Coyuntura Política

Publicado el Renny Rueda Castañeda

Nicolas Zarkozy y la población gitana, dos mundos en crisis.

El jueves 19 de agosto, del aeropuerto de Lyon, al sureste de Francia, decenas de gitanos residentes en el “país de los derechos humanos”, son repatriados “voluntariamente” a Rumanía. Sus mayores pertenencias; una idiosincrasia anacrónica y unas escasas maletas.  El gobierno francés, en inmoral y polémica estrategia, como salida a problemáticas sociales de antaño, entrega a los antiguos pobladores gitanos en su suelo, un valor de $385 euros con la condición de salir del país so pena de ser expulsados a la fuerza sin reconocimiento económico. A los niños, por su parte, les hace acreedores a $130 euros. A los dos grupos a su vez, un tiquete de avión sin regreso.

Mientras centenares de gitanos parten del país galo, Nicolas Zarkozy, un líder venido a menos, con una popularidad que en septiembre cayó a su nivel histórico más bajo, ubicándose en tan solo el 32 por ciento de aceptación, desesperado; se convierte en el más claro ejemplo de errado pragmatismo, pretendiendo con un recortado presupuesto e indiferencia desaparecer problemáticas de integración cultural complejas que laten en su país desde hace décadas, pero que hoy ante la impotencia de sus políticas en materia social y de seguridad, rebozan la copa de una Francia que avizora encrucijadas en distintos ámbitos de su gobierno.

El origen de la población gitana es aún hoy blanco de controversias. Existen al respecto especulaciones que afirman se constituyeron a partir de migraciones de población de la zona norte de la India, más exactamente de las regiones de Sindh, Rajasthan y Punjab. Queda claro sin embargo que en la actual Europa, y particularmente en Francia, sus procesos de integración a la cultura del país han sido fracturados y en algunos casos abiertamente infructuosos. Para el día de hoy, la inmensa mayoría de ellos, familias enteras conformadas en algunos casos por numerosos hijos y jóvenes madres – algunas rondan los 14 años de edad- , se alojan en campamentos ilegales, organizados muchos de ellos en las afueras de las ciudades. Aproximadamente el 90% de estos campamentos carece de agua, la esperanza de vida de sus pobladores oscila entre los 50 y 60 años, y la tasa de mortalidad neonatal del grupo gitano es aproximadamente nueve veces mayor a la tasa media de la población francesa. Aún así, en contravía incluso de intereses mínimos de subsistencia de algunas de sus comunidades, muchos de estos se resisten a dejar tradiciones de antaño que en suma, los margina económica y socialmente, haciendo aún más dificil su situación.

El día 15 de junio del presente año, la Comisión Europea contra el Racismo, en un informe originalmente adoptado por la misma el día 29 de abril, previendo las medidas que estimaba implementar el gobierno francés, publicó un reporte en el que solicita reiteradamente, que Francia se acoja al Protocolo 12 de la Convención Europea de Derechos Humanos, de fecha 4 de noviembre del año 2000, que prohíbe expresamente la implementación de todas las formas de discriminación, y no solamente aquellas reguladas por las normas nacionales.  El 12 de agosto, en concordancia con la Comisión Europea, en un comunicado oficial, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas, llamó de nuevo la atención a Francia en el sentido de adoptar medidas sugeridas por la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, consignadas en numerosos reportes anteriores, que permitan implementar políticas que brinden soluciones reales de integración a población migrante a territorio francés, en concordancia con principios fundamentales de su propia constitución; no obstante, a pesar de las demandas y de opiniones de expertos que sugieren la inoperatividad real de su política, el gobierno francés permanece inmutable sabiendo además, que muchos de los que hoy son expulsados de Francia, volverán pronto, dada su capacidad de libre movilización en territorio europeo.

Hoy Zarkozy, aislado en un mutismo propio de su incapacidad para comprender la complejidad de las problemáticas sociales de su nación, intimidado por críticos que provienen incluso de su propio partido, se muestra incapaz de abordar en toda su dimensión el problema de la inmigración y la integración, aplicando medidas segregacionistas que con el paso de meses mostrarán su inoperatividad para abordar un problema social no solo común a Francia, sino al resto de Europa.

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Renny Rueda Castañeda

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