Sin Margenes

Publicado el Tathiana Sánchez Nieto

Memorial del Convento de Saramago cumple 30 años. Mi libro de #MesadeNoche

@tathysan

30 años de publicación cumple este libro de José Saramago
30 años de publicación cumple este libro de José Saramago

El libro que está en mi mesa de noche tiene 30 años. El hashtag que este diario tiene en las noches en su twitter me hizo pensar que, aunque leo varios libros al mes, en mi mesa de noche siempre hay uno que permanece. José Saramago lo publicó hace 30 años, en 1982. Espero me permitan homenajear esta historia hablando del foco de esta novela, el amor, para celebrar esta tercera década del Memorial del Convento y además cerrar el mes que tanto, tantos, dedicaron a sus amores y amistades.

Memorial del Convento me llegó casi por imposición. Y digo casi porque en una de las clases de la universidad, debíamos leer un libro que hablara de amor y erotismo. Yo no quería leer nada del tema. A mi me gustaban las historias de aventura, los dramas y lo contemporáneo. Entre la lista de los títulos que podíamos leer estaba Cumbres Borrascosas, Madame Bovary, El Amor en los Tiempos del Cólera, Orgullo y Prejuicio, y algunos más. Elegí el que pensé que no escogerían mis suspirantes compañeros. Sólo con la palabra convento, este texto espantaría a los que se querían sumergir en las mieles imaginarias del amor. Además pensé que no sería tan empalagoso.

Pero al tratar de escapar, termine atrapada en una historia llena de locura y ensueño fascinante. Afortunadamente de cursi no tenía ni una palabra, pero de alguna forma lograba mover las fibras más profundas, y transmitir así el amor. El escenario es Portugal del siglo XVIII, durante la Inquisición, en un momento donde el reino le cumple a Dios la promesa de construirle un convento en Mafra a la Iglesia, por haber dado a la reina un hijo, el heredero del rey.

El amor nace de dos pueblerinos: Baltasar Sietesoles, un hombre humilde que perdió su mano izquierda en una batalla, y Blimunda Sietelunas, que tiene el don de ver el interior fisiológico de las personas, y por esto también tiene la capacidad de encontrar el lugar físico exacto donde reposa el alma: una especie de nube que alberga la voluntad de los seres humanos. Ellos, con un amor sencillo, sin más pretensiones que la de estar uno junto al otro, pasan los años ayudando al jesuita Bartolomé Laurenço -considerado por muchos el padre loco- a volver realidad su sueño de volar.

El amor y la amistad se convierten entonces en el motor de esta historia, y también el de la máquina voladora. Pero lo más impactante es ver cómo son las voluntades de las personas, esas que Blimunda puede ver, tomar y guardar en un frasquito, las que finalmente ayudan a alcanzar los sueños, y a trascender el amor físico.

“En el extremo arde un hombre a quien falta la mano izquierda. (…) Y una nube cerrada está en el centro de su cuerpo. Entonces Blimunda dijo, Ven. Se desprendió la voluntad de Baltasar Sietesoles, pero no subió hacia las estrellas, si a la tierra pertenecía y a Blimunda” Así termina José Saramago este libro que vió la luz en 1982.

Hoy, último día del mes de nuestro San Valentín criollo, recomiendo este libro, una historia que reta todo lo conservador de su título, y que invita al lector a creer. Si, creer en que la voluntad es la que nos hace levantar cada día, la que nos hace alcanzar los sueños, la que nos hace estar juntos, más allá de las fechas comerciales y de la rapidez del mundo actual. La voluntad es el motor de la vida, y para no olvidarlo, el Memorial del Convento, desde el 2008, reposa junto a mí en mi mesa de noche, porque es bueno tenerlo cerca para saber que desde que haya voluntad, no hay nada perdido.

Además, esta noche junto al Memorial del Convento está «el libro perdido»: Claraboya, también de Saramago. Gracias José por ser inmortal y eterno, como dijo Nélida Piñon, por dejar en tus libros tú alma, tu nube de voluntad.

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