República de colores

Publicado el colordecolombia

Festival Folclórico del Pacífico y paro cívico de Buenaventura

Fotógrafo y editor de la ciudad controvierte las razones de la cancelación del Festival en 2017.
pag5-jorge-idarragaPor Jorge Idárraga, periódico Petronio*

Todos están de acuerdo en que las manifestaciones culturales, en especial la música, jugaron un papel importante en el paro cívico de Buenaventura. Incluso el etnomusicólogo de Boston University, Michael Birembaum, estuvo por allá investigando sobre las “sonoridades en el paro”.

También es un lugar común decir que la cultura es una de las potencialidades más notorias de nuestra ciudad, que somos una “potencia cultural”. Sin embargo, a la hora del paro cívico, en la mesa de negociación y en las mesas sectoriales, un tema que debió incluso ser transversal, estuvo en segundo plano, para decirlo suave.

De hecho, la mesa de “cultura” soportaba también los temas de niñez, adolescencia, mujer, tercera edad, población LGBTI, y un largo etcétera, todavía en esa idea de ver la cultura como un gasto social y no como un motor de desarrollo y productividad para nuestro pueblo.

La “moralina social” desatada con el paro, entendible, hizo que al final fuera suspendido el Festival Folclórico del Pacífico, porque no podíamos gastar plata en “viche y rumba”, sino en educación y hospitales.

No ayudó mucho el escandaloso presupuesto destinado por la Administración Distrital, más de 4.700 millones de pesos en un contrato sospechoso, para un Festival que vale mucho menos, si nos atenemos a la regular versión, muy mala en realidad, realizada en 2016.

Y no sólo es sospechoso por su valor, sino porque de manera facilista omite la gestión ante la empresa privada, que debería, y es lo corriente para este tipo de eventos, financiar al menos parte del Festival.

Al final, el Festival fue cancelado para darle contentillo al “clamor popular”, afectando a cultores y gestores culturales, precisamente al sector cuya actividad fue decisiva en el paro.

Y el alcalde quedó como héroe, y la decisión le cayó como anillo al dedo, porque en realidad estaba azarado con esa papa caliente, sin poder explicar el abultado presupuesto, con unos folcloristas ofendidos por el trato indigno que se les viene dando (tratados con rasero político, con un pago poquitico y demorado) y ante una veeduría crítica muy bien argumentada que se viene haciendo desde el año pasado, por su bajo nivel conceptual y por su poca proyección (recuérdense los coloquios sobre cultura realizados en 2016, 1, 2 y 3).

En su última etapa, a partir de 2001, el Festival se ha suspendido con dos argumentos: falta de plata y el asunto de la seguridad. Los dos argumentos son falaces. El primero es más bien una confesión de la incapacidad y la falta de gestión para conseguir los recursos necesarios, y el segundo si es de apague y vámonos.

En la época más terrible de la persecución a los carteles mafiosos de Cali o Medellín, ¿cuándo se escuchó hablar de suspender la Feria de Cali o la Feria de las Flores? En la peor época de los bombazos en Bogotá, nunca se habló de suspender el Festival Iberoamericano de Teatro.

Con el argumento de suspender el Festival a causa de la crisis social de Buenaventura (crisis de toda la vida), se tendrían que suspender buena parte de los eventos de este país.

No faltaba más que la cultura viniera a pagar los platos rotos, que pasara a subsidiar el gasto social, haciéndole el juego a la mezquindad del Estado. Volvemos a desaprovechar la oportunidad de construir un Festival Folclórico como alternativa cultural para la región y el país, al lado del Petronio Álvarez.

No es inteligente suspender el Festival Folclórico del Pacífico, aunque se entiende la desconfianza social ante el manejo poco claro de los recursos (hasta el día de hoy no se conoce un balance del Festival 2016, donde se especula que se gastaron $ 3.800 millones), manejo que obedece más bien a intereses politiqueros y no al proceso social y cultural que necesita la ciudad.

*Actualización de columna de opinión publicada en diario PETRONIO, Año 5, edición 2 (19ago2017).

** El diario PETRONIO (ISSN 2590-860X, con tres ediciones durante el Festival) es un aporte editorial y periodístico de la Fundación Color de Colombia desde 2013, que ha contado con el apoyo del Ministerio de Cultura y de Arroz Blanquita, y durante dos años con una ayuda de Usaid.

El diario es independiente de la Secretaría de Cultura de Cali, no es oficial, y a partir de 2017 circulará también después del Festival, cada 2 meses, como periódico de las manifestaciones tradicionales de la cultura del Pacífico colombiano y sus fusiones. Circulará en 32 municipios de Valle del Cauca, Nariño, Cauca y Chocó.

Comentarios