Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

Los medios de comunicación y la construcción del imaginario y la agenda política.

El ser humano moderno en cumplimiento de las responsabilidades políticas inherentes a su condición de ciudadano se encuentra en un dilema complejo relacionado con la definición de los patrones y las fuentes de información a partir de las cuales construye su criterio sobre la realidad. Considerar que este es un problema que se debe dejar al amparo del sistema de organización vigente es una decisión contraproducente. Dos grandes elementos hacen parte de este debate. El primero es el nivel de educación de las personas. El segundo es el grado de exposición de las mismas a las influencias mediáticas permanentes, configuradas estas es un sistema político y económico cuyo principal objetivo es vender  más que deliberar o instruir.

En primer lugar es necesario decir que la educación, contrariamente a lo que se suele pensar, no solo es un proceso de instrucción intelectual sino también de abierta ideologización. Las ingentes masas de jóvenes que egresan permanentemente de los colegios y las universidades, deben reconocer si gozan de buen criterio, que con la vida profesional y la independencia material inicia una segunda fase del proceso educativo. Este estadio implica necesariamente un permanente ejercicio de reflexión personal. Ya no existe una relación pasiva en la que se es estudiante, sino una activa, en la que la persona se instruye a sí misma, si tiene capacidad autocritica.

En segundo lugar, la construcción de la agenda política, se ve permanentemente influenciada por los patrones de información que se producen en los medios de comunicación. Este asunto reviste una importancia mayor y urge que en Colombia se inicie un debate político abierto frente al tema. Los medios de comunicación representan en las sociedades modernas una de las maquinarias más influyentes de ideologización, construcción de valores, opiniones políticas y en general de modelación de la estructura mental de los individuos de una nación. Restar importancia a la permanente frivolidad y la distorsión del significado de valores superiores de orden social en la que incurren medios escritos y audiovisuales a través de  la abierta mercantilización de la dignidad humana, es una medida errada y peligrosa. En medio de este panorama, jóvenes generaciones que conforman la futura estructura política del país se nutren desde los primeros años de esquemas en los que se resta importancia a su propia valía, y al conocimiento real de problemáticas globales comunes.

Telenovelas, reinados, farándula, violencia, modas, el fetichismo del hombre y la mujer, la devoción a un indisoluble estado de celebración, como si la vida y el orden social demandasen un trance de éxtasis permanente, encuentran terreno abonado en las personas con las menores defensas intelectuales y morales de los estratos sociales. Principalmente poblaciones pobres y jóvenes cuya mayor fuente de información es un televisor, una emisora popular de radio, una revista, o el ejemplo de adultos sin mayor conciencia de su rol como educadores y formadores de seres humanos.

Las poblaciones privilegiadas de Colombia conocen esta realidad de una forma palpable y contrariamente a lo que se piensa, diversos paises en la actualidad saben de la importancia de los medios como instrumentos de manipulación o «normalización» de los ordenes sociales. Una de las razones por las cuales el tema no hace parte de la agenda pública se debe al hecho de que en el momento en el que la población surja de su letargo, nuevas demandas (medio ambiente, nacionalidad, gobernanza y sostenibilidad global, formas de explotación económica, derechos humanos, distribución del ingreso, religiones, cultura, medidas alternativas al prohibicionismo de los narcóticos, cientificismo, democracia real, etc), harán parte de las confrontaciones políticas contemporaneas.

Si en Colombia la educación fuese una prioridad absoluta, inmediatamente el debate nacional debe incluir como parte de la discusión la influencia de los medios de comunicación en la construcción de la ciudadanía. No solamente es criminal pensar que un niño de una población rural no tenga acceso a un colegio, es tan o más grave, ignorar que ese niño forja sus primeros modelos de pensamiento a partir de los esquemas de frivolidad mercantil que abultan los medios.

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Renny Rueda Castañeda

Ver también:

Breve observación a columna de Eduardo Sarmiento “Protestas y modelo único”.

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