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Navidad en Colombia: una época de remordimiento y cambio

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Por: Escrito por Henry Orozco (@HenryOroxco)

Navidad de todos los años, y pa’ todos los años. “…que todos los años // me recuerdas los que partieron // los que de mi lado se fueron por siempre // para no regresar”.

 Navidad, en Colombia, es esa época en que la gente se hace buena, se endeuda, se perdona con quien ha peleado, se emborracha, llora y se promete mil cosas para empezar de nuevo en busca de un mejor mañana y dejar atrás todo lo malo, lo que moralmente nos enjuicia el alma.

Diciembre es como el párrafo final de un texto donde se concluye todo un proceso de ideas, acontecimientos, historias, y en este caso particular: meses. Es el fin de los días, la muerte de cada año.

Toda víspera de navidad trae consigo un montón de sucesos y significados, trae ansias de vivir una fecha esperada por muchos y odiada por otros tantos; una fecha cargada de recuerdos, más que cualquier fecha, un acople de cánticos felices y otras veces de sin sabores; donde se recuerda el ausente, se añora estar cerca de los seres amados y se enluta una vez más, a quien partió siendo eterno.

Navidad, con sus luces de colores, su natilla y sus buñuelos, su chicharrón, sus estruendosos estallidos, su estética melancólica, su sentido espiritual, su hombre gordo con barba blanca, su trineo volador, su niño Dios, su consumismo exorbitante, su nostálgica alegría… y todo lo que por demás acarrea; es una fecha para compartir, para ser buenas personas, para amar, soñar, vivir intensamente. Es como estar ad portas del fin del mundo, pero sin terror, aunque con ansias similares a las de fin de año.

Empero, no todas las personas experimentan las mismas sensaciones, por ejemplo, conozco algunas a quien los años les destrozó la navidad, gente que creció y perdió el espíritu decembrino, su espíritu navideño; mientras qué hay otros que parecen haberse estancado en el tiempo y cada navidad vuelven a ser niños, disfrutan a diestra y siniestra todas las aventuras, cada actividad que la fecha les imparte: la música, el bailecito con la tía cincuentona, los villancicos, el pesebre, la novena, la rumbita en mitad de semana, el asadito… todo es como un complot entre la vida y diciembre para exigirnos vivir intensamente las navidades.

En Marinilla Antioquia, verbigracia, una ciudad conocida como «La Esparta Colombiana» gracias a que las batallas que en esta se libraron se asemejan mucho a las batallas de la antigua ciudad de Grecia: Esparta; se festeja una navidad concurrida, intensa, grande y más que hermosa, cultural; porque Marinilla es justamente eso, una ciudad con alma musical y cultural, que deja ver en cada fecha especial un espectáculo acorde a la cultura, la representación artística y el sentido de pertenencia, casi innato, que los marinillos poseen. En este territorio, que se encuentra en la zona Altiplano del Oriente de Antioquia, las luces resaltan en su malecón turístico, en su calle peatonal y en los diversos rincones del pueblo, todas con un sentido propio: entregar a cada uno de los transeúntes una sonrisa, una ilusión y mil esperanzas de soñar en un mundo donde el compartir es el día a día navideño en cada familia o grupo de amigos que recorren las calles de este pueblo.

La tradición navideña, en Antioquia y en diferentes regiones del país, es sin lugar a dudas una de las tradiciones más importantes para un significativo número de colombianos que año tras a año construyen el sentido navideño, desde sus hogares, con sus seres queridos, en el compartir, entregar sonrisas, brindando aguinaldos y llenando sus corazones de esperanzas, con mil promesas de cambio, anhelando cada día ser mejores, con nuevas metas y sueños por cumplir.

Navidad, no solo es el fin de un año, o el omega de los días; navidad es el cimiento y alfa de un montón de esperanzas, caminos e ideales; el principio de cambio para muchos colombianos, el motor de la felicidad para los niños… es el momento justo para hacer del mundo un lugar de bien, aunque no todo en este mundo esté bien.

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