Bienestar en tiempos de drones

Publicado el Maria Pasión

Soy Million Dollar Baby

Tengo que poder escribir sobre ella sin que me pique tanto como ahora.

La forma de la mancha es tan particular que sorprende. Cubre mi cara como un antifaz, pero al tener los bordes redondeados parece más bien unas gafas de carne hinchada.

El color varía, puede ser rosado o morado. La santita piel es muy alarmista. Me pongo gafas de sol para sentir que nadie se distrae con mi mancha. Mis hijos (de nueve y seis años) me recuerdan que no olvide las gafas, creo que les he condicionado a pensar que la mancha es algo feo, deshonroso, algo que no debe enseñarse a los demás.

Limpio la casa como si me fueran a dar una medalla los fabricantes de jabón. A cuatro patas decido repasar el suelo de madera. Tal vez sean los ácaros, tal vez sea el polvo. Soy una mujer alérgica a los gatos, a los conejos y a los perros; pero creo que el polvo también me sienta mal; y el mal polvo, peor.

Esa noche me hincho y me rasco sin tregua. Me maldigo por la mancha, que va a acabar conmigo, que me va a comer entera como una película de Sci Fi. Me miro en el espejo de nuevo. Parezco recién salida de un combate de boxeo. Edema en los ojos y en la frente, edema, edema, edema, tanto edema que no consigo ver bien. Así no hay quien medite.

galantz 4 b

Me da por hacer un tratamiento de ultra choque, o tal vez un suicidio farmacológico.

Me tomo 30 mg de corticoide oral, dos diazepam y una pastilla azul para dormir que no recuerdo lo que trae. Caigo rendida e hinchada después de empezar a divagar sobre mi mala fortuna. Me maldigo, me vuelvo a maldecir. Cuando me levanto, veo que el corticoide es una maravilla, estoy deshinchada pero colorada. Voy a ir al hospital a que me hagan pruebas. Esto no puede ser una simple dermatitis como apuntaron meses atrás.

¿Simple dermatitis? ¡Pero si parezco Million Dollar Baby!

A la mañana siguiente, a eso de las nueve de la mañana estoy en la consulta de una amiga reumatóloga.

¡Mari! Parece una dermatitis, qué pena que te hayas tomado el corticoide, esto es bueno verlo cuando está mal.

(Quiero con locura a mi amiga, sé que ella convive con la enfermedad, pero lo que me dice me parece inadmisible. ¿Dejarme la hinchazón hasta que me coma los ojos?)

-Vamos a hacerte pruebas de sangre y te acompaño a que veas a la dermatóloga.

Dicho y hecho.

La jefa de dermatología de ese hospital me recibe. La llaman por teléfono unos cinco minutos que a mí me parecen años. Saca la lupa.

galantz4

¡Mmmmmm! La forma de los bordes de la mancha llama mi atención, comenta.

Le muestro las fotos de cuando he sido Million Dollar Baby.

No pestañea, vuelve a mirar la piel. El borde redondito y grueso no le gusta.

Hazle pruebas de lupus, le dice a mi amiga.

Ya sé, suspiro. Esto no es ninguna dermatitis y lo que pasa es que me estoy muriendo.

Mi amiga sale de consulta y quiere un cigarrillo.

No tenemos y me voy andando sola, poniendo a trabajar la lavadora, como le llamaba a la cabeza un amigo piloto reconvertido también en terapeuta.

Camino con un estrés de gladiador antes de salir a la arena y repito cientos de veces la palabra lupus.

 

Por @mariapazruiz,

Ilustraciones de Daniel Galantz @dgalantz

Comentarios