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Ocarina of Time, la joya de la corona

OCarina

En 1998, yo estaba a punto de dejar atrás mi vida como fanático de Nintendo para pasarme al lado de Sony, la cual arrasaba con su PlayStation y sus juegos en CD, entre los cuales resaltaban Resident Evil, Tomb Raider, Winning Eleven.

Sin embargo, mi primo me vino a visitar de Estados Unidos, trajo consigo su Nintendo 64, la gran competencia de PlayStation, y un juego que me hizo tomar un giro radical en la compra de mi próxima consola, el considerado mejor juego de la historia, The Legend of Zelda: Ocarina of Time.

Aunque yo ya había tenido un tímido contacto con Hyrule en The Legend of Zelda: A Link to the Past, nunca había terminado de entender de qué se trataba, pues no tenía el nivel suficiente de inglés y mi papá no me colaboraba con traducir. En cambio, cuando tuve Ocarina ya sabía al menos leer y tenía a mi primo para que me explicara qué debía hacer.

El hecho que me llamaran por mi nombre (no recordaba que ALttP lo hiciera), la sensación de poder realizar lo que yo quisiera, caminar por el hermoso Hyrule Field mientras el sol ascendía en el firmamento para volver a esconderse y darle su lugar a la luna, hacer un clavado que envidiaría Orlando Duque en el precipicio que conduce al Gerudo’s Valley… son muchos los recuerdos que me invocan este juego y que me hicieron cambiar mi decisión y empezar a ahorrar y comprarme mi Nintendo 64 (para terminar pidiéndolo en la carta al Niño Dios).

Desde entonces, no me he perdido un solo juego de la serie de Zelda, aunque ninguno me ha llenado tanto como Ocarina of Time, solo Majora’s Mask y Twilight Princess estuvieron cerca pero fallaron.

Y es que no era solo las gráficas y el hecho que el tiempo pasara. La historia, el viaje a través del tiempo, los personajes, el mundo, los enemigos, todo está hecho a la perfección, como si se hubiera tratado de un gigantesco rompecabezas en el cual no cometieron ningún error cuando lo armaron.

Sin duda alguna, The Legend of Zelda: Ocarina of Time sigue siendo hoy el mejor videojuego de la historia. Pese a que hoy hay joyas como The Last of Us o Grand Theft Auto V, la aventura del héroe del tiempo sigue siendo la más preciosa de la corona.

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