el comienzo de la mítica subida donde la nieve empezó a caer e hizo lodo los primeros kilómetros del ascenso que en los ochenta aún no estaban asfaltados. En la última mitad de la subida, la más dura, ya era difícil la tarea de identificar a los ciclistas que estaban completamente cubiertos por la nieve, desde el pelo hasta las zapatillas. El frío empezaba a volverse intenso y los aficionados tenían que ayudar a los ciclistas a pasar esas rampas de dos dígitos que, en esas condiciones, multiplicaban su dureza.

El holandés, Johan Van der Velde, fue el primer en llegar a la cima con un minuto sobre el grupo de escaladores que lo perseguían, donde iban Breukinik, Delgado, Hernandez –el único colombiano- y Hampsten, el americano que ganó esa edición del Giro. Van der Velde tuvo que parar antes de empezar el descenso a abrigarse, sin importarle que lo alcanzaran sus perseguidores y ahí empezaría la parte más difícil de la etapa, el descenso hasta Bormio.

Van der Belde, el primero en el Passo Gavia

Las imágenes del paso individual de los ciclistas en el premio de montaña parecen sacadas de una película de ciencia ficción, el hielo cubriéndoles la cabeza, apenas se lograban ver cuando se acercaban lo suficiente a la cámara que solo enfocaba la nevada, opacando todo el paisaje, algunos pararon a poner hojas de periódico en su pecho, otros pararon porque sus manos eran incapaces de cerrar las cremalleras de las chaquetas y los chubasqueros, los auxiliares y aficionados los ayudaban y algunos dieron té caliente, mientras presenciaban, seguro con asombro, la travesía que iban a comenzar al empezar a descender.

Ciclistas descendiendo titiritando, por el frío en los dedos no lograban frenar la bicicleta que rodaba congelada. Breukinik terminó primero el descenso y ganó la etapa, Hampsten fue segundo a 7 segundos, incluso con lágrimas en los ojos que se camuflaban con el hielo que aún tenían en la cara, no podían bajarse de la bicicleta por sus propios medios, se lograba sentir el frío en sus caras, los periodistas cedían su abrigo a los deportistas que llegaron a meta como si hubieran vuelto de la guerra, las azafatas de podio tuvieron que ayudar a quitar la ropa congelada a los ciclistas que tenían sus manos insensibles, como recuerdan algunos en las entrevistas de la transmisión a la prensa italiana en el hotel.

Pero esos fueron los primeros, atrás venía una fila de ciclistas intentando llegar a la meta, algunos parando en las casas en busca de alguna fuente de calor que les diera el impulso para terminar, otros dando vuelta en el descenso para subir algunos metros y tratar de calentar el cuerpo, como lo contó Pedro Delgado.

Ciclistas temblando, llorando y pensando en qué momento terminaron allí, el hielo se acumulaba en las piezas de la bicicleta y literalmente congelaron el sistema de cambios que no funcionaba, como lo recuerda Juan Tomás Martinez.

Al final, Van der Velde quien coronó primero en Gavia, llegó a más de 45 minutos a la meta. En esa etapa no se compitió por llegar primero, se compitió por lograr sobrevivir en el frío para llegar a meta. Y es que los ciclistas parecen tener condiciones especiales a la hora de enfrentar las condiciones más extremas, asumen las adversidades y se comprometen, ese día solo 10 no lograron llegar a meta.

Al otro día, la Gazzeta dello Sport tituló: «El día que los grandes hombres lloraron», esto es , sin duda, auténtico ciclismo épico.

 

  • Ciclistas toman té caliente en la congelada subida al Passo Gavia, antes del descenso final camino a Bromio:

  • Los auxiliares tratan de abrigar a los ciclistas:

  • Van der Velde, el primero en llegar a la cima del Passo Gavia, poniéndose los guantes antes del descenso, llegó a más de 46 minutos en meta:

  • El asfalto congelado en las curvas del descenso camino a Bromio:

  • Las caras en meta son el reflejo de la dureza de esta etapa épica:

A quien lee esto, en tiempo de estar en casa, lo invito a estar pendiente de este blog y de mi cuenta de Twitter @BorrasNicolas donde seguiré compartiendo este tipo de escritos reviviendo los días más épicos y curiosos del ciclismo, mientras se reanuda la temporada.

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