Coma Cuento: cocina sin enredos

Publicado el @ComíCuento

¿Buñuelos de Frijol?

Por: Camila Cera

Bajamos de su cuarto directamente a la cocina, casi nunca visitaba las otras partes de la casa pese a que esta es muy grande. Eran las tres de la tarde y ambos teníamos un poco de hambre. Cuando cocinamos Manuel tiene que ser muy creativo, pues lo más “fácil” es preparar carne, al yo ser vegetariana esto complica un poco las cosas. Él siempre dice “este plato esta delicioso, pero con un kilo de carne molida quedaría ufff”. No me malinterpreten, él es bastante creativo, pero es un reto para él porque siempre quiere sorprender, y la mayoría de veces lo logra. Su estilo de cocina es improvisar mucho, dice que así salen las mejores recetas y hasta ahora me ha demostrado que su teoría es completamente cierta.

Aquí les relataré una tarde en la cocina de Manuel. Luego se repasarán los ingredientes, pero hay que tener en cuenta que para la siguiente receta se necesita un tipo de grano (puede ser garbanzos, lentejas o, como en este caso, frijol), cereales, especias varias, verduras y una buena lista de reproducción en youtube.

Empezamos al ritmo de su música, él saltaba de un lado al otro sacando ingredientes casi al azar, abriendo y cerrando la nevera, mirando la alacena y buscando donde mezclarlo todo. Primero colocó frijoles, un huevo, jugo de limón y harina dentro de la licuadora. – Faltan más especias, pero no sé cuáles…- dijo al prender la maquina, aunque tan solo con esas ya olía delicioso.

-Me falta… me falta, me falta- murmuraba mientras caminaba por toda la cocina buscando el anhelado ingrediente.

-¿Qué?-

-Me falta…-

-No digas carne, porque te pego-

-… me falta ¡esto!- sacó un pote rojo grandote de la nevera.

-Eso es ají ¿verdad?-

-Si, esto es sriracha. Es una salsa especial, esta se volvió famosa en…- probó un poco de la mezcla -¡Sal!- y continuó mientras le agregaba sal -se volvió famosa en la cultura gastronómica porque da sabores muy particulares…- cogió el bulto de harina y echó midiendo al ojo, como si nada. No prendió la licuadora, usó una espátula para integrar todo.

-Para que es la harina, ¿espesor?- le pregunté.

-Son buñuelos-

-¿Vamos a hacer buñuelos?-

-De frijol-

-¿De frijol?-

-Sí, vamos a hacer buñuelos de frijol-

-Buñuelos de frijol, que cosa tan rara, y ¿porque la tortilla entonces?- dije señalando la bolsa de tortillas que había sacado junto a los tomates y otras cosas de la nevera.

-Porque va a ser una receta como falafel. Solo que es con frijol. Para eso necesito cambiar el aceite para fritar-

-Y ¿en qué te ayudo?-

-Estos tomates son para picar. Cortarlos en rodajas, en tiritas-

-¿Cuántos tomates?-

-Dos. ¿Tienes hambre?-

-Un poquito, sí-

-Dos-

Después de cambiar el aceite y ponerme a picar también la lechuga y cebolla, yo no terminaba de entender que estábamos haciendo.

-Buñuelos de frijol.- dije para acostumbrarme a la idea -¿Dónde hiciste esto por primera vez?-

-Esta es la primera vez- Se río.

-Vale, pero ¿de dónde sacaste la idea?-

-Vi frijol y dije ¿Por qué no?-

-Espera, entonces ¿te estas inventando la receta así no más?-

-No, ya había hecho esto pero con lentejas-

-¿Buñuelo de lentejas?- sonaba aun peor.

-Si. Esta es una receta relativamente fácil-

-Pero no entiendo, ¿para que la lechuga y el tomate?-

-Pues es como un sándwich. O como una hamburguesa-

-Aaahhhh, es que yo creí que íbamos a hacer buñuelos buñuelos. Como los de navidad-

-No, vamos a hacer buñuelos de frijol- Me reiteró.

La mezcla paso de la licuadora a el aceite, una vez estuvo doradito, sacó el primer “buñuelo”. -Vamos a ver cómo me quedo de textura- mordió uno y me pasó otro. Estaba delicioso, tenía un picante aromático, y a pesar de no haber probado la carne en mucho tiempo, me recordó a la textura de un nugget de pollo.

-Exquisito, pero parece carne-

-¡Parece carne, soy un genio!-

-La textura me da miedo, es muy carnívora. Pero a pesar de que no sean buñuelos están muy ricos- No los podía considerar buñuelos, pues tenía la idea de que solo existe un tipo de buñuelo y es el que se sirve junto a la natilla.

-Pero son buñuelos.-

-No, pongámosle nombre-

-Buñuelos de frijol con cerveza- se burló él. De su extensa reserva, había sacado un par de cervezas. La textura gaseosa, el ácido y lo fría de esta, potenciaba aún más el sabor de los buñuelos que no son buñuelos, en el paladar se combinaban muy bien.

-Vale. Recuérdame que tiene la masa. Frijol, harina, huevo, limón, perejil, tomillo…-

-Si, pero este frijol ya estaba cocinado, duró remojándose toda la noche. Mi mamá lo cocina con un guiso de tomate, cebolla, y pimentón-

-También tiene, ajo molido con coriandro (semillas de cilantro), sal…-

-Tiene un toque de mejorana, es como el orégano, primo hermano del orégano- dentro de su casa hay una pequeña huerta, muy útil para cuando él quiere improvisar, es decir, en todos los casos.

-Pero no tiene orégano-

-No tiene, pero se le puede remplazar-

-Okay. Y también esta salsa picante. Y ya, ¿no lleva nada más?-

-No, pues amor- dato curioso: esta científicamente comprobado, y esto se puede rectificar en Como agua para chocolate, tanto la novela (1989) como la película (1992), que si se cocina en estado de enamoramiento, la comida queda y sabe mejor.

De la nevera se robó un yogurt griego. -Esto es una maravilla- dijo ofreciéndome, pero lo rechacé. No me gusta el yogur, solo el kumis, puede que parezca no haber diferencia, pero para mí el factor de la textura es muy relevante en el sabor. Se lo explique y me dice.

-Pero ¿qué paso con tu vida? tu no has vivido- en lugar de responder me robé otro nugget/falso buñuelo/quibbe de frijol. -Están ricos ¿no? Pero si ves que son buñuelos-

-No son buñuelos- reclamé con la boca llena.

-Si son buñuelos. Por favor Camila, Camila Andrea. Eso es un buñuelo-

-Manuel Alberto- me vengué- yo sé lo que es un buñuelo y eso no es un buñuelo-

Después de una inútil discusión intentado definir los requisitos para que algo fuera un buñuelo, Manuel comentó sobre su gran capacidad para inventar recetas y solo mezclar ingredientes que terminan en una excelente creación. Pero que por la misma volatilidad con la que cocina, no las puede repetir. Entonces comenzó a moverse similar a John Travolta en Pulp Fiction. Siguió bailando hasta que le pregunté por el resultado final de lo que fuera que estuviéramos cocinando.

-Vamos a hacer como un gyro-

-No sé qué sea eso-

-Un gyro solo que sin shawarma, y en vez de eso falafel. Falafel de frijol-

-Me estás hablando en chino ¿Qué es un gyro?-

-Es un sándwich griego-

-¿Y qué carne tiene?-

-Shawarma. Has visto en los vengadores, la carne que va en tiras y la marinan ¿no?- revisó como iban los que se estaban friendo -¡Aaahhhh se me quemó! Bueno, este es el mío, que a mí me gusta quemadito- mientras los iba sacando me comentaba -Una cosa de mi cocina es que a veces es muy fuerte en especias, y a mi mamá eso le choca un poco, porque a ella no le gusta tan fuerte. Pero esto si va a quedar… ósea si ahorita quedabas mojada ahora vas a estar chorreando-

-Vale ¿Le vas a echar yogur? ¡No!- por lo general me gusta como él toma todo lo que tiene a la mano, normalmente surge un sabor raro y delicioso. Pero a veces temo por sus mezclas extravagantes, me da miedo que el nuevo ingrediente arruine el equilibrio logrado. Miedo que no tiene fundamento, pues cada cosa agregada lo vuelve más y más sublime.

-Espérese, es que usted tiene que probar la verdadera comida vegetariana. De las cosas más buenas que existe en este mundo- mezclo el yogurt con leche, limón, sal, miel y comino.

-¿Pero no corta el limón la leche?-

-Mitos de la oposición, que no sabe comer bien. Esa gente no sabe ni lo que están haciendo. ¡Uy! que cancionsaza, me dan ganas de mover la cadera- dijo bailando Transmission de Joy Division -Bueno, esta delicia ya está. Si quieres pásame un plato que están ahí- untó el “buñuelo” con la salsa que acababa de preparar. -¡Uuufffff ya! ¡Pero tienes que probar esto!-

-Wow, no. Uff con esa crema esta mmmmhhhhhhh. El único problema es que no es vegano- me quejé.

-No, esta comida es vegetariana-

-Si. Uff no, te voy a robar otro. Por si solo ya estaba delicioso, pero con esta salsa…- pusimos la tortilla caliente en el plato, encima cuatro buñuelos de frijol para cada uno, salsa, tomate, lechuga, cebolla roja y por último otro poquito de la deliciosa salsa de yogurt y lo envolvimos todo con la tortilla.

-Esto es comida griega-

-Brindo por ti, y por tu genio- chocamos las cervezas y nos deleitamos con la mezcla de sabores, los conocidos con los nuevos, y la perfecta combinación entre ambos. -¿Cómo es que es el dicho? Cásate con un hombre que cocine. Porque la belleza se va, las ganas de comer no-

-Tengo uno mejor, después del sexo y después de cocinar hay que chuparse los dedos- una solo puede elogiar esta maravillosa frase, la cual debería ser logo personal de todas sus creaciones, no pude evitar seguir alabando el plato que tenía frente a mí.

-Si tuviera otras palabras para expresarte lo feliz que estoy con esto, las diría, pero no las hay ¡me encanta! Tendrías que patentar esta receta- bromeé.

-Los buñuelos de frijol por Manuel Torres-

-No son buñuelos- por su cara supuse que debía refutar -Tú dices que la hawaiana no es pizza, yo digo que estos no son buñuelos- ese es uno de nuestros grandes debates. Él dice “en la pizza no debe haber frutas” yo digo “el tomate es una fruta” fin del debate, la pizza hawaiana es legítima. Que a alguien le guste o no es otra cosa, pero me respetan la pizza con piña. Por si no queda claro, aquí se esta a favor con la mezcla de sabores salados y dulces en la pizza.

-Bueno, pero tú de aquí te vas satisfecha…-

-Ajá, muy satisfecha en todos los sentidos, y en todos, gracias a ti. Puedo morir en paz- sin mi completo consentimiento dije eso con una voz orgásmica, más por el efecto de la comida, que por otra cosa.

No quería quedar muy llena, pero cuando Manuel me ofreció una segunda ronda no me pude negar, nos comimos dos cada uno. Hasta ahora esa ha sido la mejor experiencia culinaria que he tenido, solo posible de desbancar por otra creación de él mismo. Un sabor exótico, dulce picante, fresco, simplemente delicioso.

 

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