El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

¡A Bordo de un Sistema Integrado hacia el Futuro!

Por: DIANA GUTIÉRREZ PRECIADO

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El Sistema Integrado de Transporte Urbano Público de Bogotá (SITP Urbano) es una herramienta  innovadora, oportuna y eficaz para todos los capitalinos; hoy consolidado como un referente mundial en materia de movilidad, empleo y accesibilidad. Entonces, ¿Por qué no se aprovecha al máximo este instrumento?

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Existen distintas problemáticas y razones por las cuales las personas no utilizan de manera adecuada y eficaz el sistema integrado de transporte, la más importante es la falta de conocimiento de los usuarios de cada una de las rutas, recorridos y señalizaciones.

Actualmente existen 410 rutas en toda la ciudad (las más representativas son la zona Centro con 75,  Usaquén y Bosa con 54 y 52 respectivamente), nombradas con letras y números (NO4, C201, C120, C110, 107B,  T11, 111, etc.). La planeación errónea juega un papel importante en el impacto negativo de tener tantas rutas: por ejemplo, las rutas nuevas que no cuentan con la propaganda necesaria para su óptimo uso, son las de mayor frecuencia implicando el tránsito de buses sin pasajeros  y  la congestión de las vías; En contraste son las rutas con los mismos nombres que los antiguos buses, las más utilizadas, con menos frecuencias y por lo tanto las más congestionadas; Además el problema agudo de planeación son las rutas antiguas que no se implementaron, queja constante de los usuarios, haciendo necesario el transbordo de un servicio a otro y recurriendo en un costo de oportunidad por el tiempo. Por ello es vital el estudio de las rutas, ya sea con alguno de los folletos publicitarios, por internet  o las aplicaciones en los celulares que evita que usted termine en otro barrió por tomar el C201 cuando era el C120 o el C120 por el C110.

En congruencia están los paraderos (089A01, 105A03, 192A08, 248A00, 056A00,….) bastante absurdos a mi criterio. Por un momento, reflexione y recuerde cual es el número de su paradero habitual, se estará dando cuenta que las veces que usted ha observado el número de su paradero son nulas o muy bajas. Es decir, usted sabe dónde bajarse, porque se guía por el edificio azul, la panadería de la esquina, el parque, el hospital o la iglesia. Entonces, ¿por qué los planeadores no le pusieron un nombre a las estaciones referente al lugar en donde está ubicado?

El tercer punto importante y el cual me molesta todos los días, es la total ignorancia de las rutas y paraderos de los conductores del SITP. ¿Cómo es posible que el conductor, la persona que dirige al carro, no sepa por donde va? Es decir, que no sepa si pasa por la calle 30, por el centro comercial de referencia, algún hospital. El manejo de los conductores es de rotación, sin embargo, ¿no sería más eficiente que los conductores tuvieran las rutas cerca de su casa y con una ruta constante en sus turnos? para que así las conociera al pie de la letra y pudiera ser un consultor eficaz para la ciudadanía.

Otros problemas internos tales como las inconformidades por el pago a los propietarios por parte de las empresas a las que cedieron sus vehículos (Egobús y Coobús), empresas que actualmente presentan una crisis y que hoy están intervenidas por la Superintendencia Financiera de Puertos y Transportes afectando de esta manera la calidad de vida de los propietarios que contaban con la transferencia de los vehículos a cambio de una renta fija mensual de $3 millones durante 24 años.

Es importante no olvidar la atrasada e ineficiente unificación de las tarjetas que genera indignación en los usuarios, que han tenido que pagar sumas de dinero por nuevas tarjetas y que determina una total deficiencia en el sistema; reflejando faltas de planeación a nivel exógeno y endógeno. Quizás falto la mano invisible de algún economista que planeara, registrara las posibles variables y creara un modelo que permitiera un equilibrio perfecto en la movilidad.

Sin embargo después de todo esto, estoy convencida de que no es tarde para consolidar al sistema como un cambio innovador en la tecnificación, unificación y salubridad del transporte urbano, oportunidades de empleo con condiciones humanas e igualdad de género,  reducción de costos en cuanto al cambio de transporte y un sistema que genera un poco más de confianza. Soyfiel usuaria del sistema y aunque tiene muchos defectos,  si se sigue una implementación colectiva, podrá suplir necesidades y contribuir al desarrollo de la ciudad.

En síntesis, aunque los planeadores no tomaron en cuenta muchos factores, nosotros como usuarios y habitantes de la ciudad podemos contribuir a la mejora del sistema, y solo existe un camino seguro, el trabajo en equipo. Querido camarada solo quiero que piense que sería del sistema si usted invirtiera el tiempo de su novela, de su chismerío en las redes sociales, de su pereza constate, en estudiar cada ruta y así ser parte del cambio, ser quien saluda al conductor cuando se sube, quien se solidariza con la persona que no tiene la tarjeta y por lo cual es capaz de venderle un pasaje. Aquel que brinda información a las demás personas, explica cómo utilizar la tarjeta, en donde recargarla, respeta las filas, cede la silla a una mujer embarazada, a un niño o la persona mayor, respeta a cualquier persona, se acomoda para buscar que los demás puedan subir al sistema, aquel conductor que puede buscar las rutas y ser útil para los demás, expresándose educadamente, pidiendo el favor, ofreciendo disculpas, etc.

Según las Proyecciones de población 2005-2015 del DANE, en la actualidad hay 7.878.783 personas en Bogotá, sé que quizás uno mas no hace la diferencia, pero si ese uno más, somos TODOS, estoy segura que esa premisa “referente mundial en materia de movilidad, empleo y accesibilidad” se cumplirá. Hagamos del SITP un sistema no para la comunidad sino de la comunidad, así llegaremos a ese equilibrio perfecto que tanto les apasiona a los economistas.

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