Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

Autores secretos de América Latina (6) Susana Sisman

Susana Sisman es argentina, ha escrito y publicado tres novelas magníficasy no la conocemos más que un grupo de fieles lectores.

La señorita Heloisa no entiende de girasoles (2003) es una muy buena novela que me hizo vivir con Vincent van Gogh su aventura despiadada, me llevó a creer entenderlo desde dentro de su locura, y me pareció que la prosa de la narradora conjuraba la atmósfera exacta para la creación, mejor dicho: la invención, de cada cuadro. Durante su lectura acudí una y otra vez, una y otra vez a la iconografía, y creo que entendí también mejor esos cuadros de la época provenzal final de aquel hombre atormentado. En fin, me pasó con este libro lo que nos pasa siempre que nos tenemos que conformar con lo poco que el autor quiere mostrarnos, celando avaro el resto del iceberg.

No te enamores de Oscar Wilde (2005) no es sencillamente una novela, aunque tampoco es una biografía novelada, sino una rara y conseguida mezcla, y cuando la descubrí (antes que a la anterior) me la jalé en una sola sesión. Ello habla de mi interés por el tema, es indudable, pero habla también, y mucho, de la calidad del libro. Hay en él alguna página antológica, como la que se dedica a la pobre Constance desnuda delante de la puerta del dormitorio de Oscar. Una página así tan sólo puede escribirla una mujer, pero además una mujer que domine muy bien el arte de escribir, para poder transmitir la intensidad de la situación. Y me gustó también, y no sé si la autora lo quiso así, si se trata de algo consciente y querido, el paralelo de la conversación final que mantienen Constance y Oscar con el diálogo entre Nora y su esposo en Casa de muñecas, el drama de Ibsen, hasta con la misma frase por parte de la respectiva protagonista: «Tenemos que hablar».

[Inciso : Una corroboración ad absurdum de la temporalidad pero así mismo la espacialidad del idioma, sería que esta novela escrita por una argentina se titula No te enamores de Oscar Wilde, es decir, no se titula No te enamorés de Oscar Wilde].

Y last but not least :

Cuando Virginia Woolf desató la cinta azul (2010) es una pequeña obra maestra. Y lo es porque ni siquiera se nota que la protagonista dista mucho de caerle simpática a la autora. Una cosa es que la admire, y otra que la quiera. Y la reconstrucción del último día de su vida es algo que se nos va grabando a fuego en la memoria mientras leemos, mientras asistimos a cómo regresa con su marido, de su casa de campo a un Londres bombardeado, y cómo en su piso londinense, en el que ha caído una bomba, descubre aquel legajo atado con la cinta azul del título, de donde le sale al paso el recuerdo de tantos momentos idos, buenos y malos, que va rescatando uno tras otro en la estación del metro donde deben refugiarse ante la inminencia de otro bombardeo.

Un tour de force de la escritura, porque en ningún momento somos capaces de descubrir si aquellos recuerdos que leemos los había escrito Virginia Woolf o los ha reconstruido Susana Sisman. La ósmosis de esas dos prosas es poco menos que un milagro.

Sí, Susana Sisman es argentina, ha escrito y publicado tres novelas magníficas…      y el hecho de que no la conozcamos más que un grupo de fieles lectores habla en contra del sistema editorial, en contra de la industria del libro, en contra del legítimo interés del público.

Por mi parte, aguardo expectante el cuarto libro de la autora: ¿qué nos deparará después de esta trilogía?  Si tuviera el poder de convicción que quisiera poseer, quizás le aconsejaría encerrarse en un mano a mano conPero no, «¡descended, pensamientos, al fondo de mi alma!», como no dijo el bueno de Hamlet viendo llegar a Ofelia, sino el malo de mi tocayo Ricardo III viendo llegar a Clarence.

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