Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

De los graffitis como una más de las Bellas Artes

Lo casi nada, lo muy poquísimo que sabemos acerca de las costumbres más íntimas de los habitantes de Pompeya y Herculano, destruidas por una famosa erupción del Vesubio, hemos llegado a saberlo gracias a los graffitis que aquellos togados caballeros y entunicadas matronas nos legaron en las paredes de los baños públicos.

Graffitis. Escribo graffitis y me pregunto si la palabra es universalmente aceptada y universalmente inteligible. Hasta donde yo sé, en la América Latina, y hasta en España, es más frecuente hablar de pintadas y de pintas. En cualquier caso, valga este inciso para aclarar que cuando hablo de graffitis me estoy refiriendo a esos dibujos o inscripciones que hoy en día pueblan los muros y las fachadas de las ciudades todas, en este mundo tan ancho y tan pintarrajeable.

Graffitis, pintadas o pintas que, lo quieran o no los filisteos, nos han deparado muy buenas horas de meditación y también de risa; graffitis, pintadas o pintas que en no pocos casos pueden ser consideradas auténticas obras de arte. Expresiones de un arte popular que no tiene que andar tomando precauciones frente a las ametralladoras siempre dispuestas de los críticos y de los dizque entendidos.

Pondré como ejemplo de obra de arte, y llena de mensaje, el más bello graffiti que nunca contemplé. Fue en París, frente al Centre Pompidou, y consistía en el dibujo de una bicicleta debajo de la cual podía leerse

VIVE LA VELORUTION!

Digna heredera de aquellas dos que dieron la vuelta al mundo cuando mayo del 68 en ese mismo París: la una que postulaba

SEAMOS REALISTAS, PIDAMOS LO IMPOSIBLE

y la otra estableciendo un silogismo:

LAS PUTAS AL PODER, QUE SUS HIJOS YA ESTÁN 

¿Y qué me dicen ustedes de una pintada que vi en Madrid allá por el año 1978?  Estaba recién legalizado en España el Partido Comunista y los franquistas irredimibles le dedicaron a Santiago Carrillo, secretario general de dicho partido, esta pintada:

HAY QUE MATAR AL CERDO DE CARRILLO

Pero entonces los anarquistas, que tienen un formidable sentido del humor y una sutilísima percepción de la Gramática, añadieron debajo esta otra:

CARRILLO, TE QUIEREN MATAR EL CERDO

Y hay un amigo colombiano empecinado en enviarme un repertorio de pintadas barranquilleras que tampoco tienen desperdicio, como por ejemplo:

EL TRABAJO ES SALUD, LO QUE MATAN SON LOS SUELDOS

Y hay una amiga argentina que conoce mi pasión por los graffitis y me trajo una vez una espléndida muestra de humor negro, una pintada que vio en Buenos Aires y decía lo siguiente:

¿DONDE ESTÁ EL PILOTO?

y a continuación la firma:

 Gardel  

Ahora bien, para humor negro el de los gallegos, porque creo imposible superar en ese sentido este graffiti aparecido en las tapias de un cementerio de La Coruña:

LEVANTAOS, VAGOS, LA TIERRA ES DE QUIENES LA TRABAJAN

Y en fin, en San Sebastián, en el País Vasco español, eso que modernamente se llama Euzkadi, descubrí una vez un graffiti que es toda una declaración de principios:

LA MENTIRA ES LA DROGA MÁS CONSUMIDA

Para rematar, y con el mayor respeto a la moral y a las buenas costumbres quisiera añadir aquí alguna pintada extraida de un libro muy curioso, perpetrado en 1991 por Andrea Blanqué, una profesora de la Facultad de Pedagogía de Montevideo, en el Uruguay. (Años después, y en la otra oriyyya del Río de la Plata se le sumaría Silvana Castro, investigadora de la Biblioteca del Congreso de su país, con una publicación similar).

Pues bien, Andrea Blanqué, cuando por razones fisiológicas  debía acudir a los baños de la Facultad, descubrió que sus paredes estaban atiborradas de grafittis de una salacidad y una pornografía del todo incompatibles con el futuro profesional de las autoras: pues ellas, en buena ley, debían ser las maestras de las escuelas del futuro. Para su mayor espanto, confirmó el descubrimiento en los baños de las cafeterías y los bares cercanos a la Facultad.

Ni corta ni perezosa, y pertrechada con una libreta ad hoc, se dedicó durante meses a copiar una por una las tales pintadas; y el resultado es un libro que menos mal que la Iglesia ya no quema a los pecadores en un auto de fe llevado a cabo en la plaza mayor de la ciudad. Les copio tan sólo una, que tan sólo a  primera vista resulta sicalíptica. En realidad –si se detienen a analizarla– es de una ternura conmovedora, cuasi maternal. Y dice así:

SI SOS VIRGEN, COMENZÁ CON PIJAS CHICAS

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