Teatro Invisible

Publicado el Gabokú

Siempreviva – siempre impune

Muchos años después de los hechos del palacio de justicia y hoy cuando algunos responsables directos de los sucesos están pagando cárcel por los mismos eventos, he vuelto a ver la siempreviva de Miguel Torres.

La primera vez me causó gran impacto el hiperrealismo con el que se realizó la puesta en escena, ver el patio interior de una antigua casa del barrio la candelaria impresiona, era como si hubieran arrancado una parte de la casa y la hubieran metido a la fuerza al teatro.

Hoy, después de ver una nueva puesta en escena de la obra, la veo afectada por las nuevas corrientes artísticas escénicas, la vi más ¿Dogvilliana? (si se permite el término) Con menos escenografía, con elementos semiológicos, pero compartiendo la misma esencia. Todavía impacta fuertemente que el personaje central sea un viejo radio, el que todavía reproduce con total hiperrealismo, los hechos del palacio. Aún hoy, se sienten escalofríos en cada intervención de ese personaje y también, claro, aún el público se siente en una habitación más de ese inquilinato, queriendo colaborar en la búsqueda de la inocente joven.

Los actores han cambiado, el tiempo ha hecho su labor, con cierta ternura recuerdo como me retorcía las entrañas la voluptuosa y deseada morena, la que hoy en día me mostró cuánto han pasado los años. Pero el espíritu de la obra sigue intacto, más hoy que algunas cosas se han aclarado. Mucho más hoy debe recordarse, se debe seguir haciendo ruido y no permitir que como siempre en Colombia sea vea y se sienta la Siempreimpune.

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