Tuve el privilegio de estudiar educación superior en una universidad privada. Aunque vengo de una familia humilde, una de mis hermanas hizo lo posible para que mi mundo se abriera a través del conocimiento y así pudiera vivir y si es posible morir libre.
Mi vida ha estado rodeada de personas que estudiaron en universidades públicas, fortuna que agradeceré por siempre. De ellos he aprendido muchas cosas bellas de la vida, y por eso hoy más que nunca los amo. De ellos he aprendido a luchar, pero no con los golpes y la violencia, sino aprender a luchar con las ideas.
Hoy no puedo ser indiferente e indolente con Lucas y con la educación pública. Lucas bailaba feliz como un «loquito» por las calles, pidiendo por un país mejor. He llorado el día de hoy muchísimo por él y por esta guerra que ha matado a tantos. No sé con qué cara darle explicaciones a sus familias.
Hoy nos mataron a muchos con la muerte de estos jóvenes. Solo sé que Lucas quiere que limpiemos nuestras lágrimas, riamos; y que jamás, pero jamás, perdamos la esperanza.
Por: -Andrés Felipe Osorio-.
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