Cosmopolita

Publicado el Juan Gabriel Gomez Albarello

El Huracán Sandy y el calentamiento global

El huracán Sandy ha sido descrito como una tormenta descomunal. Algunos lo han llamado Frankenstorm – una tormenta Frankenstein. No les falta razón. Es un monstruo creado en buena parte gracias a la actividad humana. En efecto, sin calentamiento global no habría habido huracán Sandy (por lo menos, en lo que a sus proporciones se refiere). Y sin embargo, al referirse a Sandy, casi nadie habla del calentamiento global.

De partida, quisiera dejar en claro cuál es la conexión que hay entre una cosa y la otra – bueno, al menos como he entendido esa conexión, luego de escuchar varias explicaciones al respecto. Con el aumento de la temperatura promedio del mar y de la atmósfera, la cantidad de vapor de agua generada en la zona donde surgió el huracán es mucho mayor. Eso hace que la energía absorbida por el huracán sea más grande, lo que a su turno hace que aumente la intensidad y cantidad de las lluvias. Y si las cosas no fuera ya difíciles, el aumento en el nivel del mar hace que el efecto de Sandy en las zonas costeras sea mucho más devastador.

Uno puede plantear las preguntas acerca de Sandy y el calentamiento global de distinto modo: ¿qué porcentaje de un evento como éste puede ser atribuido al cambio climático?; dada la ocurrencia de un cambio climático causado por la especie humana, ¿cuál es la probabilidad de que ocurra un evento como Sandy?; o, tomando en cuenta los cambios ocurridos en el clima, ¿qué debemos esperar con respecto a la ocurrencia de estos fenómenos climáticos?

Contrario a los postulados de un pensamiento determinista, según el cual uno puede identificar la causa necesaria y suficiente de cualquier evento, temas como los huracanes y el calentamiento global sirven para tomar nota de que las afirmaciones de la ciencia son siempre probabilísticas porque siempre hay un margen de error. Está admisión de falibilidad no significa que uno no pueda describir y explicar lo que está pasando. El calentamiento global es un fenómeno real, no una narrativa. (Muy a propósito de este último punto, una amiga me ha compartido un artículo muy bueno de George Lakoff: «Global Warming Systemically Caused Hurricane Sandy» [El calentamiento global causó sistemáticamente el huracán Sandy]).

Sin embargo, muchos defensores de la industria del petróleo, el gas y el carbón sacan partido del carácter probabilístico del conocimiento científico para sembrar dudas acerca del calentamiento global y de la responsabilidad de la especie humana en su ocurrencia, así como para poner en cuestión la conexión que hay entre los desastres naturales y el cambio climático. Su ofensiva mediática parece estar dando fruto. Por lo pronto, el tema del calentamiento global parece haber perdido una presencia más destacada en los medios.

En una entrada anterior mencioné el ominoso silencio que hubo en el debate presidencial en los Estados Unidos acerca del calentamiento global. Ese silencio se ha extendido a otras partes. Ayer estuve en un foro sobre ese debate electoral, organizado por el Centro de Estudios de Estados Unidos, de la Universidad de los Andes y la Universidad Nacional. Los foristas dedicaron todo el tiempo de su intervención a puros temas de mecánica electoral. Salvo por una pregunta, el tema del calentamiento global no apareció por ninguna parte.

En lo que concierne al foro de ayer, no creo que semejante actitud de negación sea el resultado de maniobras de la gran industria del petróleo, el gas y el carbón. No podría decir nada contudente acerca de los foristas que vinieron de los Estados Unidos, pero con respecto a la moderadora del foro creo no equivocarme acerca de su honestidad y su inteligencia. ¿De dónde proviene entonces esta singular e imperdonable falta de atención acerca de temas de vida o muerte para toda la especie humana?

Corrientemente uno escucha afirmar que la humanidad requiere de un rudo despertar: una catástrofe natural serviría para que se restregara los ojos y disipara así tantas ilusiones fundadas en la perspectiva de un consumo ilimitado de recursos naturales. Pero la catástrofe ya está aquí, con muertos, infraestructura seriamente averiada, un trastorno severo a las actividades rutinarias de un centro económico y cultural de la mayor importancia en el mundo: la ciudad de Nueva York – para no hablar de los destrozos causados por Sandy en Haití y en Cuba. Y del calentamiento global no se dice ni se muestra nada… Sólo hay silencio.

Yo no veo televisión. A cuenta de este hábito, quizá mi observación sea inexacta. Mas sin embargo puedo dar fe de que en los medios en la red, con la honrosa excepción de Democracy Now y Al Jazeera,  el tema del calentamiento global, en lo que concierne al huracán Sandy, no aparece por ninguna parte.

A mediados del mes de noviembre se realizará en Bogotá una cumbre de burgomaestres de ciudades suramericanas acerca del calentamiento global. Para que algo provechoso salga de esa cumbre, sus participantes han de encarnar varias virtudes: de partida, una gran inteligencia para discernir con claridad las causas y consecuencias de este fenómeno, así como las políticas que se pueden poner en marcha para contenerlo; una gran dosis de coraje para enfrentar los intereses de quienes persisten en una actitud de negación; y una gran capacidad para comunicar a sus comunidades qué es lo que está en juego.

Conociendo cómo funciona el proceso electoral en las democracias realmente existentes, es difícil esperar que esas virtudes se conjuguen en las personas que han sido recientemente elegidas como alcaldes en Suramérica. Agnósticos como yo no podemos esperar que la fe haga milagros. El único milagro proviene de una mayor toma de conciencia. Ojalá esta entrada sirva a ese propósito.

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