Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

Un escritor canario-alemán en la diáspora : Karl Julius Müller

Es difícil evaluar en sus justas y honrosas dimensiones la importancia de un escritor alemán en la Historia de la literatura canaria. Me atreveré a ello, pese a no disponer del arsenal académico que sería preciso, porque me duele como propio el ninguneo al que la clase política isleña, servil vasalla del peor peninsularismo centripetista, somete la obra portentosa de Karl Julius Müller.

Carlos, como lo llaman todos sus amigos, nació durante los últimos días de la 2ª guerra mundial en un lugar cerca de Colonia, al cual habían evacuado a las embarazadas, y muy joven, de trece años, llegó a Gran Canaria, donde hizo la secundaria, pasando luego a Tenerife para estudiar en La Laguna Filología Hispánica y Lingüística General, con profesores del calibre de Gregorio Salvador Caja (hoy académico en la RALE, con asiento en la letra q) y Ramón Trujillo Carreño (de la Academia Canaria de la Lengua), siendo condiscípulo de Juan Cruz y Sabas Martín, unas amistades mantenidas hasta el día de hoy. Prosiguió luego Müller sus estudios en Siena y en Amiens, y tras las experiencias italiana y francesa recaló en la que considera su ciudad natal, la de su infancia alemana: Colonia. A partir de 1977 se desempeñó como realizador en la Radio Deutsche Welle, en especial para el servicio latinoamericano de programas en lengua española, donde terminaría prejubilándose a comienzos del año 2000.

Durante todos esos años se empeñó en promover la cultura musical canaria produciendo para Radio Colonia (WDR) programas sobre Los Sabandeños, Taburiente y otros solistas y grupos de las islas. Y en 1991, con motivo del ominoso Quinto Centenario, produjo un programa documental también para esa emisora, “La conquista de las Islas Canarias”, texto que serviría de base, años más tarde, para su obra monumental, Die Kanarische Inseln, Eine Reise durch die Zeit [Las Islas Canarias, Un viaje a través del tiempo], un libro estándar insuperable en la bibliografía relacionada con el archipiélago. Amén de ello, en 1992 fue autor de un programa de una hora sobre poesía canaria, con numerosas grabaciones de voces de poetas insulares.

Karl Julius Müller engarza así con una tradición de relaciones del intelecto alemán con las Afortunadas, tradición que nace con Alejandro de Humboldt y continúa con Gerhard Nebel, llegando a nuestros días con el propio Müller, amén de que también podría integrarse en ella un canario nativo, hijo de alemán, el poeta, profesor y traductor Bernd Dietz Guerrero.

Lo notable del caso, y diferencia a Müller del barón de Humboldt y del polígrafo Nebel, es que él se considera canario y ha hecho de su vida una especie de cruzada por el reconocimiento de los valores isleños en el mundo de habla germánica. No creo exagerado afirmar que hoy en día, en Alemania, al hablar de las Canarias a nivel cultural e intelectual (el turismo es otra historia), las referencias inexcusables son la persona y la obra de Müller. Pero hasta la fecha, que yo sepa, y debería saberlo, no se le ha otorgado el reconocimiento que él mismo merece por su cruzada personal, sin subvenciones ni apoyo oficiales de ningún género, movido única y exclusivamente por su amor a las islas donde se hizo adulto y a las que regresa con fidelidad incombustible.

Aunque no ha publicado nunca en castellano, su obra es un producto tan canario como las de Ángel Guerra, Agustín Espinosa, Rafael Arozarena, Víctor Ramírez, Andrés Sánchez Robayna y Macarena Nieves Cáceres, y merece figurar por ello en el canon de la literatura isleña. Ojalá que estas líneas contribuyan a ello. Sería mi mejor regalo de estas fechas al amigo con quien comparto mis almuerzos de todos los martes, desde nuestra jubilosa prejubilación común.

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