Políticamente insurrecto

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Cartagena, patrimonio mundial en peligro

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@Perdomoalaba

Hay una realidad objetiva: en Cartagena de Indias existe un evidente deterioro del patrimonio  material e inmaterial declarado por la Unesco en 1984 como “Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad”. No es solo la mole de 30 pisos que erigieron a placer a menos de 100 metros del Castillo San Felipe -Y que las autoridades no quisieron ver-, lo que alertó a los expertos del organismo internacional, sino el sinnúmero de afectaciones que ponen en riesgo los bienes de interés cultural protegidos del Centro Histórico de la ciudad y sus áreas de influencia.

Preocupante entonces que el interino con ínfulas de alcalde elegido, Sergio Londoño, quiera negar la realidad y tapar el sol con un dedo diciendo que “(…) no entiende cuál es el afán de quitarle el título de patrimonio a Cartagena”. Siempre tan vanidoso, preocupa su afán narcisista de quedar bien y hacer como si nada pasara, pegando adoquines aquí, allá y acullá, echando manos de pintura por doquier y maquillando esta realidad nuestra que no aguanta un rocío decembrino. Su gestión es cortoplacista, consecuente con el carácter transitorio de su encargo. Paliativos e intervenciones cosméticas. En definitiva, lo que hace Londoño es perverso: meter la mierda debajo de la alfombra.

obre la visita a la Heroica de la comisión de la Unesco este próximo 12 de diciembre, la siempre pusilánime ministra de Cultura, Mariana Garcés, en su carta dirigida al ‘interino de la esperanza’, le advirtió que la visita era “determinante” porque existe la posibilidad de que la ciudad pase por una declaración de Patrimonio Mundial en Peligro. Como quien dice: Sergio, compañero, ponle los tacones a la bonita sin suerte; límpiale el rímel corrido de tanta lágrima y desvelo; pégale a esos harapos coloridos unas cuantas lentejuelas así sea con babas, y dile que sonría todo el tiempo mientras llegan, saludan y se van.

Porque eso sí tiene Cartagena, señores: que a pesar de tanto ultraje, se mantiene siempre altiva y señorial con su sonrisa amplía y bella. Sonora. Caribe.

A la penosa pero a veces necesaria lista de Patrimonio Mundial en Peligro, se puede ingresar por guerra, desastre natural o abandono. Le pregunto a Sergio Londoño y ojalá me lea: llevamos más de 10 años en la formulación de Plan Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico (PEMP) que no hemos sido capaces de adoptar, no solo por negligencia del Distrito de Cartagena sino por la mezquindad del Gobierno al que perteneces, que ya lo devolvió una vez en 2011 por un capricho llamado ‘Base Naval’ (ver historia http://bit.ly/2AmSyKy), ¿Te parece “amarillismo” lo anterior?

En 2014, Sergio, la entonces viceministra de Cultura, María Claudia López, advirtió el riesgo que corría Cartagena de perder el título que le concede la Unesco por la ausencia del PEMP, “requisito indispensable para conservar la distinción”. Para entonces el alcalde Dionisio Vélez reaccionó como tú ahora: “¡Alarmista!”, le dijo. En 2015 Irina Junieles, previendo el riesgo del patrimonio, como Defensora del Pueblo en Bolívar presentó una acción popular para ordenar la adopción urgente del PEMP. En el empalme con Manolo Duque, Vélez le dejó un completo documento con la trazabilidad del PEMP, actualizado y listo para continuar, pero el primero lo engavetó para contratar nuevamente su formulación y hacerlo a capricho de sus financistas. ¡Miserable!

A mí todo esto me parece prueba suficiente de abandono, desidia, desinterés y negligencia. Es importante que la ciudadanía sepa que la no adopción del PEMP pone en riesgo la salvaguarda del patrimonio natural, arquitectónico y cultural de la ciudad. Casi nada.

Y añado: en el Centro Histórico hay decenas de intervenciones arquitectónicas que violan flagrantemente y ante la mirada cómplice de la autoridades, las normas urbanísticas de patrimonio en el sector convenidas y suscritas con la Unesco. En esta columna de abril de este año denuncio la situación (http://bit.ly/2AG9335), texto que provocó la ira de los implicados.

Pero concluyo con lo que para mí es quizá el componente más importante frente al patrimonio amenazado y para lo cual hago un llamado a la reflexión y al debate: el principio de residencialidad, tema que hemos estudiado con los amigos de la Asociación de Vecinos del Centro (Asocentro Histórico). Veamos. No todo lo que hay que proteger es caliza, calicanto y piedra. La gentrificación, la especulación inmobiliaria, el avasallante uso comercial y lo que llama el arquitecto restaurador Germán Bustamante, fenómeno de “segunda residencia”, están dejando sin residentes al Centro Histórico.

Pues resulta que uno de los criterios fijados por la Unesco para incluir a las ciudades en la lista de propiedades del patrimonio mundial, consiste en que estas posean, directa o tangencialmente, asociación con tradiciones vivas, creencias o representaciones vigentes de una determinada cultura.

Amigos, los centros históricos tienen valor real solo cuando cuentan con habitantes permanentes y no aquellos “golondrina” que abundan en el nuestro. Hay que procurar un equilibrio de usos mixtos sin que riñan ni desaparezcan las tradiciones vivas que enriquecen el territorio, pues su irrespeto le causa tanto o más daño que la violación a las normas arquitectónicas de patrimonio.

Ahora, ¿Qué sucede si Cartagena ingresa a esta lista de Patrimonio en Peligro? Es como cuando la Superintendencia de Salud interviene una secretaría seccional del ramo que colapsó; implica control, vigilancia, asesoría y acompañamiento de la Unesco en los procesos a que haya lugar para ajustarse a lo estipulado por esta, un llamado de atención a la indiferencia estatal que ha permitido el deterioro del patrimonio cultural. Si por el contrario el deterioro sigue, procede la exclusión de la lista de Patrimonio Mundial, y sí me afanan, opino que merece estar por afuera desde hace años, y de eso nadie que viva en esta ciudad tiene duda. Ojalá no lleguemos hasta allá. Ofrezco mi mejor esfuerzo para que entre todos trabajemos en pro de un POT y PEMP concertados, pues ahí está la clave.

ADENDA: Cuenta el ingeniero Jorge Rocha y confirman algunos nativos, que en las áreas de influencia de los BIC (Bienes de interés cultural) de Bocachica se desarrollan proyectos de hotelería y vivienda sin licencias, control ni vigilancia. Ya se ofició al Instituto de Patrimonio y Cultura (IPCC), para que después el Ministerio de Cultura no diga que “nunca se enteró”. Ojo al tema.

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