Mi Opinión

Publicado el Ben Bustillo

¡Barranquilla, grosera e inmoral …! I

dsc_1002“Ceñida de agua hasta Carrizal … los camiones se atollan al pasar … Rojas Pinillas, se pone a cantar …” Quizás no muchas personas recuerden las modificaciones hechas al Himno de Barranquilla por allá a finales de los 50, pero últimamente esa primera estrofa ha estado resonando en mi memoria constantemente, aunque no la recuerdo totalmente.

Desde hace días vengo montando en mi mente este artículo, y da la casualidad que han salido varios reportes alabando la ciudad de diferentes maneras. Pero un nativo como yo que entra y sale del terruño, tiende a tener una visión diferente a los cambios de la ciudad. Y para usted, Sr. Char, olvídese de los sueños grandiosos y bájese del curubito: a su ciudad y la mía le falta mucho trecho que recorrer para que sea denominada urbe; sigue siendo un pueblo grande con una cultura agresiva, que a la vez es cordial, y vaya usted a saber cómo se puede encontrar un puente entre los dos entendimientos. A lo mejor más tarde en el artículo.

Quizás sea por las comparaciones que hago de la ciudad que dejé en 1977, la de hace 5 años en el 2011, y la que me encuentro contemplando actualmente. Contento por unas cosas, decepcionado por otras, pero ante todo, orgulloso del desarrollo que ha tenido especialmente, en la última década. Aunque …

Empecemos con la gente; encuentro que es un poco más amable, saludan constantemente, se fuma mucho menos en las calles, siguen siendo más bajitas que yo, y mi cabeza llena de canas blancas con el contraste de mis ojos grises-verdosos continúa resaltando por el Paseo Bolívar, la carrera 44 cerca de lo que era el “Palacio de Comunicaciones” que es donde se encuentran algunos juzgados, lugares que me toca frecuentar. El edificio de la fiscalía mirándome con sus ojos indiferentes, al albergar uno de mis casos dentro de la mafia que se llama justicia. Pero igual es en Estados Unidos; la única diferencia es que aquí, los apestosos funcionarios no tienen vergüenza, y sus precios son fijados por los secretarios y las influencias que revolotean por su presa en el desierto de la necesidad.

La ciudad ha crecido inmensamente en los últimos cinco años, que me hace preguntar, primero, ¿de dónde diablos está saliendo tanto dinero? Y lo segundo, ¿de dónde sale tanta gente que compra o alquila las propiedades? Sí, concuerdo con las autoridades en que, en el desarrollo urbanístico de una ciudad, los parámetros de crecimiento deben superar los requerimientos de licencias y permisos, pero sin olvidar el flujo de vehículos que cada apartamento produce en cada edificio construido. Y ese fenómeno, no creo que ni siquiera lo contemplen dichas autoridades; o si lo hacen, lo miran por encima y se hacen los ciegos y aprueban de acuerdo “al presupuesto de todas las contribuciones.”

Sobre El Heraldo, la tribuna del pueblo costeño, sigue siendo eso, una imagen de un pueblo grande con una página de Internet que se asemeja a la de una publicación de poca envergadura. Es más, la del periódico El Universal de Cartagena tiene una mejor presencia mundial. Marco Schwartz debe entender, porque estoy seguro que no lo ha analizado todavía, que la imagen periodística que le está mostrando al mundo, es muy pobre. El lector fuera de la ciudad recurre al Internet como único medio de aproximación al interés que lo lleva a esta ciudad. Y si eso es lo que muestra, no lo culpemos por su modo de actuar.

Por lo menos está tratando de transformar el formato con los últimos cambios que ha hecho, que son todavía insuficientes y muy elementales para una imagen de representación de esta ciudad en desarrollo. Pude identificar que le dio el manejo de la página a alguien de Argentina, al usar el español con la entonación propia de esa región. Mi sugerencia, incremente el presupuesto al mantenimiento y busque personal profesional en Barranquilla. Estoy segurísimo que tenemos gente en cantidad que puede hacer un trabajo muchísimo mejor.

Los peatones son las víctimas frecuentes del tráfico, sin mencionar garantías que ni la ciudad les brinda; pues el enredo es tan caótico, que no me puedo explicar de dónde sacaron los modelos. Comencemos con que las luces que guían a los transeúntes no existen metódicamente faltando en demasiados lugares; sigamos con lo que llaman “cebras”, en algunos lugares están por un solo lado, obligando al peatón a caminar más de lo debido. Cada calle y carrera debe contar con su “cebra” y señal que le otorgue el paso.

Quizás así, se puedan evitar accidentes innecesarios. Pero lo más importante es acabar con la agresividad del conductor, ya sea de bicicleta, motocicleta, taxi, carro particular o bus, y el total desconocimiento de las leyes de tráfico. Todos lo saben, nada hacen porque es instrumento de ingresos extra por medio del soborno para las autoridades pertinentes. El sistema socio-jurídico es tan corrupto, que es parte de la normalidad cotidiana.

Estoy buscando los elementos necesarios para comenzar procesos judiciales contra los conductores que me embistan la próxima vez que camine para mis ejercicios diarios. Primero, le tomo la foto al vehículo con la placa e investigo quién es el dueño; luego abro una acción penal por intento de asesinato, otra civil por daños mentales y físicos si se producen, y si el juez se vende, lo denuncio ante la judicatura. ¡Ah! Y mucho más importante, incluyo a la ciudad y su alcalde por negligencia.

El tráfico es tan desordenado, que esta vez decidí no alquilar carro, porque la verdad que no quiero acostumbrarme a la agresividad con que se conduce en Barranquilla, ya que no la quiero llevar a California cuando regrese. Demasiados taxis, motocicletas, carros particulares, buses y carros de mula para unas calles tan angostas, que los ingenieros o arquitectos que están usando para planificar y distribuir las vías de accesos con los demasiados edificios que están construyendo, a lo mejor sean de un pueblo pequeño de la zona que les imposibilita una visión futurista.

Desorden urbanístico, POT, sistema judicial y bienes y raíces, continuará en el próximo artículo.

 

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